En apenas unas semanas, el oficialismo quedó atrapado en una tormenta que
mezcla espionaje, corrupción y luchas de poder. Lo que comenzó con la filtración de
grabaciones privadas terminó en una denuncia ante la Justicia Federal presentada
por el propio Gobierno. Según el vocero presidencial Manuel Adorni, se trata de
“una operación de inteligencia ilegal para desestabilizar al país”, que incluyó
escuchas dentro de la mismísima Casa Rosada.
Pero los audios difundidos no solo hablan de espionaje: ponen en la mira a Diego
Spagnuolo, exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) y hombre
cercano al presidente Javier Milei. En esas conversaciones, se describiría un
sistema de coimas del 3% al 8% en la compra de medicamentos, mencionando
como beneficiarios nada menos que a Karina Milei y a Eduardo “Lule” Menem.
¿Espionaje o cortina de humo?
El Gobierno sostiene que las grabaciones de Karina Milei buscan condicionar
políticamente al Presidente en la antesala de un nuevo año electoral. Sin embargo,
el giro de la trama resulta llamativo: la denuncia por espionaje apareció justo cuando
la Justicia avanzaba con allanamientos en la Andis y en droguerías implicadas, tras
la difusión de los audios comprometedores.

La incógnita divide al escenario político: ¿se trata de una maniobra de
desestabilización o de un intento por desviar la atención de un caso de corrupción
que golpea directamente al núcleo íntimo del Presidente?
Los hechos centrales
● Denuncia oficial: Adorni confirmó la presentación ante la Justicia Federal
por inteligencia ilegal.
● Audios comprometedores: Spagnuolo habla de un reparto de sobornos,
señalando “el 3% para Karina”.
● Investigación judicial: el juez Sebastián Casanello ordenó allanamientos en
la Andis, la droguería Suizo Argentina y domicilios privados, con secuestro de
dinero, celulares y documentación.
● Consecuencias políticas: Milei desplazó a Spagnuolo, pero la oposición
exige explicaciones y apunta directamente a su hermana.
Un golpe a la narrativa oficialista
1. Imagen en caída: encuestas recientes marcan una fuerte erosión en la
confianza hacia el Gobierno.
2. Promesas incumplidas: el caso contradice el relato de Milei de “acabar con
la casta”, ya que las sospechas involucran a su círculo más cercano.
3. Impacto institucional: la mezcla de espionaje, corrupción y justicia abre un
frente que mina la credibilidad del sistema político.
4. Oposición al ataque: desde Cristina Fernández de Kirchner hasta referentes
de Juntos por el Cambio comparan la situación con los grandes escándalos
de sobornos en la obra pública.
Un caso que puede redefinir el escenario
La combinación de escuchas ilegales y corrupción coloca a la gestión de Javier Milei
frente a su mayor crisis desde que asumió. Aunque la Justicia aún no emitió
sentencia, el daño político ya está hecho: la figura de Karina Milei, hasta ahora vista
como el sostén más sólido de la administración, quedó bajo un manto de sospecha.
Lo que suceda en las próximas semanas no solo marcará el futuro del gobierno
libertario, sino también el clima político del país.
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