26/7/2025 - politica-y-sociedad

Agentes Federales Bajo Ataque: La Realidad Detrás del Escudo

Por Miami Strategic Intelligence Institute

Agentes Federales Bajo Ataque: La Realidad Detrás del Escudo

Jesús Daniel Romero desde MCI2 para Poder & Dinero y FinGurú

En el caos del verano de 2025, los agentes federales desplegados en Los Ángeles enfrentaron lo que muchos describieron como una “Escuela de Gladiadores”, un término utilizado internamente por los oficiales para describir la intensidad e imprevisibilidad de las zonas de protesta violenta. Pero en medio del tumulto, estos agentes mantuvieron un nivel de disciplina y contención que rara vez fue reconocido por los medios de comunicación.

Los agentes desplegados no eran fuerzas típicas de control de disturbios. Muchos provenían del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y de varios grupos de trabajo federales. Estaban entrenados para interdicciones fronterizas, operaciones de órdenes federales y misiones de seguridad nacional, no para el control de multitudes en terrenos urbanos hostiles. Sin embargo, entre junio y agosto de 2025, se encontraron bajo asedio en el centro de Los Ángeles.

Hubo heridas reales. Los agentes sufrieron conmociones cerebrales, quemaduras y traumatismos por armas contundentes improvisadas. Según el DHS, el 7 de junio de 2025, más de 1,000 alborotadores rodearon una instalación del ICE en Los Ángeles, cortaron neumáticos, vandalizaron edificios y agredieron a los oficiales, lo que representó un aumento del 413 % en los ataques contra personal del ICE en comparación con periodos anteriores (Department of Homeland Security, 2025a). Los agentes fueron golpeados con ladrillos, cócteles Molotov, láseres y botellas de agua congeladas, lo que provocó múltiples hospitalizaciones.

Entre las heridas menos reportadas hubo decenas de casos de agentes que sufrieron laceraciones oculares, incrustaciones de vidrios rotos y córneas desgarradas debido a botellas quebradas y proyectiles lanzados a corta distancia. Al menos cuatro agentes requirieron cirugía oftálmica de emergencia, según registros médicos revisados internamente. A pesar de esto, los equipos federales continuaron operando bajo estrictas reglas de enfrentamiento, absteniéndose del uso de fuerza letal incluso cuando los ataques se intensificaban. Este nivel de contención, a pesar del hostigamiento sostenido, resalta el profesionalismo y la disciplina que los agentes federales mantuvieron durante los prolongados enfrentamientos urbanos.

Afortunadamente, el gobierno federal ha dejado claro que habrá consecuencias severas para quienes agredan a agentes federales en el cumplimiento de su deber. Pero, como gladiadores modernos, muchos de estos oficiales fueron lanzados a una arena urbana caótica que no escogieron, cumpliendo órdenes legales en condiciones para las cuales nunca fueron entrenados específicamente. Estos agentes, especializados principalmente en interdicciones fronterizas, operaciones contra el narcotráfico y misiones de seguridad nacional, no eran expertos en control de disturbios. Sin embargo, se encontraron siendo blanco directo de manifestantes cuya intención no era el disenso pacífico, sino causar daño físico y caos. La desconexión entre su preparación y el entorno que enfrentaron pone en evidencia tanto la volatilidad de esos enfrentamientos como la notable contención que demostraron en su respuesta.

En algunos casos, agitadores de izquierda llegaron al extremo de intentar identificar a los agentes federales por su nombre y dirección residencial, y de compartir esta información personal en plataformas cifradas. La intención era claramente alarmante: permitir que operadores los atacaran a ellos y a sus familias fuera de las zonas de protesta. Este nivel de acoso e intimidación representa un cambio de disturbios espontáneos hacia campañas de hostigamiento deliberadas y asimétricas, dirigidas no solo contra operaciones federales, sino contra los propios funcionarios encargados de llevarlas a cabo.

Al menos 17 vehículos propiedad del gobierno federal, incluidos SUVs del ICE y de la Patrulla Fronteriza, fueron dañados o destruidos en ataques dirigidos. Registros internos del DHS de junio y julio confirman estas cifras, corroboradas en sesiones de supervisión (Department of Homeland Security, 2025a). A pesar de la intensidad de estos enfrentamientos, los agentes federales no respondieron con fuerza letal.

Ese hecho es importante.

Ni un solo manifestante murió por fuego cruzado federal durante los disturbios en Los Ángeles. El uso de la fuerza se mantuvo en niveles no letales, centrado en la dispersión y la disuasión. Los agentes utilizaron gases lacrimógenos, aerosoles de pimienta y dispositivos de aturdimiento. Los umbrales legales para una escalada se alcanzaron repetidamente, pero las opciones letales fueron evitadas.

Un alto funcionario del DHS, que solicitó el anonimato, nos dijo:

“Esto no fue Portland en 2020. Las amenazas eran reales y nuestros agentes estaban sangrando. Pero la contención que mostramos no fue solo disciplina. Fue una decisión y un deber para proteger vidas a ambos lados.”

 

Algunas de las imágenes captadas durante los hechos evocaban el tono distópico de la película Escape from L.A., pero esto no era ficción. Eran calles reales, vidas reales y amenazas reales. La protesta es un derecho constitucional. La violencia no lo es. Sin embargo, cuando se entrevistó a varios de los alborotadores detenidos, muchos admitieron que no sabían que los agentes federales tienen autoridad protegida constitucionalmente para defender instalaciones y personal federal, independientemente de los sentimientos de las autoridades locales.

La destrucción de propiedad federal, el ataque contra las fuerzas del orden y el uso de comunicaciones cifradas se han convertido en tácticas habituales de células extremistas que operan desde el interior de protestas que en apariencia son pacíficas. Los agentes federales no están exentos de escrutinio, pero cuando hacen cumplir la ley con disciplina y contención bajo presión extrema, eso debe ser reconocido.

Lo ocurrido en Los Ángeles no fue simplemente disturbio civil. Fue un intento deliberado de confrontar y socavar a las fuerzas del orden. Los agentes desplegados en el terreno respondieron con profesionalismo y determinación. Las fuerzas militares federalizadas que participaron en funciones de apoyo también mantuvieron una postura disciplinada y profesional durante toda la crisis.

Esto no fue un acto de protesta. Fue una campaña organizada para provocar destrucción y generar violencia.

Durante el verano de 2025 circularon informes que indicaban que habían aparecido anuncios de reclutamiento en plataformas como Craigslist, ofreciendo una compensación significativa a individuos con experiencia militar previa—excluyendo explícitamente a exmarines—para unirse a manifestaciones organizadas. Aunque se confirmó que el anuncio más difundido era una broma, la atención que recibió refleja lo fácilmente que estas tácticas pueden difundirse e influir en eventos del mundo real (MSN, 2023).

Más allá de eso, investigaciones de código abierto y analistas políticos han expresado preocupación por el Partido por el Socialismo y la Liberación (PSL, por sus siglas en inglés) y su alineamiento ideológico con actores extranjeros, incluidos regímenes abiertamente hostiles a Estados Unidos (Party for Socialism and Liberation, s.f.). Estos movimientos de protesta cada vez más se asemejan a operaciones asimétricas, reclutando operativos con habilidades específicas y coordinándose a través de plataformas cifradas. Esta estrategia refleja tácticas utilizadas por organizaciones criminales como el cartel de Los Zetas, que reclutó famosos exsoldados de élite para fortalecer su brazo armado (ICE, 2021).

Históricamente, grupos radicales como el Partido Pantera Negra y el Ejército de Liberación Negra siguieron caminos similares en las décadas de 1960 y 1970, aunque sin promesas de recompensa financiera (Burrough, 2015, p. 15). Hoy, ha surgido una nueva versión de esa fórmula, impulsada por el alcance digital, incentivos económicos y patrones de influencia extranjera que aún no han sido completamente explorados (Chang et al., 2023).

A lo largo de la historia, las tácticas de guerrilla urbana no solo han sido utilizadas por enemigos extranjeros o carteles delictivos, sino también por facciones ideológicas alineadas con agendas políticas internas. En años recientes, elementos de la izquierda radical han funcionado como brazos de presión militante de grandes coaliciones políticas. Estos grupos tienden a resurgir en tiempos de tensión electoral, retrocesos en políticas públicas o escándalos institucionales. Su movilización no es casual. Es estratégica.

El indulto otorgado a Oscar López Rivera en 2017, un miembro condenado del grupo terrorista FALN responsable de más de 130 atentados con bombas en Estados Unidos, es un ejemplo revelador. Su liberación, aprobada por el presidente Obama apenas días antes de dejar el cargo, fue interpretada por muchos como un gesto político destinado a energizar a un bloque electoral específico (Meese & Kirsanow, 2017). El precedente que sentó resulta preocupante: individuos vinculados a movimientos extremistas violentos pueden ser presentados como activistas si el momento político y el beneficio partidista lo justifican.

Las raíces ideológicas de la agitación urbana actual suelen remontarse a movimientos revolucionarios de la era de la Guerra Fría. No se trataba de experimentos estudiantiles marginales, sino de alianzas estructuradas con regímenes hostiles a los Estados Unidos. Karen Bass, actual alcaldesa de Los Ángeles, ha reconocido su participación en la Brigada Venceremos—un programa pro-Castro que llevó a jóvenes estadounidenses a Cuba durante la década de 1970—y ha declarado que visitó la isla al menos ocho veces en su juventud (Dovere, 2020).

Según reportajes de The Atlantic, el FBI rastreó los vínculos de la Brigada con los servicios de inteligencia cubanos y señaló que algunos participantes recibieron entrenamiento militar limitado. Aunque Bass insiste en que nunca recibió instrucción militar ni portó armas, admitió haberse unido al programa por solidaridad, a pesar de ser consciente de que los cubanos no gozaban de las mismas libertades que los estadounidenses (Dovere, 2020). Esa experiencia, y la formación ideológica que implicó, es relevante al evaluar las respuestas institucionales frente a la violencia antigubernamental orquestada.

Referencias

Departamento de Seguridad Nacional (2025a, 7 de junio). Comunicado sobre alborotadores violentos que agredieron a agentes del ICE en Los Ángeles, CA. https://www.dhs.gov/news/2025/06/07/dhs-releases-statement-violent-rioters-assaulting-ice-officers-los-angeles-ca-and

Burrough, B. (2015). Days of rage: America’s radical underground, the FBI, and the forgotten age of revolutionary violence (p. 15). Penguin. https://books.google.com/books?id=QPUVBAAAQBAJ&pg=PT15

Chang, J., Burke, M., & Awan, I. (2023). Coordinated digital protest destabilization and foreign actor influence. Journal of Global Security Studies, 9(1). https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC10106894

ICE. (2021, 27 de mayo). Sicario del cartel de Los Zetas que se convirtió en jefe de plaza del norte de México es sentenciado en San Antonio. https://www.ice.gov/news/releases/los-zetas-cartel-assassin-who-became-northern-mexico-plaza-boss-sentenced-san-antonio

MSN. (2023, 20 de septiembre). Fact Focus: Un anuncio en Craigslist no prueba que hubo manifestantes pagados en LA. Fue publicado como una broma. https://www.msn.com/en-us/news/us/fact-focus-a-craigslist-ad-is-not-proof-of-paid-protesters-in-la-it-was-posted-as-a-prank/ar-AA1Gsxox

Partido por el Socialismo y la Liberación. (s.f.). Sitio oficial. https://pslweb.org

Meese, E., & Kirsanow, P. (2017, 18 de enero). El indulto del presidente Obama a Oscar López Rivera intercambia un terrorista por votos. The Heritage Foundation. https://www.heritage.org/crime-and-justice/commentary/president-obamas-pardon-oscar-lopez-rivera-trades-terrorist-votes

Dovere, E.-I. (2020, 31 de julio). Cuando Karen Bass trabajó en la Cuba de Castro. The Atlantic. https://www.theatlantic.com/politics/archive/2020/07/karen-bass-cuba-venceremos-brigade/614662/

Jesús Daniel Romero es Comandante Retirado de Inteligencia Naval de los Estados Unidos, país para el cual también cumplió destacadas actividades diplomáticas. Lidero equipos interagencias en investigaciones y represión del narcotráfico en América Latina.

Es Co Fundador y Senior Fellow de Miami Strategic Intelligence Institute, autor del best seller en Amazon ¨ The final flight: The Queen of air ¨ y actualmente se encuentra escribiendo una trilogía de libros sobre el crimen transnacional en Latinoamérica.

Columnista del Diario Las Américas de la ciudad de Miami, Florida, y hombre de consulta permanente de los medios de comunicación en temas de su especialidad

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