La transversalidad de la Cuestión Ambiental
Si digo que el planeta esta en crisis, son diversos los pensamientos que se asoman en las cabezas de las personas. Algunos pensaran en la pobreza, otros en guerras. Algunxs se concentrarán en crisis políticas y estados acéfalos, mientras que otros en problemas financieros mundiales que azotan economías poderosas y vulnerables. En mi caso, tiendo a pensar en la crisis climática.
Extremos climáticos acentuados, escasez de alimentos y de agua, inclemencias climáticas derivadas en catástrofes sociales y estructurales, crecida del nivel del mar, altos niveles de contaminación; estas son algunas de las consecuencias de la actividad del hombre en nuestro planeta.
En el año 1987, el informe Presentado en 1987 por la Comisión Mundial Para el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU por la doctora Gro Harlem Brundtland se empezó a hablar de la “sustentabilidad”: poder abastecer las presentes generaciones sin comprometer a las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades. Indica la correlación entre tres dimensiones: la social, la económica, y la ambiental. Básicamente el informe nos habla de cómo el degradamiento ambiental se encuentra entrelazado con la pobreza y vulnerabilidad social.
Entonces, ¿existe una relación entre las tantas crisis existentes de diversa índole y la calidad de la biosfera y el ambiente?
Estamos en una nueva era de la tierra. Así como existieron distintas eras geológicas, ahora nos encontramos bajo un nuevo paradigma etario terrestre: la convergencia del hombre y el ambiente, el Antropoceno. Acuñado en el año 2000 por el ganador del Premio Nobel Paul Crutzen, alude a los cambios que ha generado el humano en el ambiente natural.
Por lo tanto, ¿no es necesario observar el desarrollo, en cualquiera de sus facetas, desde una perspectiva distinta? Es entonces cuando la Gestión Ambiental entra en juego.
Herramienta
Dicha disciplina es descrita por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como una herramienta para mejorar las relaciones de los seres humanos con su ambiente, y por lo tanto debe incidir en la prevención, protección y resolución de problemas ambientales. En mi caso, me gusta explicarlo como una administración de los recursos y la energía de los sistemas terrestres para potenciar el desarrollo pleno de las sociedades. Algo así como una administración empresarial, pero del ambiente natural.
La implementación de la Gestión Ambiental en las actividades humanas no es un fin en su mismo, sino parte de un proceso de mejora continua de las actividades productivas o de servicios que llevan a cabo las sociedades. Se puede gestionar desde entes públicos a entes privados, empresas pequeñas o grandes corporaciones, productores locales o grandes obradores del campo, pueblos y municipios hasta megaciudades. La Gestión Ambiental tiene la capacidad de abarcar cualquier proceso productivo o desarrollista. Es una disciplina abierta y holística, que invita a cualquier profesional a formar parte, ya que la dimensión ambiental es transversal a cualquier estudio o metodología.
Sin embargo, el elemento sustancial para establecer cualquier sistema de gestión que unifique el desarrollo humano-social y el ambiente natural es la educación y conciencia ambiental. Es partiendo desde este punto donde la implementación de cualquier estrategia que contemple la dimensión social, económico y ambiental se puede afianzar con certeza y claridad conceptual.
Alea (2006) nos señala que la conciencia ambiental implica un sistema de vivencias, conocimientos y experiencias que regulan la interacción con el medio ambiente y según la teoría del cambio subjetivo. Es desde esta conciencia donde nace la necesidad de cualquier empresario o gestor publico de actuar a favor del ambiente, y así también impulsando las otras dimensiones del desarrollo.
Situación Actual
Hemos hecho importantes avances en la Gestión Ambiental como sociedad. Desde la inclusión de conceptos en el pasado siglo, como los avances tecnológicos que permiten establecer una relación cada vez más sana con el ambiente y así poder proveernos de él de una manera sostenible. Establecer un plano regulatorio y legislativo relevante y coherente es el próximo paso importante para nuestra sociedad.
En Argentina, las leyes de Presupuestos Mínimos en lo que respecta a residuos y protección de áreas naturales son un gran instrumento para proveer a las gobernantes las herramientas necesarias para obrar a favor del cuidado ambiental. Las Leyes de Fomento, tanto al rubro energético, con la Promoción de las Energías Renovables y biocombustibles, así como también la promoción a la Conservación de Suelo sirven de marco regulatorio favorable para el desarrollo de las tecnologías y practicas sustentables.
A su vez, el acuerdo de Escazú, el cual Argentina adhirió en 2020, fue un hito para la sociedad argentina en lo que respecta a la participación ciudadana y acceso a información ambiental.
Por lo tanto, en resumen, hoy en día la práctica de la Gestión Ambiental requiere en primer lugar de una conciencia ambiental marcada y asentada, seguido de un marco legislativo, regulatorio y metodológico que indique los pasos a seguir. De esta manera, cualquier rubro, empresa, ente y persona, sin importar la práctica, tiene la obligación de actuar para lograr un ambiente sano y equilibrado.
Es responsabilidad nuestra, de los ciudadanos, exigir a los gobernantes el respeto por las leyes y aportar nuestro grano de arena en donde nos toque desempeñarnos profesionalmente, desde la educación y concientización, y así llevar a cabo las herramientas que tenemos a disposición con decisión.
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