26/3/2025 - politica-y-sociedad

Multipartidismo en CABA: una tendencia creciente

Por Alejo Lasala

Multipartidismo en CABA: una tendencia creciente

El cierre de alianzas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) ha configurado un escenario electoral con múltiples fuerzas competitivas: el PRO, La Libertad Avanza (LLA), el peronismo y sectores de la UCR, entre otros. Desde la teoría de Giovanni Sartori, este panorama podría caracterizarse como un multipartidismo moderado o polarizado, dependiendo del nivel de enfrentamiento ideológico y la dinámica de la competencia electoral. Dado que se trata de una elección legislativa, el foco debe ponerse en cómo la fragmentación y la polarización impactan en la composición de la Legislatura y en la gobernabilidad posterior.

Polarización y fragmentación

Según Sartori, un sistema multipartidista moderado permite la gobernabilidad mediante acuerdos y negociaciones. Sin embargo, si la fragmentación es alta y los partidos están fuertemente polarizados, la formación de consensos se vuelve compleja, afectando la estabilidad política. En el ámbito legislativo, esto puede traducirse en dificultades para la sanción de leyes y la formación de mayorías estables.

En el caso de CABA, los resultados del PRO desde 2005 suponen, en términos técnicos, la presencia de un partido predominante en el distrito, y un ordenamiento claro de centro-izquierda e izquierda como oposición, conformando una institucionalización estable del sistema de partidos. Pero la evolución de las últimas elecciones y de las elecciones a futuro sugieren la presencia de al menos cuatro fuerzas relevantes con una mayor competencia, des-institucionalizando y desestabilizando el sistema, con un grado de polarización que será clave. Si los discursos se radicalizan y las posiciones se extreman, podríamos entrar en un escenario de multipartidismo polarizado, donde los pactos entre fuerzas opuestas se dificultan, generando un parlamento no sólo fragmentado, sino con muchas mayores dificultades para la gestión política.

¿Quién gana con este escenario?

Desde la perspectiva de Sartori, el impacto de la estructura del sistema de partidos sobre los actores políticos depende de su capacidad de adaptación a las reglas del juego. En este sentido, distintos modelos de competencia benefician a diferentes tipos de actores:

  • En un escenario de alta polarización, los partidos con bases ideológicas bien definidas y electorados fieles suelen fortalecerse. En este caso, La Libertad Avanza (LLA), con su discurso disruptivo y su electorado consolidado en sectores antisistema (o anticasta), podría salir beneficiada, a su vez que su presencia es característica central de los sistemas polarizados. La polarización extrema tiende a consolidar los extremos y desplazar a los partidos que intentan posicionarse en el centro. Al dificultarse la conformación de mayorías legislativas estables, podría otorgarle un rol clave en la negociación de leyes.

  • En un multipartidismo moderado, los partidos con capacidad de negociación y construcción de consensos tienen ventaja. El PRO y sectores de Juntos por el Cambio, que han mostrado habilidades para articular acuerdos y coaliciones, podrían beneficiarse en este contexto. La posibilidad de atraer votantes moderados y formar alianzas estratégicas les permitiría consolidarse como actores clave en la Legislatura, asegurando la gobernabilidad.

  • El peronismo y Santoro enfrentan un dilema. Si la polarización se intensifica y no logran ser protagonistas de ella, podrían verse desplazados por un eje de competencia dominado por libertarios y el PRO. Sin embargo, si el sistema mantiene cierto grado de moderación, podrían captar a votantes desencantados con la radicalización de otros espacios, consolidándose como una alternativa más centrista y con capacidad de negociación legislativa.

  • El sector de Larreta y su estrategia legislativa. Larreta necesita garantizar bancas suficientes para impulsar su visión política dentro de la Legislatura. Si el escenario es multipartidista negociador, podría beneficiarse al posicionarse como un actor para consensuar leyes y formar mayorías eventuales. Sin embargo, si la polarización domina la campaña, su espacio podría quedar relegado en un enfrentamiento binario entre el PRO más duro y LLA, lo que le restaría capacidad de influencia legislativa.

La clave estará en si la campaña se inclina hacia una competencia programática o si se profundizan los enfrentamientos ideológicos. En el primer caso, la estabilidad sería posible; en el segundo, el escenario de Sartori de multipartidismo polarizado podría generar dificultades para la gobernabilidad post-elección.

Impacto en la gobernabilidad post-elección

Más allá de quién obtenga más bancas, la clave estará en la capacidad de articulación política dentro de la Legislatura. Un multipartidismo fragmentado sin acuerdos podría derivar en bloqueos legislativos y dificultades para la sanción de leyes clave. Si la polarización se impone, se dificultará la construcción de mayorías, generando un parlamento más conflictivo. Por el contrario, si el multipartidismo se mantiene en un esquema negociador, las fuerzas moderadas podrán jugar un rol clave en la estabilidad política de la Ciudad.

Es difícil que los partidos de la Ciudad busquen y logren polarizar la elección. Históricamente, el escenario más plausible de polarización ha sido entre el PRO y los kirchneristas. Sin embargo, con el auge de los libertarios en los últimos cinco años y una férrea base de votantes cercana al 20%, la elección se vuelve de mínima una competencia entre tres sectores. Además, con los radicales amenazando una buena elección del oficialismo, se generan grandes chances de un multipartidismo moderado. La probabilidad de una radicalización polarizada del oficialismo y de los kirchneristas (Santoro) es baja entre sí, y un escenario polarizado entre kirchneristas y LLA, u oficialismo y LLA, es poco probable en la Ciudad.

Este contexto beneficia a los partidos más pequeños, ya que al no existir una polarización clara, tendrán una mayor capacidad de negociación en la Legislatura y en las alianzas. En definitiva, el resultado de estas elecciones no solo determinará el equilibrio de fuerzas dentro del parlamento de CABA, sino que también definirá el grado de gobernabilidad para los próximos años.

De cara a las elecciones ejecutivas de 2027, cabe recordar la importancia que radica en el sistema electoral de CABA: nadie gana con menos del 50% de los votos, y el balotaje es entre el primero y el segundo. Frente a la evolución de este escenario, ¿Qué pasará frente a una elección de tercios, o incluso, de cuartos?

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Alejo Lasala

Alejo Lasala

Soy estudiante de Ciencias Políticas en la UCA y analista de calidad en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

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