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Crisis política en Nepal: Protestas de la Generación Z derrocan al gobierno

Por Micael Peralta

Crisis política en Nepal: Protestas de la Generación Z derrocan al gobierno

Foto del congreso Nepalí en llamas tras las protestas.

En un movimiento social sin precedentes, miles de jóvenes nepaleses de la “Generación Z” llevaron a cabo protestas masivas que resultaron en la renuncia del primer ministro K.P. Sharma Oli y en un cambio drástico en el panorama político del país. Los hechos comenzaron como una reacción a una prohibición gubernamental de 26 plataformas de redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, YouTube entre otras otras) se transformó rápidamente en un movimiento contra la corrupción, la desigualdad económica, el abuso de poder y la falta de transparencia. Los reportes más recientes informan una cifra cercana a los 70 muertos, y otros cientos de heridos. 

Las manifestaciones estallaron el 8 de septiembre de 2025, se volvieron violentas en cuestión de horas. Los manifestantes estaban frustrados por años de estancamiento económico y desempleo juvenil (afectando más del 20% de los jóvenes ) y vieron el bloqueo de las redes sociales como un ataque directo a su libertad de expresión. La campaña viral "#NepoKids" (haciendo referencia a “hijos del nepotismo”) jugó un rol clave, exponiendo los lujos y privilegios de los hijos de políticos y empresarios en un país donde la media de edad es de 25 años y un tercio del PBI depende de remesas de trabajadores migrantes. Esta tendencia en redes sociales, que el gobierno intentó censurar con la prohibición impuesta el 4 de septiembre, solo aumentó el descontento generalizado.

Los actos de violencia extrema eran la única imagen visible de las protestas. En Kathmandú, los manifestantes incendiaron edificios gubernamentales clave, incluyendo la sede del Parlamento, la Corte Suprema, residencias de políticos prominentes y oficinas de partidos políticos. El ministro de economía de Nepal, fue atacado en la calle durante el día de las protestas, fue golpeado y obligado a caminar desnudo por la ciudad, para luego atacar a sus familiares. El ejército fue desplegado para restaurar el orden, imponiendo toques de queda indefinidos en las principales ciudades y cerrando temporalmente el Aeropuerto Internacional Tribhuvan. Durante los disturbios, prisiones fueron atacadas, permitiendo la fuga de más de 13,500 reclusos, lo que agravó el caos. La policía respondió con cañones de agua, gases lacrimógenos, balas de goma y munición real, resultando en decenas de muertos en un solo día.

El 9 de septiembre, en medio del caos, el primer ministro Oli renunció junto con varios ministros, huyendo a un cuartel militar. Fuentes indican que el comandante del ejército, Ashok Raj Sigdel, aconsejó la dimisión para evitar una escalada mayor. El Parlamento fue disuelto por el presidente Ram Chandra Poudel, y se formó un gobierno interino encabezado por Sushila Karki, exjueza principal de la Corte Suprema y ahora la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro en la historia de Nepal. Karki, de 73 años, asumió el 12 de septiembre con el mandato de gobernar hasta las nuevas elecciones nacionales, programadas para el 5 de marzo de 2026. El veto a las redes sociales fue levantado el mismo 8 de septiembre, pero la tensión persiste.

El impacto de la tecnología y la generación z:

Curiosamente, tras el colapso gubernamental, la política nepalesa migró a plataformas alternativas como Discord, donde más de 145,000 ciudadanos debatieron el futuro del país. Este "parlamento virtual" incluso influyó en la selección de Karki como líder interina, con discusiones transmitidas en televisión nacional.

Estos incidentes ocurrieron en plena temporada de turismo alto, lo que representa gran parte de la economía nepalesa. Las cancelaciones masivas de reservas llevaron a una caída del 30% en las llegadas de turistas, con pérdidas estimadas en más de 25 mil millones de rupias nepalesas (aproximadamente 185 millones de dólares) solo en el sector hotelero y de servicios relacionados, como restaurantes y agencias de trekking. Economistas calculan que el daño colateral total podría alcanzar los 3 billones de rupias, equivalente al presupuesto anual del país, afectando miles de empleos.

A pesar de estos desafíos, las proyecciones macroeconómicas previas a las protestas eran optimistas. El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) estimaba un crecimiento del PIB del 4.4% para el año fiscal 2025, mejorando desde el 3.9% del año anterior, impulsado por mejoras en la agricultura, la generación de electricidad hidroeléctrica y el comercio interno. Para los años fiscales 2026 y 2027, se proyecta un crecimiento cercano al 5.1%-5.5%, siempre que se restablezca la estabilidad. La inflación se mantiene moderada, pero desastres naturales pasados y la actual inestabilidad política representan riesgos significativos.

La inestabilidad política demora infraestructuras y reformas, agravando desigualdad y desempleo. Líderes juveniles exigen cambios profundos, mientras que el resto del mundo observa cómo la juventud digital redefine la democracia en un Nepal vulnerable. 

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