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Consolidar la Estabilidad, Construir el Futuro: La Agenda de Reformas Estructurales para Argentina

Por Brian Agustín Ríos

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Argentina finaliza el 2025 habiendo logrado una estabilización crucial en sus principales variables macroeconómicas: inflación controlada, tipo de cambio estabilizado y ordenamiento de las cuentas públicas. Este logro es fundamental, pues establece la base para una mayor previsibilidad de cara al año entrante.

Si bien la estabilización ha conllevado ciertas consecuencias positivas y negativas en el ámbito social, debe entenderse que una macroeconomía ordenada es una condición necesaria, pero no suficiente, para que la economía crezca de forma sostenida y que dicho crecimiento se traduzca en una mejora perceptible en el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Podríamos afirmar que la estructura macroeconómica sentada por el gobierno de Javier Milei es, en términos generales, "sólida". Sin embargo, esta solidez está condicionada al compromiso de realizar reformas estructurales profundas, reemplazando marcos normativos antiguos por esquemas modernos. Dado el contexto político favorable del partido gobernante en el Congreso, es imperativo aprovechar al máximo la oportunidad, buscando alianzas para lograr los consensos necesarios que permitan llevar a cabo democráticamente las reformas que la economía local requiere para salir del estancamiento de los últimos años.

El Eje de las Reformas Estructurales

Las reformas esenciales para detonar el crecimiento económico local no pueden ser aisladas, sino que deben concebirse como un paquete único e integrado. La implementación de una reforma sin las otras dos podría diluir su impacto o, peor aún, agudizar los problemas iniciales.

Las tres reformas interdependientes son: Reforma Laboral, Reforma Previsional y Reforma Impositiva.

1. Reforma Laboral: Modernización para la Productividad

El concepto de reforma laboral en Argentina a menudo se percibe de forma negativa en ciertos sectores sociales. No obstante, un análisis riguroso debe enfocarla no en la eliminación de derechos adquiridos, sino en la flexibilización y modernización de los contratos laborales.

Las leyes laborales vigentes datan de contextos económicos pasados y son inadecuadas para la economía mundial actual, marcada por avances tecnológicos y cambios en la capacidad y la forma de producir. Operar con un marco legal desactualizado (ilustrado con la analogía de trabajar con un sistema operativo obsoleto) impide aprovechar las herramientas modernas, lo que inevitablemente genera menor productividad e ineficiencia.

La reforma debe orientarse a generar incentivos para el empleador, estimulando la creación de mayor empleo registrado. Bajo la Ley de Oferta y Demanda, el aumento del empleo registrado y la mayor demanda de trabajo conducirán a mejores salarios. Un sistema laboral flexible permitiría que el 50% de los trabajadores que actualmente son informales se registren , lo que les garantizaría el goce de sus derechos (obra social, aguinaldo, vacaciones, entre otros) y, crucialmente, sus aportes al sistema previsional.

2. Reforma Previsional: Sostenibilidad y Justicia

El Sistema Previsional (ANSES) se encuentra estructuralmente quebrado, con salarios jubilatorios muy por debajo de la media. Actualmente, se financia no solo con los aportes de los trabajadores registrados, sino también con impuestos generales como IVA, Ganancias, el impuesto al débito y crédito, entre otros.

La Reforma Laboral tiene un impacto positivo indirecto en el sistema previsional al aumentar la base de aportantes.Sin embargo, una Reforma Previsional directa debe complementar este efecto para garantizar la sostenibilidad a largo plazo y la mejora de los haberes jubilatorios.

Una reforma previsional rigurosa debería contemplar:

  • Diversificación de Fuentes de Financiamiento: Reducir la dependencia de impuestos distorsivos (como el IVA) y optimizar la recaudación de contribuciones directas.

  • Ajuste de Parámetros de Sostenibilidad: Evaluar y, si es necesario, ajustar parámetros como la edad jubilatoria o los años de contribución, alineándolos con la expectativa de vida actual y las tendencias demográficas

·        Sistema previsional Mixto: En el cual una parte de los salarios se haga responsable el Estado con lo que recauda y otra parte a través de los aportes a lo largo de la vida de la persona lo capitalice en diferentes instrumentos financieros y formen parte de su jubilación. (Este sistema se utiliza en países bajos, Suecia, entre otros).

  • Rediseño de la Fórmula de Movilidad: Establecer una fórmula de ajuste de haberes que sea sostenible fiscalmente, proteja el valor real de la jubilación y evite el actual desfinanciamiento o la necesidad de correcciones discrecionales.

Con la Reforma Laboral incrementando los ingresos del sistema, una Reforma Previsional bien diseñada permitiría a los jubilados obtener un salario superior al actual.

3. Reforma Impositiva: Simplificación y Estímulo Productivo

Finalmente, la Reforma Impositiva debe ser el corolario de las dos anteriores. Con un mercado laboral formal revitalizado y un sistema previsional más solvente, el gobierno (en sus tres niveles: Nacional, Provincial y Municipal) debe reducir los impuestos que impactan directa o indirectamente en el mercado laboral y la productividad.

Los objetivos de esta reforma deben ser:

  • Reducción de Costos Laborales: Disminuir las cargas sociales e impuestos al trabajo para reducir el costo de emplear.

  • Estímulo a la Inversión: Bajar impuestos a la producción y a la inversión para generar una reducción en los costos de producción.

  • Impacto Deflacionario: La reducción de costos operativos y de empleabilidad se trasladará a una reducción del nivel de precios de bienes y servicios, mejorando el poder adquisitivo de la población.

 

Conclusión y Rol del Estado

Si estas tres reformas interrelacionadas se llevan a cabo de manera integral, la economía argentina podría crecer significativamente, resultando en un mejor estilo de vida para todos los ciudadanos: menos impuestos, mayor productividad, más inversión genuina y mejores salarios.

Desde la perspectiva fiscal, el Estado experimentaría una menor recaudación directa debido a la baja de impuestos. Sin embargo, también tendría menores compromisos sociales derivados de la pobreza y la informalidad. El rol del Estado debe transformarse, quedando únicamente con un rol regulatorio eficiente en el mercado y un rol intervencionista focalizado en los sectores sociales más vulnerables, brindando apoyo monetario y herramientas sociales que les permitan, en última instancia, depender de sí mismos.

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