La plataforma electoral de La Libertad Avanza menciona que parte de las reformas económicas de su gobierno incluiría la privatización de empresas públicas deficitarias. Entre ellas, se encontraría Aerolíneas Argentinas (AA) que, según el propio gobierno, ha tenido un déficit operativo de 390 millones de dólares.
Esta cuestión no presentó cambios este año, presentando un ingreso negativo de 84 millones de dólares hasta la fecha. Entre otras críticas, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, sostuvo varias veces que todos los ex empleados (teniendo en cuenta que hoy en día hay 11.683 empleados en AA, según su página web) disponen de “pasajes ilimitados”, incrementando más las pérdidas de la empresa.
Con el norte en llegar al déficit cero para así reducir la inflación, el ministro también insinuó en “dársela a los empleados” como solución viable ágil, efectiva y legal.
Comparado con la gestión Cambiemos, el proyecto de desregulación aérea iniciada en diciembre por el gobierno libertario es mucho más ambicioso que la de la era Macri. La reciente autorización de operar fronteras adentro a tripulaciones y aeronaves extranjeras; la desregulación del servicio de rampa y equipaje; y la política de “cielos abiertos” que volvió a reiniciarse (y que ya se firmaron convenios con varios países del continente como Panamá, Canadá, Chile, Perú, Brasil, Ecuador, Uruguay y de Europa) demuestra la fuerte iniciativa del Estado Nacional.

A330-200 de Aerolíneas Argentinas. Fuente: Airlinesfleet.com
Un paro que visibilizó el conflicto
A mediados de septiembre el gremio APLA (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas), manejado por Pablo Biró, convocó a un paro del servicio que terminó afectando a más de 40 mil pasajeros en vuelos tanto de cabotaje como internacionales. El motivo principal de la medida de fuerza fue la recomposición salarial, debido a una fuerte pérdida en el poder adquisitivo de los pilotos y del personal de la empresa.
Adicionalmente, las declaraciones del sindicalista han sido históricamente duras contra las aerolíneas de competencia “low cost”, las cuales, según él, siempre evadieron controles y permitieron el “lavado de dinero”.
Del otro lado, el gobierno reaccionó como si hubiese sido un paro por motivos políticos y redobló la apuesta con el inicio de negociaciones con empresas regionales interesadas en una posible compra futura. En palabras de Adorni, esto fue un “piquete aeronáutico hecho por la casta aeronáutica”.
Todo esto no hizo más que agravar aún más la tensión. Mientras tanto, el gobierno pasó por una dulce espera para la asamblea del 16 de octubre, con el fin de expulsar a Biró del directorio de la compañía, lo cual lo consiguió. En respuesta, el titular de la APLA afirmó que judicializará la Asamblea, considerándola ilegítima.
Un ojo en el Congreso
El gobierno busca apoyos en el Congreso mediante sus aliados. Recientemente, diputados del PRO presentaron un proyecto de ley para llevar a cabo la privatización de la empresa. Hernán Lombardi, el impulsor del proyecto, declaró en Radio Rivadavia que “es optimista en que es el momento para privatizar Aerolíneas Argentinas”.
Entretanto, el Presidente de Diputados Martín Menem y la Presidente del Senado Victoria Villarruel, comenzaron con el armado la Comisión Especial Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones, para intentar dar inicio al proceso al debate y dictamen de la privatización. Los votos de los bloques aún no se encuentran asegurados.
Por lo tanto, la acción del Ejecutivo de haber firmado el decreto de determinar a AA como “sujeto a privatización” no es más que el primer paso del procedimiento administrativo de privatización de un activo público, indicado en el Artículo 9 de la Ley de 23.696 de Reforma del Estado aprobado por el Congreso, allá en 1989.

Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas. Fuente: Aviacionline
Argentina necesita una “Estrategia Nacional”
Con una cuota de mercado de más del 60% en los vuelos de cabotaje, hoy en día Aerolíneas Argentinas representa una pieza fundamental en la conectividad nacional.
El Estado debe asegurarse tener una conectividad diaria entre la Capital Federal, las capitales provinciales y regiones estratégicas, como mínimo, ya sea brindada por una aerolínea de bandera pública o por actores privados.
La conexión aérea permite una cercanía que es fundamental para el desarrollo territorial-federal del interior, la disposición de vuelos sanitarios diarios, el tránsito de personas (motivos laborales/negocios o personales), y también el turismo.
Debemos destacar que Aerolíneas Argentinas cumplió con esta necesidad desde hace más de una década. Es urgente una mejor administración de los recursos dados, los cuales son limitados, pero manteniendo y pensando en una estrategia nacional de conectividad.
La privatización futura (y quizás inevitable) no puede ignorar el rol que AA estuvo brindando al desarrollo del país y a su sociedad.
El discurso y la ideología de este gobierno sostiene que el mercado tendría que solucionar esta problemática. En caso de que eso no suceda, y a pesar de que iría en contra a su ideología, el gobierno Nacional debería asegurarse que los hipotéticos privados que reemplacen a la empresa estatal realicen la tan necesaria conectividad aérea en todo el país por un fin estratégico.
En los ´90 cometimos el error de desmantelar la sólida línea férrea por el mismo motivo que hoy se debate Aerolíneas: déficit, pero con trenes viejos y obsoletos (en esto último, AA tiene una flota moderna). La pérdida del ferrocarril produjo un fuerte aumento de los costos de producción y transporte a través de los camiones, perdiendo nuestro país competitividad con el mundo. Se debe evitar cometer un error similar en torno a la aviación.
No olvidemos que somos el 8vo país más grande del mundo.
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