En la foto de ocasión, los presidentes del Mercosur y la jefa de la Comisión Europea- Imagen: AFP
El tan esperado acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur se enfrenta a un punto crítico. Si bien promete oportunidades históricas para ambas regiones, las tensiones políticas y las demandas ambientales podrían convertirlo en un callejón sin salida. ¿Qué está en juego y qué implica este pacto para el futuro de las relaciones comerciales globales?

El acuerdo en cifras
El tratado busca conectar a dos bloques que, juntos, representan más del 20% del PIB mundial. De ser ratificado, se eliminarán aranceles en un 90% de los productos comercializados entre ambas regiones. Este paso podría fortalecer sectores muy importantes:
Exportaciones agrícolas para el Mercosur, donde Brasil y Argentina desempeñan un rol predominante.
Productos industriales y servicios para la UE, especialmente en tecnología y maquinaria.
Impacto potencial:
Un aumento en el comercio bilateral, valorado actualmente en más de €88 mil millones.
Una integración estratégica frente a tensiones comerciales globales, especialmente con China y Estados Unidos.
Obstáculos políticos y ambientales
A pesar de los beneficios, el tratado enfrenta una fuerte resistencia, particularmente en Europa. Países como Francia y Alemania han planteado preocupaciones sobre:
El impacto ambiental:
La deforestación en la Amazonia genera desconfianza. Los líderes europeos exigen garantías de sostenibilidad.
La competencia desigual:
Agricultores europeos temen una avalancha de productos sudamericanos más baratos, lo que podría perjudicar la producción local.
Por otro lado, en América Latina, algunos sectores cuestionan si el acuerdo realmente beneficiará a los países más pequeños del Mercosur, como Paraguay y Uruguay, o si Brasil y Argentina serán los principales ganadores.

Un callejón complicado
El tratado no puede avanzar sin la ratificación de todos los parlamentos nacionales de la UE. Hasta ahora, no hay consenso. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha reiterado su apoyo, pero enfrenta presiones de líderes como Emmanuel Macron, quien exige mayores compromisos ambientales.
Por su parte, los presidentes de los países del Mercosur, como Lula da Silva y Luis Lacalle Pou, han urgido a la UE a evitar nuevos retrasos, argumentando que el acuerdo es clave para el desarrollo económico de la región.
¿Qué diferencia al acuerdo de 2019 y qué sigue ahora?
El nuevo acuerdo mantiene la esencia del texto de 2019, pero incorpora compromisos adicionales:
Medio ambiente: Detener la deforestación para 2030 y respetar el Acuerdo Climático de París.
Inversión digital: Creación de un fondo de 1.800 millones de euros para la transformación tecnológica en el Mercosur.
Cláusulas de salvaguarda: Mayor protección para sectores sensibles como la exportación de automóviles y contratos públicos.
El próximo paso será la ratificación parlamentaria en ambas regiones. Aunque el proceso parece titánico, su potencial económico y político lo convierte en una prioridad estratégica para ambas partes
Oportunidad histórica
El acuerdo UE-Mercosur simboliza el potencial de una alianza estratégica sin precedentes, pero los intereses políticos, ambientales y económicos siguen dividiendo a las partes involucradas.
¿Será este el momento en que ambas regiones finalmente superen sus diferencias para trabajar juntas, o el acuerdo pasará a la lista de promesas incumplidas? Solo el tiempo, y la voluntad política, lo dirán.
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