Cristina Kirchner, Axel Kicillof y Ricardo Quintela, el tridente que negocia, por separado, la unidad del peronismo
El PJ, Entre Cristina y Quintela
Si algo está claro en el actual panorama político argentino es que el peronismo ya no es lo que era. El Partido Justicialista, que alguna vez fue imparable, hoy se tambalea bajo el peso de sus propias contradicciones y miserias. Y no es de extrañar. Con Cristina Kirchner a la cabeza, la corrupción y el autoritarismo se convirtieron en la moneda corriente del kirchnerismo. Ahora, con Javier Milei en la Casa Rosada y Victoria Villarruel como vicepresidenta, el PJ enfrenta su batalla más complicada: una interna que pone en juego no solo la presidencia del partido, sino también la supervivencia de un peronismo desgastado.

Cristina, ¿Hasta Cuándo?
Cristina, en su juego de victimismo y poder, sigue aferrada al control del PJ como quien se aferra a un kayak que se hunde. La eterna líder del kirchnerismo —ya condenada por corrupción, aunque el sistema la mantenga a flote— ha vuelto a mostrar su verdadera cara, llamando "traidor" a su antiguo protegido, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. ¿La razón? Simple: no se arrodilló lo suficiente ante ella en esta interna.
A estas alturas, Cristina sabe que su tiempo está contado. El kirchnerismo está en caída libre, y no solo por la irrupción de Milei. Su propio partido está harto de ella. Ricardo Quintela, el gobernador de La Rioja, ha sido el primero en decir "basta" y desafiarla por la presidencia del PJ. Este es el ocaso de una era, y Cristina no está dispuesta a ceder el poder sin antes arrastrar a todos consigo.

Kicillof, El Alumno Estrella
Kicillof, ese eterno alumno aplicado de Cristina, ahora está en la mira de la ex presidenta por intentar mantener una imagen de unidad dentro del partido. Claro, el gobernador de Buenos Aires sabe que ponerse del lado de Cristina en este momento sería un suicidio político, pero tampoco puede traicionarla abiertamente. No por lealtad, sino porque Kicillof está hecho de esa misma materia que tantos otros kirchneristas: calculador, ambicioso y dispuesto a vender cualquier narrativa con tal de mantenerse en el juego.
En cualquier caso, la acusación de "traidor" de Cristina suena más a pataleo desesperado que a una amenaza real. Kicillof está jugando a dos bandas: intenta salvar su carrera mientras el PJ se desmorona, y en el proceso se ha ganado el respaldo de Quintela, que lo quiere “proteger”. ¿Proteger de qué? De Cristina, claro está.

Quintela: El Gobernador que Le Plantó Cara a Cristina
Ricardo Quintela, tuvo la “osadía” de enfrentar a Cristina en las internas del PJ, ha dado el paso al que muchos peronistas tienen miedo: enfrentar abiertamente a la ex presidenta. Gobernador de una provincia menor, su figura ha ido creciendo a la sombra de las crisis internas del kirchnerismo. Quintela representa a un sector del peronismo que ya no ve en Cristina una líder, sino una carga.
El gobernador de La Rioja ha pedido públicamente "cuidar y proteger" a Kicillof, lo que en realidad es una clara maniobra para ganar puntos dentro de un PJ que está más fragmentado que nunca. Enfrentar a Cristina no es tarea fácil, pero Quintela parece estar dispuesto a apostar todo en estas elecciones internas del 17 de noviembre. Sabe que el kirchnerismo ya no es lo que era y que muchos dentro del PJ están listos para una renovación.

Más de lo Mismo: El Relato de Siempre
Ahora bien. Cristina, Kicillof y Quintela son parte del mismo circo. Los tres son responsables de destruir Argentina durante años, fabricar pobres y dejar el país en ruinas. Ahora van a fingir que se pelean para después unirse y volver a saquear el país, o por lo menos intentarlo. Mismo relato, mismos delincuentes. No hay lugar para el peronismo redentor, solo para los mismos que han hecho de la corrupción y el clientelismo una forma de vida.
Mientras se tiran dardos en público, todos sabemos que detrás de escena se reparten la plata. Lo que estamos presenciando es un juego de poder y control, no una verdadera disputa por el futuro del país. Y mientras tanto, los argentinos seguimos pagando las consecuencias de décadas de saqueo.
Bullrich, Milei y la Derecha que Observa
Mientras el PJ se pelea por ver quién se queda con los restos del naufragio, desde la oposición no pierden la oportunidad de señalar la podredumbre interna del partido. Patricia Bullrich, que fue una de las grandes aliadas de Milei en la elección presidencial, no tardó en opinar sobre el desastre peronista. Según Bullrich, la presencia de Javier Milei ha hecho que el PJ pierda el rumbo. Y no se equivoca.
Con Milei en la presidencia y un discurso libertario que rompe con todo lo establecido, el PJ está más descolocado que nunca. Bullrich apunta directamente al hecho de que las divisiones internas del peronismo no son casualidad: son el resultado de un partido que nunca supo adaptarse a los cambios del país y que ahora se enfrenta a un líder que no juega con las mismas reglas de siempre.

El Nuevo Orden: Milei al Mando
Y es aca donde entra en juego el impacto de Javier Milei. El libertario llegó al poder prometiendo arrasar con la vieja política y lo está haciendo. La presencia de Milei en la presidencia ha obligado al PJ a confrontar su realidad: ya no son los dueños del escenario político argentino. Milei, ha dejado claro que la era del peronismo —al menos como lo conocíamos— ha llegado a su fin.
Un PJ que se Desmorona
El Partido Justicialista está en ruinas. Las elecciones internas del 17 de noviembre no serán solo una pelea entre Cristina Kirchner y Ricardo Quintela; serán un veredicto sobre el futuro del peronismo. Pero, a estas alturas, ¿realmente importa quién gane? Cristina, con todo su peso histórico, parece más interesada en destruir lo que queda del partido antes que dejarlo en manos de alguien más. Quintela, por el momento, no tiene el carisma ni la capacidad de unir a un PJ fracturado.
Mientras tanto, Milei y Villarruel siguen adelante con su proyecto libertario, desplazando al peronismo del centro del poder en Argentina. Lo que queda por ver es si el PJ puede reinventarse una vez más o si, finalmente, estamos ante el ocaso del partido.

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