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Entre Sombras y Fuego: La Red Rusa que Convirtió a Colombianos en Agentes de Espionaje y Sabotaje en Europa

Por Poder & Dinero

Entre Sombras y Fuego: La Red Rusa que Convirtió a Colombianos en Agentes de Espionaje y Sabotaje en Europa

William Acosta, CEO de Equalizer Investigations para FinGurú

Introducción

A mediados del año 2025, la detención de Gonzalo de Jesús Ramos Santos, un joven colombiano de 22 años capturado en Barranquilla por delitos de terrorismo y espionaje, dejó al descubierto una sofisticada red clandestina diseñada por los servicios secretos rusos para ejecutar actos de sabotaje en Europa. Esta operación, gestada en plena guerra de Ucrania, constituye una de las muestras más claras de la guerra híbrida moderna, donde potencias como Rusia externalizan el espionaje y las operaciones de desestabilización utilizando ciudadanos extranjeros.

Ramos Santos, requerido por Lituania bajo el proceso N.º LT-25-ORG-481/2024, forma parte de una estructura transnacional que emplea reclutas latinoamericanos para penetrar el corazón logístico y tecnológico de Europa.

El hallazgo no solo involucra su trabajo de inteligencia sobre UAB TVC Solutions, empresa proveedora de drones a Ucrania, sino también una trama global que expone la vulnerabilidad de los sistemas occidentales frente a los nuevos métodos de manipulación y guerra encubierta (Infobae, 2025; El Heraldo, 2025; El Colombiano, 2025).

Aunque el objetivo de estas misiones era provocar daño económico y simbólico, los reportes judiciales confirman que no hubo muertos ni heridos en los ataques perpetrados o planificados por los colombianos reclutados (DW, 2025; Infobae, 2025; Noticias Caracol, 2025). Sus operaciones buscaron provocar caos, propaganda política y sabotaje industrial, sin causar víctimas directas —una marca del espionaje moderno que se libra más en el terreno psicológico que en el militar.

 

Reclutamiento: La Caza Digital de los Nuevos Saboteadores

El reclutamiento de los colombianos fue meticuloso, digital y transnacional. Los agentes del FSB y GRU rusos contactaron a jóvenes mediante aplicaciones cifradas como Telegram, ofreciendo pagos de entre 3.000 y 10.000 dólares por tareas que inicialmente parecían inofensivas: fotografía de edificios, entrega de coordenadas o recopilación de datos técnicos.

De acuerdo con Euronews (2025) y la investigación de Noticias Caracol (2025), los primeros contactos se realizaban en ciudades como Bogotá, Medellín y Barranquilla, donde intermediarios con vínculos diplomáticos rusos operaban bajo apariencia de empresas de seguridad o grupos de inversión.

Muchos de los reclutados carecían de antecedentes criminales y provenían de contextos vulnerables: exmilitares, jóvenes desempleados o con experiencia técnica mínima.

Ramos Santos fue uno de ellos. Reclutado en 2023 por un contacto identificado como “Adrián”, viajó a Rusia y posteriormente a Lituania para cumplir tareas de espionaje industrial. Su pago confirmado por las autoridades judiciales fue de 10.000 dólares, transferidos a través de criptomonedas y intermediarios digitales (Infobae, 2025).

Otros casos, cómo el de Andrés Alfonso de la Hoz, condenado en República Checa por sabotaje a instalaciones públicas, y Luis Alfonso Murillo, procesado en Rumania por intento de incendiar plantas energéticas, siguieron el mismo patrón. Ninguno de los ataques produjo víctimas, aunque las investigaciones contabilizan pérdidas materiales superiores a 3 millones de euros (DW, 2025; Infobae, 2025).

 

Doble Nacionalidad y Operaciones Clandestinas

El caso de Ramos Santos se torna aún más delicado debido a su doble nacionalidad ruso-colombiana, reconocida por la embajada rusa en Bogotá. Moscú emitió cartas formales alegando su estatus como ciudadano ruso y exigiendo respeto a sus derechos consulares, lo que detuvo temporalmente su extradición hacia Lituania (El Heraldo, 2025).

 La adquisición de ciudadanía rusa se habría producido durante su estancia prolongada en territorio ruso, entre 2023 y 2024, lo que le permitió moverse sinrestricciones por Europa oriental.

Otros colombianos implicados, como De la Hoz y Murillo, no poseen doble nacionalidad documentada, aunque las investigaciones europeas advierten que algunos reclutas latinoamericanos ya han solicitado pasaportes rusos para fines operativos (Noticias Caracol, 2025; Euronews, 2025).

Esta estrategia refleja la nueva táctica del Kremlin: crear agentes híbridos cuya identidad multinacional sirva como escudo legal y político, reduciendo las posibilidades de extradición y complicando la atribución de responsabilidad estatal.

Implicaciones Geopolíticas y de Inteligencia

La cooperación entre Interpol, la Fiscalía de Colombia y los servicios judiciales europeos marca un precedente positivo, pero también revela deficiencias estructurales graves en la inteligencia latinoamericana.

En los ultimos tres años, tanto el FSB como el GRU han incrementado su presencia en Colombia sin generar alertas institucionales (El Colombiano, 2025). Este vacío permitió el flujo de reclutas que participaron en sabotajes industriales y propaganda encubierta a favor de Moscú.

 

Las Implicaciones Globales del Caso Ramos Santos Apuntan a un Rediseño de la Guerra no Convencional

•        Europa debe reforzar sus sistemas de contrainteligencia ante la infiltración digital y humana.

•        América Latina enfrenta el reto de blindar sus redes de reclutamiento juvenil ante ofertas extranjeras.

•        Colombia, en particular, encara el dilema de fortalecer la cooperación internacional sin erosionar su política exterior hacia potencias nucleares.

La captura demostró que, incluso con recursos limitados, un país puede volverse un objetivo o un instrumento en los conflictos ideológicos de las potencias globales.

 

Conclusión

El caso Ramos Santos marca un punto crítico en la historia reciente del espionaje. No solo exhibe la presente debilidad institucional de América Latina frente a la guerra híbrida, sino que redefine los límites entre lo civil y lo militar. Las redes digitales, el uso de criptomonedas y la manipulación de identidades nacionales han convertido al reclutamiento clandestino en un fenómeno global, donde los roles tradicionales del espionaje se diluyen entre la desinformación y el crimen económico.

Europa observa con cautela cómo la sombra del sabotaje se expande. Colombia, por su parte, enfrenta una dura lección: la vulnerabilidad no proviene solo del narcotráfico o el terrorismo interno, sino del uso estratégico de sus ciudadanos por potencias extranjeras. La historia de Gonzalo Ramos Santos es, en última instancia, el reflejo de una nueva forma de guerra —una que no busca conquistar territorios, sino voluntades.

Sobre el Autor:

William L. Acosta es graduado  de PWU y de la Universidad de Alliance. Es un oficial de policía retirado de la policía de Nueva York, así como fundador y CEO de Equalizer Private Investigations & Security Services Inc., una agencia con licencia en Nueva York y Florida, con proyección internacional.

Desde 1999, ha liderado investigaciones en casos de narcóticos, homicidios y personas desaparecidas, además de participar en la defensa penal tanto a nivel estatal como federal. Especialista en casos internacionales y multijurisdiccionales, ha coordinado operaciones en América del Norte, Europa y América Latina

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