El conflicto en Ucrania y la nueva distribución de poder global
En los últimos meses el mundo se encuentra en constantes cambios en la escena internacional.
Conflictos armados, potencias ascendentes, países en crisis tanto de manera política como
económica, nuevas demandas y movimientos sociales, sin embargo, lo que acapara últimamente
la escena es el aumento de las tenciones en el conflicto en Ucrania. Tanto de manera verbal
como armamentística el enfrentamiento se encuentra en una constante escalada, lo que lleva a
que tanto Rusia como EEUU, y aliados, tomen posturas drásticas. Esto mismo da lugar a un
cambio en el paradigma global sobre el entendimiento de las relaciones de poder en el mundo,
donde ya el bloque occidental post guerra fría no es el único hegemón de poder, sino que ahora
los países en crecimiento o potencias en descenso buscan desafiar esta posición.
Una acción muy clara relacionada con lo mencionado previamente fue el discurso realizado el
martes 21 de febrero, en vísperas de cumplirse un año del inicio del conflicto en Ucrania, por
presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin. El mismo hizo alusión directa al
comportamiento de la OTAN y a la hipocresía de EEUU. Sin embargo, lo que más se destacó
entre sus palabras fue el anuncio sobre la suspensión de la participación de Rusia en el tratado
New Start o Start III.
Este tratado en sí se destacaba por la reducción y control de armas nucleares entre EEUU y
Rusia. El mismo se firmó el 8 de abril de 2010, entrando en actividad a principios de 2011
teniendo una vigencia de 10 años, pero fue renovado en 2021 hasta 2026. Este acuerdo surge
como continuación del Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas (SORT, las siglas en
inglés). Con el nuevo Start ambos países dieron por concluido el periodo de Guerra Fría y
superaron una serie de diferencias que no pudieron ser resueltas en los acuerdos pasados. Este
nuevo tratado se compromete a limitar en 1550 ojivas nucleares en el arsenal de cada una de las
partes, lo que suponía reducir el arsenal atómico en dos tercios de lo existente. El nuevo límite
impuesto establece una reducción del 30% de las ojivas listas para uso en relación con el SORT
firmado en 2002.
Es importante reconocer que para Rusia esta guerra no es menor, sino que es un conflicto
existencial que debe ganar, sin importar cuando tiempo tome o hasta donde deba llegar. Esta
postura es entendible tras el análisis del comportamiento de la potencia, basado en la teoría
realista en las relaciones internacionales. Putin busca ante todo la supervivencia de su estado, el
cual se vio amenazado por la expansión de OTAN en países del Este europeo, y el detonante fue
el intento de sumar a Ucrania al bloque occidental. A la vez existe un sentimiento nacionalista
muy fuerte en el país ex URSS, acompañado con el realismo y las características de su líder, que
llevó al empoderamiento de sectores más radicales los cuales ahogan y no dan lugar a voces más
mesuradas.
Sin embargo, el Mandatario ruso destacó que “Rusia no abandona, congela temporalmente” su
participación en el pacto. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia hizo eco de los dichos y
asegura que se cumplirá con las restricciones sobre las armas establecidas, pero no serán parte
de la exigencia de EEUU de supervisar sus arsenales nucleares.
En su discurso Putin no solo presentó la suspensión del acuerdo, también remarcó que el
objetivo del enfrentamiento en Ucrania va más allá de la región de Donbas, afirmando al mismo
tiempo que “Rusia defiende su casa”. A su vez, agregó: “cuantos más medios entregue
occidente a Kiev a largo plazo, más obligará a Rusia a alejar la amenaza por sí misma”,
haciendo explícito que la escalada del conflicto mismo se debe a los aportes de los aliados
occidentales a Ucrania y del doble discurso que llevan a cabo, dando un mensaje que buscan la
paz siendo ellos mismos los que alimentan cada vez más el enfrentamiento.
Tras el anuncio de la suspensión sobre la participación de Rusia en el tratado, se considera que
se derrumbó el último pilar del sistema de seguridad construido únicamente entre ambas
potencias en torno a sus arsenales, por lo tanto, no queda ningún acuerdo existente entre Rusia y
EEUU, y sus aliados occidentales, que limite o controle a los mismos en su desarrollo y
ejercicio nuclear.
Diferentes voces de líderes occidentales se hicieron presentes reconociendo como
“irresponsable” la decisión de Moscú, y que el líder de la nación debería reconsiderar su
decisión ya que “menos control de armas hacen el mundo más peligroso”. Sumado a esto, Joe
Biden el mismo día aseguró que “Ucrania nunca será victoria para Rusia” en su discurso en
Polonia.
Tras lo referido en los discursos y mensajes mencionados, se interpreta de cierta manera que el
conflicto en Europa del Este se encuentra en una escalada armamentística. La misma comenzó
con el envío de municiones, artillería y tanques, y hasta ahora no se conoce tal límite ya que con
el “congelamiento” del tratado se produjo el fin del control de la carrera nuclear entre las
potencias. Por lo tanto, nos encontramos en un escenario que cambia constantemente y que
presenta todo un cambio de paradigmas en la escena internacional.
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