Nunca en la historia de nuestro país hubo un o una presidente soltero o soltera.
Desde 1938 hasta la fecha todos los presidentes de nuestro país estuvieron acompañados por una
primera dama o un primer caballero. La única "excepción" fue María Estela Martínez, quien asumió
luego de fallecido su marido, Juan Domingo Perón.
Este parece ser un dato insignificante pero, con la nueva noticia sobre el noviazgo de Javier Milei, el rol
de la pareja de un candidato a presidente parece ganar protagonismo. Si los medios hablan de una
"jugada política" del candidato es porque, claramente, estar en pareja es importante políticamente.
Antes, podía decirse que la soltería para un hombre o mujer de más de 30 años era prácticamente
inconcebible. Los valores sobre la familia tradicional ocupaban un lugar importante en la sociedad y era
lógico que se esperara que un presidente los cumpliera. Sin embargo, hoy en día, época en la que uno
creería que nadie le presta atención al estado civil de las personas y, es más, se fomentan los proyectos
personales e individuales por sobre la idea de familia, estar en pareja sigue "sumando puntos". La
cuestión es por qué.
Una crítica a Larreta que se escuchó mucho en el boca a boca durante estas elecciones fue "¿sabías
que Larreta está de novio con una amiga de su hijastra?" "Larreta se casó con la mujer de su mejor
amigo fallecido". En su momento, un golpe duro en la carrera de Martín Lousteau fue que lo encontraran
en un auto con Juana Viale, quien estaba esperando un bebé con su pareja. Más allá del escándalo
farandulero, la frase "Lousteau es capaz de estar con una mujer embarazada" se escuchó mucho
durante su campaña a Jefe de Gobierno porteño.
Estar en pareja trae aparejado varias preconcepciones sobre una persona. Entre ellas, la
responsabilidad afectiva, la capacidad para construir algo sólido y el ser atractivo para otro. Además, si
bien la agenda progresista de nuestro país intenta remarcar y promocionar que la familia ya no es un
valor argentino, la población parece rechazar estas políticas y seguir buscando un candidato ideal para
presidente, lo que incluye tener un vínculo amoroso estable. De no ser así, no se entiende por qué los
medios consideran -con razón- que estar en pareja atrae a los votantes.
Hoy, una crítica a Javier Milei son sus vínculos afectivos. Su devoción por su hermana y el trato a sus
perros permiten a la gente catalogarlo como "un loco". La nueva noticia de su noviazgo parece hacer
trastabillar a todos los que se basaban en los vínculos del candidato para atacarlo: ya no es un hombre
inestable que tiene una relación preocupante con su hermana; es un hombre capaz de estar en pareja,
que tiene un lado romántico que el pueblo no conoce, y que está siendo defendido por su novia cuando
atacan su capacidad de vincularse con el resto.
No sé si es un romance verdadero o no pero, maravillosa jugada Javier Milei.
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