Es inevitable pensar en estos días aquel dicho que profesa “pan para hoy, hambre para mañana”.
Ningún concepto es más gráfico para encontrar explicación a las propuestas para “solucionar” la difícil situación económica por la que atraviesa nuestro país.
Empecinado por tapar el sol con las manos, el gobierno postergó, una vez más, el inevitable ajuste al tipo de cambio.
En esta oportunidad recurrió a la novedosa propuesta de pagar más por los dólares que venderá a menos. Si, tal cual, el gobierno ofrece adquirir “extraordinariamente” dólares a un precio superior al que se los venderá a los afortunados importadores de Argentina, cuyos proveedores del exterior gozan de un subsidio por sus productos, pues pueden ser adquiridos con dólares baratos.
Ya dijimos en esta columna que con esta política cambiaria hasta la misma Reserva Federal hubiera agotado sus dólares, aún siendo la emisora de los billetes verdes.
Una vez más, entre gallos y medianoche, (porque se anunció un día domingo por la tarde), se presentó el “Programa de Incremento exportador” exclusivo para la soja y sus derivados.
Como en la mayoría de las soluciones mágicas argentinas no podían faltar los conceptos de “extraordinario y transitorio”, algo así como el “llame ya” de la política fiscal y monetaria de nuestro país.
La “gran oferta” es adquirir los dólares a un valor de $200 por unidad, eso sí, la condición es que las liquidaciones se produzcan antes del 30 de septiembre de 2.022. Con esto el gobierno busca sumar hasta USD 5.000 millones en los próximos 25 días.
¿Qué pasó el lunes siguiente al anuncio? ¿Qué pasará después?
El lunes 5 de septiembre, menos de 24 horas luego de los anuncios, el dólar blue bajó 15 pesos poniendo su valor cerca de los precios de julio.
¿Qué tan efectivas han sido las medidas?
No todo es oro lo que reluce.
Como todo principio de mes, quienes pueden adquirir dólar ahorro, corren de los bancos a las casas de cambio para hacerse con una diferencia.
En este caso, la cotización de la divisa para ahorro alcanzó los 242,63 pesos por dólar, si tenemos en cuenta que de este valor los compradores recuperan el 35% de impuesto a las ganancias el costo real por unidad es de 179,73. Con un precio en el mercado no regulado del orden de los 270 pesos por dólar se obtiene una ganancia de más de 90 pesos por unidad, unos 18.000 pesos por los 200 dólares.
Nada mal por hacer apenas unos minutos de cola.
Esto explica porqué los tipos de cambio se comportaron tan dispares, bajando más el blue (-$15) que las alternativas de CCL o Mep (-$6), incluso luego de estos anuncios el BCRA volvió a perder reservas, algo más de 70 millones de dólares.
Los vendedores del dólar ahorro deben realizar sus operaciones en el mercado informal, es por eso que la sobre oferta de principio de mes impactó más en este valor.
¿Cómo sigue la cosa?
Es probable que durante los próximos días veamos liquidaciones de exportaciones, incrementos en las reservas, menores a las liquidaciones que se realicen y a un Banco Central que seduzca a los tenedores de pesos con tasas más altas aún.
Sin embargo, estas serán sábanas cortas.
Los destinos de los pesos producto de estas liquidaciones podrían ser:
- la compra de insumos, cuya mayoría se encuentran dolarizados o demandan dólares oficiales para su importación, cosa que impactará en el precio del tipo de cambio.
- la compra de bienes de capital productivos, algo que sería fenomenal pero que difícilmente ocurra. Es conocida la carencia de insumos y productos industriales por falta de divisas para su producción, es más, es probable que vean imposibilitada la adquisición de cubiertas y neumáticos para las camionetas y tractores rurales.
- la compra de activos financieros locales en pesos, principalmente bonos atados a la inflación o al tipo de cambio. El gobierno viene haciendo un festival de bonos en pesos ajustados por indicadores que acompañan a la inflación. Esto está ocasionando servicios de deuda en pesos impagables, incluso pudiendo emitir pesos para su cancelación. El mercado no descarta un futuro default de la deuda en moneda local por parte del gobierno o lo que es muy probable, la pérdida del poder adquisitivo de los pesos que se recibirán, resultado de una escalada inflacionaria y una devaluación descontrolada.
- En consecuencia, la alternativa que le queda a estos pesos es volver al dólar. Ya sea por medio de los mercados alternativos o por el blue es muy probable que los exportadores vuelquen gran parte de ese trillón de pesos que se busca canjear por 5 mil millones de dólares nuevamente a moneda externa.
Sin ánimo de ser pesimista, la propuesta es pan para hoy y hambre para mañana.
Un mañana demasiado próximo.
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