Un misil de Irán impactaba este viernes en Tel Aviv. Tomer Neuberg (AP)
Una tensión que ya estalló
Lo que durante años fue una guerra encubierta entre Israel e Irán hoy se transformó en una escalada militar abierta y peligrosa. Israel lanzó una ofensiva directa sobre más de cien objetivos en territorio iraní. En respuesta, Irán disparó decenas de misiles y drones hacia suelo israelí.
Este artículo analiza el conflicto paso a paso, con información confirmada y un enfoque claro para entender qué pasa, por qué pasa y qué puede pasar.
¿Qué desató esta nueva ofensiva?
El detonante inmediato fue una alerta emitida por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), que informó que Irán había comenzado a incumplir normas del derecho internacional relativas a la supervisión de su programa nuclear. La organización denunció que Irán no solo había restringido el acceso a inspectores, sino que además dejó de cooperar con las regulaciones de transparencia y control establecidas. Esta ruptura con los acuerdos internacionales encendió alarmas en Tel Aviv.
En ese contexto, Israel ejecutó lo que llamó Operación Rising Lion: un nombre cargado de simbolismo. El "león" ha sido históricamente un emblema nacional y cultural en la narrativa israelí, asociado con fuerza, soberanía y vigilancia. Al añadir el término "Rising" (ascendente), se transmite la idea de una respuesta decisiva y estratégica que se levanta frente a una amenaza. No es sólo un código militar: es una serie de ataques coordinados entre el 12 y 13 de junio que incluyeron:
Bombardeos a instalaciones nucleares (como Natanz y Fordo),
Eliminación de altos mandos de la Guardia Revolucionaria,
Destrucción de depósitos de misiles y
Ataques a centros de investigación militar.
La ofensiva se planificó durante meses y utilizó tecnología avanzada: drones suicidas, explosivos internos y múltiples escuadrones aéreos. El objetivo declarado: frenar el programa nuclear iraní y limitar su capacidad balística.
Netanyahu fue claro: “No permitiremos que Irán tenga la bomba. Si el mundo no actúa, lo haremos nosotros.”
La respuesta iraní: fuego sobre Israel
Horas después de los ataques, Irán lanzó su contraofensiva. Al menos 100 misiles balísticos y drones fueron disparados hacia ciudades israelíes. Aunque muchos fueron interceptados por el Iron Dome, varios lograron alcanzar zonas residenciales y bases militares.
Irán calificó la acción israelí como un acto de guerra, y advirtió que “habrá consecuencias continuas y crecientes”. El temor a un conflicto regional no es nuevo, pero ahora está sobre la mesa con fuerza renovada.

Claves para entender el conflicto
1. Una enemistad de larga data
Desde la revolución islámica de 1979, Irán considera a Israel su enemigo ideológico y político. Israel, por su parte, ve en Irán una amenaza existencial por su apoyo a grupos armados como Hezbollah y Hamas.
2. La carrera nuclear
Irán asegura que su programa nuclear tiene fines pacíficos, pero la comunidad internacional ha denunciado durante años la falta de transparencia. Israel sostiene que Teherán está a punto de desarrollar armas nucleares, y que detenerlo es una cuestión de supervivencia.
3. El juego de los aliados
EE.UU. mantiene una postura ambigua: no avala la acción israelí, pero si alerta y busca diferenciarse anunciando que su nación no esta involucrada.
Europa busca mediar, pero carece de peso real en esta fase del conflicto.
China y Rusia observan, evalúan y esperan una oportunidad para influir.
¿Puede escalar el conflicto regional?
Sí, y rápidamente. Irán cuenta con aliados armados en todo Medio Oriente, desde el Líbano hasta Yemen. Un movimiento de Hezbollah desde el norte de Israel, o ataques hutíes en el Golfo Pérsico, podrían abrir varios frentes al mismo tiempo.
Un antecedente clave es el conflicto de 2006 entre Israel y Hezbollah en Líbano, que si bien fue acotado geográficamente, arrastró la atención y participación indirecta de actores regionales como Siria e Irán. Más recientemente, los ataques cruzados en Siria han involucrado a milicias proiraníes, fuerzas rusas e incluso bombardeos israelíes, en una compleja red de intereses en conflicto. Estos episodios muestran cómo un enfrentamiento bilateral puede fácilmente escalar y regionalizarse.
Israel, a su vez, podría intensificar su ofensiva o incluso lanzar operaciones en Siria o Irak para contener el avance iraní. La posibilidad de que se transformen en acciones coordinadas de guerra total no puede descartarse.?
Sí, y rápidamente. Irán cuenta con aliados armados en todo Medio Oriente, desde el Líbano hasta Yemen. Un movimiento de Hezbollah desde el norte de Israel, o ataques hutíes en el Golfo Pérsico, podrían abrir varios frentes al mismo tiempo.
Israel, a su vez, podría intensificar su ofensiva o incluso lanzar operaciones en Siria o Irak para contener el avance iraní. La posibilidad de que se transformen en acciones coordinadas de guerra total no puede descartarse.

El silencio de los vecinos y la presión diplomática
En el mundo árabe hay silencio, pero no indiferencia. Arabia Saudita y Egipto observan con cautela: no simpatizan con Irán, pero tampoco desean una guerra que incendie la región. La diplomacia internacional está activa, pero sin resultados concretos. La ONU convocó sesiones de emergencia, pero sin resoluciones de peso.
Uuna guerra no declarada, pero ya en marcha
Lo que sucede hoy entre Israel e Irán es más que un cruce de ataques. A diferencia de otras confrontaciones pasadas marcadas por ciberataques, atentados selectivos o bombardeos puntuales en Siria, esta vez se trata de un enfrentamiento directo y prolongado en territorio soberano, con implicancias estratégicas y diplomáticas mucho más profundas. Es la materialización de años de tensión, amenazas y preparativos. Es también una prueba para el equilibrio regional y para la credibilidad de los organismos internacionales.
La pregunta ya no es si habrá guerra. La guerra, en muchos sentidos, ya comenzó. La cuestión es si el mundo podrá frenarla antes de que se descontrole.
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