Desde hace semanas, Marruecos suena fuerte en el radar internacional. Este ruido se debe a la aparición de un nuevo actor local que, poco a poco, empieza a trascender fronteras: la Generación Z 212. Este movimiento juvenil toma su nombre de la combinación entre la generación a la que pertenecen (Generación Z) y el prefijo telefónico del país (+212), símbolo de identidad nacional. Agrupa a jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, conectados digitalmente, conscientes de su entorno social y con amplias expectativas ante su futuro.
El movimiento nace del hartazgo de una generación que siente que las viejas estructuras ya no le ofrecen futuro ni oportunidades de progreso. Las principales protestas responden a la elevada tasa de desempleo juvenil (se estima que el 36 % de los marroquíes entre 15 y 24 años están sin empleo). A esa falta de oportunidades se suma un contraste evidente: el Estado invierte millones en estadios, mientras los hospitales y las escuelas siguen siendo precarios y desatendidos. El desencadenante fue la muerte de varias mujeres embarazadas en un hospital público de Agadir, en agosto de 2025. Esa tragedia se convirtió en el símbolo de un sistema que, para muchos, dejó de cuidar a su gente, marcando el punto de partida de una generación decidida a alzar la voz.
Estos jóvenes sienten haberse quedado al margen de las decisiones políticas, los partidos y los sindicatos. Por eso eligen organizarse mediante redes sociales como TikTok, Instagram y Discord, donde las ideas circulan sin jerarquías ni líderes visibles. Una protesta descentralizada, nacida en Internet.
Los primeros llamados a movilización se produjeron los días 27 y 28 de septiembre de 2025 en varias ciudades del país (Rabat, Casablanca, Marrakech y Tánger, entre otras), a través de asambleas convocadas por redes sociales.
La Gen Z 212 busca que el Estado marroquí reordene sus prioridades hacia los derechos sociales básicos. Reclaman mejoras en el sistema de salud, reformas profundas en la educación, oportunidades de empleo decente, justicia social, lucha contra la corrupción y mayor participación juvenil en la toma de decisiones. En muchos carteles se leía “la salud antes del fútbol” (“Health before football”), una consigna que resume su crítica hacia un modelo de gasto público que prioriza estadios antes que hospitales o escuelas.
No se definen como seguidores de un partido político ni como simpatizantes de una organización tradicional. Se organizan como un colectivo autónomo, digital y sin liderazgo visible, que rechaza la intermediación de sindicatos o partidos. No hay, por lo tanto, un “líder oficial” ni una afiliación partidaria declarada.
Origen del movimiento
Hay tres elementos clave que explican su nacimiento:
1. Un contexto generacional atravesado por Internet, los móviles y las redes sociales, con jóvenes sensibilizados frente a las desigualdades.
2. Un agravio acumulado: desempleo, precariedad, servicios públicos débiles y la sensación de que el sistema no los escucha.
3. Un detonador digital: la posibilidad de organizarse sin estructuras tradicionales, sumando miles de miembros en pocos días.
El movimiento Gen Z 212 genera atención global porque combina rasgos poco comunes en las protestas locales. Su carácter digital y descentralizado permite que cualquiera pueda sumarse, y en pocos días captó la atención de medios internacionales, observadores de derechos humanos y analistas políticos. Sin líderes ni jerarquías visibles, este colectivo representa un nuevo modelo de movilización juvenil, donde la voz de una generación se amplifica sin intermediarios.
Sus reclamos son universales: salud, educación, empleo digno y justicia social, temas que resuenan más allá de Marruecos. La Gen Z 212 simboliza un choque generacional y refleja cómo la juventud desafía las estructuras políticas tradicionales, mientras el mundo observa con atención este nuevo fenómeno.
Gen Z 212 es un modelo de activismo que el mundo mira para entender hacia dónde se dirige la juventud en la era digital. ¿Será esta una nueva primavera árabe?
Comentarios