Javier Milei expone en la Asamblea General de la ONU, el 24 de septiembre de 2024.
Javier Milei hizo su debut en el escenario de las Naciones Unidas con un discurso que, más allá de su retórica incendiaria, marcó un quiebre en la política exterior argentina. En un entorno donde las palabras tienen un peso significativo, el presidente argentino optó por desmarcarse de las posturas históricas que caracterizaron a sus predecesores. La ruptura con Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, a pesar de sus diferencias ideológicas, se hizo evidente en cada uno de sus planteamientos.
El presidente de Argentina, Javier Milei, habla durante el 79º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York el 24 de septiembre de 2024
Un Quiebre Sin Precedentes
La llegada de Milei a la ONU no solo representó un cambio en la narrativa política de Argentina, sino que también generó tensiones palpables dentro de su propio gabinete. El embajador argentino ante la ONU, Ricardo Lagorio, fue un claro ejemplo de esto. Marginado y criticado por su supuesta falta de alineamiento con la nueva política exterior, su presencia en la mesa de negociación subrayó la disonancia entre la Casa Rosada y la Cancillería.
Milei rechazó abiertamente resoluciones que exigían a Israel dejar el “territorio palestino ocupado”, así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un marco que busca abordar desafíos globales. "No vengo acá a decirle al mundo lo que tiene que hacer, vengo aquí a decirle al mundo, por un lado, lo que va a ocurrir si las Naciones Unidas continúan promoviendo las políticas colectivistas que vienen promoviendo bajo el mandato de la Agenda 2030, y por el otro, cuales son los valores que la nueva Argentina defiende" dijo, planteando una crítica contundente a las iniciativas multilaterales de la agenda.
Paradojas Internacionales
Lo más irónico de todo esto es que Milei terminó alineado, aunque sea momentáneamente, con países como Rusia, Corea del Norte, Siria y Venezuela. Estos son los regímenes que él mismo desprecia por ser autoritarios, pero en este caso, se encontró compartiendo argumentos en contra de la intervención de la ONU en los asuntos internos de los Estados. ¿Qué pasó? Intentaron impulsar una enmienda para que la ONU no se "meta" en lo que pasa dentro de sus fronteras, y Milei, sin querer queriendo, terminó en la misma vereda que los regímenes que él tanto critica.
Por supuesto, esa enmienda fracasó con 143 votos en contra, y Argentina ni siquiera estuvo presente en la votación. Es decir, no solo Milei tira el discurso más disruptivo que uno puede imaginar en Naciones Unidas, sino que Argentina ni apareció para votar.
El Precio de la Disruptividad
La decisión de Milei de romper con las políticas establecidas plantea preguntas sobre las futuras relaciones de Argentina con otros países. Mientras se aleja de los esquemas tradicionales, queda la duda: ¿está Milei dispuesto a asumir el costo de un aislamiento diplomático? Sus declaraciones han resonado con fuerza, y la comunidad internacional observa atentamente cada movimiento, cada frase, cada decisión.
En su crítica a la Agenda 2030, Milei la describió como un "programa supranacional de corte socialista" que, aunque bienintencionado, atenta contra la soberanía de los Estados y los derechos individuales. Con esta afirmación, el presidente refuerza su postura en defensa de la libertad y el liberalismo económico, rechazando cualquier intervención internacional que considere una amenaza a la autonomía de las naciones y a los derechos fundamentales, como la vida, la libertad y la propiedad.
¿El Precio de Ser "Libertario" es el Aislamiento?
La estrategia de Milei de romper con las alianzas tradicionales y alinearse ciegamente con Estados Unidos, Israel y Ucrania puede ser algo que funcione para un titular espectacular, pero ¿en qué deja a Argentina? El rechazo a la Agenda 2030 y al Pacto Digital Global, que Milei ni siquiera se molestó en frenar, presenta la posibilidad no solo aislar al país de debates sobre el futuro, sino que nos coloca en la posición de ser el distinto del grupo.
La Diplomacia Argentina, al Borde del Despeñadero
Es imposible ignorar que Milei rompió todo lo que tocó en su paso por la ONU. No solo quebró con la política exterior de sus predecesores, sino que dejó en claro que lo suyo no es construir consensos. Está claro que lo de Milei es romper con todo, incluso con décadas de una diplomacia que, con sus altibajos, al menos intentaba mantener cierta concordancia.
El problema, claro, es qué le queda a Argentina después de todo esto. Las relaciones con la comunidad internacional están en riesgo y, mientras tanto, en la Cancillería argentina se preparan para lo que puede ser un largo y complicado aislamiento. Porque una cosa es querer ser disruptivo, y otra muy distinta es patear el tablero y esperar que no haya consecuencias. Lo que está claro es que, con Milei, la Argentina está contantemente al abismo y su rol en la diplomacia global es incierto.
Comentarios