15/5/2025 - politica-y-sociedad

Argentina y el dilema geopolítico contemporáneo: entre el alineamiento y la autonomía

Por María Lourdes Lobo

Argentina y el dilema geopolítico contemporáneo: entre el alineamiento y la autonomía

María Lourdes Lobo
Estudiante de Relaciones Internacionales, Universidad San Pablo Tucumán

Introducción

Este artículo analiza la reconfiguración del orden mundial a partir de la rivalidad estructural entre Estados Unidos y China, centrándose en sus implicancias para América Latina y, especialmente, para Argentina. A través de las lentes teóricas del realismo, la dependencia y el multilateralismo crítico, se examina cómo la región, históricamente condicionada por vínculos asimétricos, enfrenta un dilema geopolítico clave. ¿Debe alinearse con una potencia? ¿O puede diseñar una política exterior autónoma, estratégica y flexible en un mundo en transición? A lo largo del texto, se propone que la adopción de un enfoque de realismo periférico actualizado puede ofrecer a la Argentina una alternativa pragmática para posicionarse en un escenario internacional cada vez más competitivo y fragmentado.

La reconfiguración del orden internacional

Desde el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos gozó de una posición hegemónica relativamente incontestada. Sin embargo, en las últimas décadas, el ascenso económico, tecnológico y militar de China ha puesto en cuestión ese orden unipolar. La guerra comercial iniciada por Donald Trump fue solo una manifestación económica de una pugna estructural mucho más profunda, como ha señalado Graham Allison (2017). Esta rivalidad plantea interrogantes sobre la forma que adoptará el sistema internacional: ¿bipolaridad, multipolaridad o un orden híbrido en disputa permanente?

Autores como Fareed Zakaria (2008) sostienen que estamos ante un "mundo post-americano", en el que Estados Unidos sigue siendo una potencia central, pero comparte el escenario con actores emergentes que desafían su liderazgo en múltiples dimensiones. La competencia entre Washington y Pekín no se limita a lo económico: incluye la supremacía tecnológica (Huawei, chips, 5G), la financiera (yuan digital vs. dólar), la militar (Indo-Pacífico), y la diplomática, con una lucha por influencia en regiones estratégicas del Sur global.

América Latina entre la irrelevancia y la oportunidad

América Latina se encuentra atrapada entre viejas dependencias y nuevas oportunidades. La falta de integración regional y la ausencia de una estrategia común limitan su margen de maniobra frente a las grandes potencias. Como advierte Roberto Russell (2019), la región oscila entre la subordinación y la irrelevancia, sin lograr incidir de manera significativa en la arquitectura internacional.

China ha expandido su presencia en América Latina a través de inversiones estratégicas en energía, minería, infraestructura y telecomunicaciones, muchas de ellas vinculadas a la iniciativa de la Belt and Road Initiative (BRI). Países como Brasil, Perú, Bolivia y Argentina han encontrado en China un socio clave para diversificar exportaciones y obtener financiamiento con menor condicionalidad política. No obstante, esto también reproduce ciertas lógicas de dependencia externa, ahora bajo nuevas formas (Tokatlian, 2021).

Por su parte, Estados Unidos mantiene su influencia mediante instituciones financieras como el FMI y el BID, así como mecanismos diplomáticos como la OEA. Estas herramientas permiten a Washington condicionar políticas internas bajo el ropaje de asistencia o legitimidad internacional. La continuidad de estos esquemas genera una forma de "dependencia disciplinaria" (Russell & Tokatlian, 2002), que limita la autonomía de los países latinoamericanos en momentos críticos.

El dilema argentino: ¿alineamiento o autonomía?

En este contexto, Argentina se encuentra en una posición delicada. El gobierno de Javier Milei ha optado por un alineamiento ideológico con Estados Unidos, lo cual se tradujo en el rechazo a ingresar a los BRICS y en un enfriamiento de la relación con China. Esta postura, aunque coherente con la retórica oficial, implica riesgos concretos. China es el segundo socio comercial del país y un importante proveedor de inversiones, financiamiento e infraestructura. Marginalizar esa relación puede reducir significativamente las opciones estratégicas del país en un mundo competitivo y de alianzas múltiples.

Además, este giro tiene consecuencias económicas directas. En el sector agroexportador, la tensión con China podría afectar el acceso al mercado de soja y carne. En la industria, las restricciones al financiamiento chino ponen en duda obras de infraestructura clave, como las represas en Santa Cruz o el Belgrano Cargas. En cuanto al litio, donde Argentina compite por atraer inversiones en el triángulo del litio, el distanciamiento de China (uno de los mayores compradores globales de baterías) podría limitar las oportunidades de desarrollo tecnológico nacional (De la Balze, 2023; Tokatlian, 2020).

En términos políticos, el alineamiento incondicional reduce los márgenes para una política exterior autónoma, y puede tener costos futuros en escenarios de mayor fragmentación global. En lugar de adaptarse a un sistema multipolar flexible, la política exterior argentina parece adoptar una lógica de Guerra Fría, poco funcional en el contexto actual.

Hacia una postura alternativa: el realismo periférico actualizado

Frente a estas tensiones, una alternativa viable para la política exterior argentina es el realismo periférico actualizado, una corriente teórica que reconoce las limitaciones estructurales de los países en desarrollo, pero que a la vez promueve estrategias pragmáticas orientadas a maximizar la autonomía relativa (Escudé, 1992). Sin embargo, a diferencia de su formulación original, el contexto actual exige repensar sus postulados clave.

El realismo periférico clásico se formuló en un escenario de hegemonía unipolar y crisis económica interna. Hoy, la competencia sistémica global, el debilitamiento del orden liberal, la digitalización de la geopolítica, y la emergencia de temas transnacionales como el cambio climático, obligan a complejizar el enfoque.

Un realismo periférico actualizado debería incorporar al menos tres dimensiones nuevas:

  1. Multilateralismo post-pandemia: Nuevas formas de cooperación global (vacunas, salud, deuda, clima) revelan que incluso los países periféricos pueden tener voz si articulan estrategias colectivas inteligentes (Tokatlian, 2020).

  2. Tecnologías digitales y datos: La geopolítica contemporánea no se disputa solo en bases militares o mercados de materias primas, sino en el control de datos, inteligencia artificial y plataformas digitales, espacios donde China y EE. UU. compiten abiertamente.

  3. Agenda climática: La transición energética global impone dilemas complejos sobre recursos naturales. Argentina necesita políticas que eviten una nueva forma de extractivismo subordinado y apunten a la creación de cadenas de valor con autonomía tecnológica.

Un enfoque de este tipo implicaría:

  • Diversificar relaciones exteriores, manteniendo vínculos activos con Estados Unidos, China, la Unión Europea, los BRICS y otros polos emergentes.

  • Impulsar instancias de cooperación regional, incluso en esquemas flexibles, para aumentar la capacidad de negociación colectiva.

  • Evitar la ideologización de la política exterior, priorizando en cambio una orientación basada en intereses estratégicos y pragmatismo.

  • Revalorizar instrumentos multilaterales, como el G20, CELAC o UNASUR, que pueden ampliar los márgenes de acción sin exigir alineamientos automáticos.

Este enfoque permitiría a la Argentina navegar las turbulencias del orden internacional en transición sin quedar subordinada a los intereses de una sola potencia. Sería, además, una forma de recuperar una tradición diplomática que, con matices, ha buscado el equilibrio entre autonomía, cooperación y pragmatismo.

Conclusión

La reconfiguración del orden mundial obliga a los países periféricos a repensar su lugar en el sistema internacional. América Latina, y particularmente Argentina, enfrentan el desafío de diseñar una política exterior que combine autonomía, flexibilidad y realismo. En lugar de optar por alineamientos irrestrictos que profundizan la dependencia, resulta más conveniente adoptar una lógica estratégica que permita aprovechar las tensiones globales para ampliar márgenes de acción. En este sentido, el realismo periférico actualizado ofrece un marco útil para una política exterior inteligente en tiempos inciertos, incorporando nuevas variables que Escudé no pudo prever, pero que hoy son centrales para repensar la autonomía.

Bibliografía

Allison, G. (2017). Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap? Houghton Mifflin Harcourt.

Cardoso, F. H., & Faletto, E. (1969). Dependencia y desarrollo en América Latina. Siglo XXI.

De la Balze, F. (2023). Argentina y la geopolítica del siglo XXI. Revista de Relaciones Internacionales, CARI.

Escudé, C. (1992). Realismo periférico: fundamentos para la nueva política exterior argentina. Editorial Planeta.

Russell, R. (2019). América Latina y el orden internacional: el desafío de pensar estratégicamente. UNSAM Edita.

Russell, R., & Tokatlian, J. G. (2002). El lugar de Brasil en la política exterior argentina: una mirada desde el realismo periférico. FLACSO.

Tokatlian, J. G. (2020). Autonomía y diplomacia: pensar la política exterior en tiempos de cambio. Siglo XXI.

Tokatlian, J. G. (2021). China en América Latina: ¿una nueva dependencia? Nueva Sociedad, (292).

Zakaria, F. (2008). The Post-American World. W. W. Norton & Company.

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