Desde su victoria en las elecciones presidenciales de finales de 2021, el joven Presidente chileno Gabriel Boric se convertía en el Presidente de la República de Chile. En un clima tenso como consecuencia de la pandemia de COVID 19 y los resabios del estallido social de 2019, los estudiantes y trabajadores precarizados depositaron sus esperanzas en el joven Presidente.
El 11 de marzo de 2022 Gabriel Boric Font asumió la Presidencia de Chile convencido de la difícil y desafiante tarea que debía afrontar. El país sudamericano, otrora isla de diálogo diálogo y consenso incrustada en una región donde predominaban la polarización, las acusaciones de corrupción entre representantes del gobierno y la oposición, los estallidos sociales y los juicios políticos.
No obstante, a mediados del año 2019, y cómo consecuencia de la suba del boleto de subte, un fuerte estallido social se desató en las calles de Santiago. Liderado mayormente por estudiantes universitarios y trabajadores precarizados, este movimiento de protesta se revelaba contra una serie injusticias y medidas desiguales que caracterizan a la joven democracia chilena hasta el día de hoy.
A principios de los años 90 y mediante una transición negociada, Chile recuperó una democracia que se convertiría en heredera involuntaria de la dictadura pinochetista. Las privatizaciones y las medidas económicas neoliberales implementadas por los Chicago Boys marcaron la vida cotidiana de los chilenos durante las décadas que siguieron.
En este sentido, cuando en octubre de 2019 el entonces gobierno de Piñera anunció un aumento del boleto de subte, cientos de miles de trabajadores y estudiantes, cansados después de años y años de una vida esforzándose para llegar a fin de mes, salieron a las calles dando origen al movimiento de protesta más grande desde el retorno de la democracia.
Con la pandemia del COVID 19 y el fracaso de Sebastián Piñera a la hora de atender la crisis sanitaria, para las elecciones presidenciales de finales de 2021 estaba claro que los chilenos buscaban patear el tablero eligiendo a un Presidente inusual, distinto a todos los que ocuparon el Palacio de la Moneda desde el fin de la Dictadura.
Gabriel Boric Font era un joven dirigente estudiantil, ex miembro del Partido Comunista que era un candidato a la Presidencia apoyado por una coalición de partidos de izquierda y centro izquierda. El joven candidato promovía un programa transformador, que buscaba aglutinar y dar respuesta a las demandas expresadas en 2019.
Al ballotage llegaron dos candidatos insólitos: Boric, por la izquierda; y Kast, representante de una derecha incluso más dura que la de Piñera. El miedo a la derecha pinochetista y la esperanza por un futuro más igualitario hicieron que Boric ganara la elección y se convirtiera en Presidente.
No obstante, a medida que fueron pasando los meses, Boric se percató de las dificultades que debería afrontar para implementar sus políticas. En septiembre de 2022, cuando se llevó a cabo un referéndum para reformar la Constitución, en Chile la Carta Magna sigue vigente desde la dictadura, la mayoría de los chilenos rechazaron la propuesta de reforma.
En cuanto a la seguridad, si bien Boric prometió dejar atrás represiones cómo las de octubre y noviembre de 2019, lo cierto es que el plan de securitización se acentuó sobre todo en la Araucanía, la región del sur del país donde se encuentra la minoría mapuche.
Aunque no todo fue negativo durante la Presidencia de Boric. En el plano internacional se convirtió en uno de los pocos líderes internacionales con la claridad moral suficiente para condenar tanto la invasión de Rusia a Ucrania como la ofensiva de Israel en Gaza y los atentados del 7 de octubre.
El gobierno de Boric funciona en cierta forma como una enseñanza para los gobiernos socialdemócratas del mundo, que deben debatirse entre implementar las reformas sociales necesarias para lograr una distribución más equitativa de la riqueza y no dejar crecer el avance d
e la extrema derecha.
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