Muchos creen que el bombardeo estadounidense de instalaciones nucleares subterráneas desactivó la amenaza nuclear y terrorista de Irán; otros se muestran más escépticos ante esta afirmación.
El trabajo no ha terminado
Para Israel, el trabajo no ha terminado a pesar del bombardeo preciso de las principales instalaciones nucleares de Irán y la eficacia de sus ataques contra sitios estratégicos chiítas.
Sin embargo, Netanyahu especificó el 25 de junio que la instalación nuclear de Fordow, uno de los tres complejos afectados por el ataque estadounidense, está "fuera de servicio".
"El ataque a Fordow ha destruido la infraestructura vital de la instalación y ha dejado fuera de servicio su capacidad para enriquecer uranio durante años", declaró el primer ministro en un comunicado emitido por su oficina.
Mientras tanto, el parlamento iraní votó el 25 de junio a favor de suspender la cooperación con el organismo de control nuclear de las Naciones Unidas (OIEA).
"El Organismo Internacional de Energía Atómica ha puesto en juego su credibilidad internacional", declaró el presidente del Parlamento iraní, Mohammad Bagher Ghalibaf, a la televisión estatal.
En su declaración, Ghalibaf anunció que la Organización de Energía Atómica de Irán suspenderá su cooperación con el OIEA, lo que generó más sospechas.
Por su parte, Trump cree o ha declarado públicamente que los ataques israelíes y la operación aérea estadounidense, que lanzó bombas GBU/57 B sobre las instalaciones nucleares subterráneas de Irán, marcaron un punto de inflexión decisivo en el conflicto.
Los 12 dispositivos antibúnkeres, con un peso de 16.000 kilogramos, lanzados por seis bombarderos B-2 Spirit, penetraron una estructura de hormigón de 18 o 61 metros de profundidad antes de explotar. Son los únicos fabricados en el mundo capaces de causar tal destrucción subterránea.
Momentos antes del ataque, y en una estrategia coordinada y disuasoria, o la llamada maniobra de distracción, submarinos estadounidenses dispararon decenas de misiles Tomahawk que impactaron en varios puntos de Irán.
Según otros informes, se cree que las principales instalaciones nucleares iraníes se encuentran a una profundidad de entre 80 y 90 metros.
En medio del conflicto, Netanyahu fue más allá y propuso eliminar al supuesto líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. La posibilidad de su eliminación física sigue abierta.
Y Estados Unidos podría ejecutar el mismo ataque en un momento extremo: un ataque israelí con la guía precisa de inteligencia de Washington o del Mossad (la agencia de inteligencia israelí), cuyo papel ha sido central en Teherán durante la importante operación militar israelí.
Israel, que ha recibido pleno apoyo de la administración del presidente Trump, busca eliminar por completo el régimen iraní y lograr un cambio político radical para la estabilidad regional.
El régimen iraní es la cabeza de la serpiente, y al cortarle el paso, los demás aliados terroristas bajo su protección quedan automáticamente desactivados, sin financiación, suministro de armas ni capacidad operativa organizada sobre el terreno.
Tel Aviv lleva casi dos años en guerra. Primero contra el grupo terrorista Hamás, luego contra Hezbolá en el Líbano y ahora contra Teherán.
Israel y Estados Unidos no quieren que Irán adquiera una bomba nuclear bajo ninguna circunstancia. ¿Por qué? Irán ha declarado en repetidas ocasiones su deseo de destruir el Estado de Israel, y porque el Parlamento iraní ha votado una cláusula en su Constitución que establece la destrucción del Estado de Israel como un deber del gobierno, enfatiza Joseph Hage, analista político especializado en Oriente Medio y antiterrorismo.
Las claves del bombardeo estadounidense
El programa nuclear iraní siempre ha representado un peligro existencial para Israel. "Desde 1979, todo el liderazgo iraní ha amenazado y enseñado a su pueblo, en doctrina, la destrucción del 'gran Satán de EE. UU.' y del 'pequeño Satán de Israel'", explica Hage.
El presidente ruso, Vladímir Putin, propuso recibir los 408 kilogramos de uranio enriquecido iraní en Rusia y entregarlo según sus necesidades para uso civil y pacífico. Teherán rechazó rotundamente la sugerencia, así como las concesiones de un acuerdo negociado durante el plazo de 60 días dado por el presidente Trump, que los iraníes consideraron una distracción, sin ninguna responsabilidad, y mucho menos con el deseo de concretar un pacto.
Estas fueron las claves para que Israel lanzara un ataque masivo contra instalaciones militares y nucleares estratégicas iraníes el 13 de junio.
Con la excepción de Turquía y un Pakistán poco entusiasta, Irán se quedó solo en su política de exportar el islamismo radical. Al menos esa era la percepción durante la ofensiva israelí, respaldada por Washington.
Rusia, China y Corea del Norte, principales aliados de Irán, se mantuvieron al margen de la guerra y de la intervención militar de Washington.
Incluso los nuevos gobiernos interinos de Siria, Jordania, Arabia Saudita, Catar y los Emiratos Árabes Unidos se aliaron con Israel. Algunos derribaron docenas de drones y misiles iraníes que tenían como objetivo Tel Aviv, mientras que otros restringieron su espacio aéreo hacia Estados Unidos e Israel.
La gira del presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, no solo representó una lluvia de inversiones económicas para Norteamérica, sino también una coordinación estratégica de Washington en la región para proteger a Israel.
El capítulo iraní no ha terminado, y las próximas semanas serán decisivas no solo para Israel, sino también para el destino inmediato y futuro del históricamente turbulento Oriente Medio.
Fuentes: The New York Times, Fox News, Newsmax, The Western Journal, CNN, Pentagon Reports, sitio web de la Casa Blanca, BBC. Agencias de noticias AFP, Reuters y EFE.
(Extracto del artículo publicado en https://miastrategicintel.com/ Podés leer el texto completo ingresando en el siguiente enlace https://msi2.substack.com/p/is-irans-nuclear-and-terrorist-threat )
Leonardo Morales es un veterano periodista y líder editorial con más de 30 años de experiencia en reportajes políticos y económicos en las Américas. Graduado de la Universidad de La Habana con una licenciatura en periodismo, Morales comenzó su carrera en 1992 en CMHW Radio en el centro de Cuba.
En 2003, Morales se incorporó a The Miami Herald y El Nuevo Herald, donde se desempeñó como editor durante casi 16 años. Especializado en política y economía estadounidense e internacional, dirigió la cobertura de eventos y acontecimientos de gran impacto. También fue editor principal del suplemento Bloomberg de 36 páginas de El Nuevo Herald, donde ofreció reportajes y análisis económicos exhaustivos. Simultáneamente, trabajó como productor de noticias y redactor en Univisión, una de las principales cadenas en español de Estados Unidos.
En 2020, Morales fue nombrado editor de Política y Economía de EE. UU. en Diario Las Américas, colaborando tanto en la edición impresa semanal como en la plataforma digital. En los últimos cinco años, ha escrito cientos de artículos de investigación y análisis, ampliamente citados por medios nacionales e internacionales. Sus reportajes se han convertido en una fuente confiable para comentarios en radio y televisión, así como para debates académicos y políticos sobre tendencias económicas y políticas.
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