Las Sagradas Escrituras nos muestra que Él es un Dios de Pactos….. Hizo uno con Abraham (Señal la Circuncisión), Hizo uno con Noé (Señal el Arco Iris), Hizo uno con David (su casa reinaría por siempre) y esto se cumplió a través de Jesús, Hizo uno con Salomón (Aceptó el Templo construido por Salomón y la hizo su casa de sacrificios).
Hizo uno con nosotros: Mt 26:28 “Porque esta es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para remisión de pecados” y a través de este Nuevo Pacto el mismísimo Señor se constituye en el garante de nuestra libertad espiritual, dándonos su Santo Espíritu para que more en nosotros, miremos 1 Co 6:19/20 “¿O ignoráis que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en ustedes, el cual tienen de Dios y que no es de ustedes? Porque han sido comprados por precio; glorifiquen, pues a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios”. El Señor pago un alto precio por la humanidad toda, por supuesto sabemos que No toda la humanidad ha querido tener un contacto personal con Él, ya que esto implicaría una entrega de todo lo que somos, haciendo declinar nuestra propia voluntad en pos de una voluntad mayor a nosotros mismos que es la voluntad del Padre.
Pero hay algo que nosotros debemos internalizar y mientras más pronto lo hagamos será mejor para nosotros y esto es que cada cosa que hagamos aquí en la tierra tiene un precio que deberemos pagar, veamos que dice Gn 8:22 “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno y el día y la noche”. Aquí hay cuatro leyes espirituales y sobre tres de las mismas no tenemos nada que hacer sino solo adaptarnos, ej.: cuando hace frío nos abrigamos sino esta ley te va a dar una pulmonía, ahora, respecto a la Siembra y la Cosecha, el Señor nos dice “cosecharás lo que sembraste”
Dios de Pactos
En el principio Dios creó la tierra sana y libre de contaminación y fue el hombre el que la maltrató utilizándola de forma inadecuada y hoy está cosechando frutos no agradables y siendo víctima de su propia avaricia. El Señor siempre se muestra propicio a los que le invocan, a los que quieren sacrificar su voluntad en pos de la de Él, a los que arrepentidos van en busca de su perdón, miremos algunas de las cosas hechas por sus hijos 1.- Los rescato de Egipto de manera milagrosa. 2.- Los hizo cruzar el Mar Rojo en seco. 3.- Los alimentados milagrosamente por 40 años en el desierto. 4.- Les dio agua que salía de la roca. 5.- Su vestido y su calzado nunca se hicieron viejos y varios etc., más.
Ahora teniendo todo esto en mente (es decir: siembra y cosecha y el cuidado de Dios para con los suyos) y volviendo al pacto que hizo con nosotros, no deberíamos desconocer que nos dijo que habría señales y que deberíamos estar atentos a ellas, una es la de “La higuera”, Jesús dijo: de la higuera aprended la parábola: Cuando su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
Por lo tanto, viendo los tiempos actuales y las cosas que se mueven a nivel de la tierra toda, podríamos inferir que puede haber un enojo por parte del Señor con su creación y siempre estará latente su Palabra en nosotros, como por ejemplo 2 Cr 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado y oraren y buscaren mi rostro y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”.
Sabemos que Él tiene todo bajo control, nada se le escapa, ni siquiera un cabello que cae de nuestra cabeza y estamos convencidos que Él va a cuidar a sus hijos hasta que venga por ellos en una nube, nosotros solo debemos estar atentos y tener en cuenta algunas claves, la más importante es volverse al Señor y volverse de todo corazón.
Claramente el Señor tiene un deseo muy ferviente y el mismo es que lo pongamos en el primer lugar y así Él santificará nuestros aposentos, los nuestros y los de nuestra familia, solo hay que escuchar su voz, guardarla en nuestro corazón y ponerla por obra y Él nos pondrá por cabeza a las naciones, solo me queda pedir porque nuestros corazones sean sensibles a las voz del Señor y que nos volvamos a Él y Él… hará!!!, Dios te Bendice. Amén!!!
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