La reforma tributaria impulsada por ARCA representa mucho más que una simplificación administrativa. Al eliminar regímenes informativos, elevar los umbrales de control y permitir el uso libre de dólares no declarados, se desmonta gran parte del aparato fiscal que sostenía la exclusividad del peso como moneda de curso operativo. Esta flexibilización fiscal y normativa implica una redefinición del rol del Estado frente al sistema monetario, abriendo paso a una economía más formalizada en términos de divisa, pero al mismo tiempo más libre para elegir cómo y con qué moneda operar.
En ese sentido, la reforma constituye un paso concreto hacia lo que se denomina dolarización endógena, un fenómeno en el cual el uso del dólar se expande desde abajo hacia arriba, es decir, por decisión del propio mercado y no por imposición legal. A diferencia de una dolarización formal (como la de Ecuador o El Salvador), la argentina es silenciosa y progresiva: los agentes económicos comienzan a dolarizar sus contratos, sus ahorros y sus operaciones cotidianas por elección propia, mientras el Estado se mantiene al margen o incluso facilita este proceso. Al dejar de exigir la justificación del origen de los fondos en dólares, ARCA convalida tácitamente su circulación y uso generalizado.
Cómo afectan las reformas a la economía:
Las consecuencias de este giro pueden ser tanto positivas como riesgosas. Por un lado, se promueve una mayor libertad financiera y se incentiva la remonetización de la economía, especialmente si los dólares ocultos hasta ahora comienzan a circular en el sistema formal. Esto podría mejorar la liquidez, dinamizar el crédito y reactivar sectores que operan parcialmente en negro. Por otro lado, la pérdida de trazabilidad fiscal, la posible caída de la recaudación y la consolidación de una economía fragmentada entre quienes pueden operar en dólares y quienes no, plantean desafíos serios en términos de equidad, gobernabilidad y estabilidad macroeconómica.
En definitiva, la reforma tributaria de ARCA funciona como la infraestructura institucional que viabiliza una transición hacia una economía crecientemente dolarizada por acción del mercado. Aunque el peso siga existiendo, su rol como moneda de referencia se verá erosionado si no se acompaña con políticas de estabilización monetaria y fortalecimiento institucional. Argentina, así, se encamina hacia una dolarización endógena no declarada, pero cada vez más evidente.
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