La creciente crisis en Argentina: ¿Estamos al borde de repetir la historia de 2001?

En los últimos días, la administración de Javier Milei en Argentina ha revelado cifras alarmantes: un 52.9% de la población se encuentra en situación de pobreza. Este número no solo es impactante por su magnitud, sino porque marca el aumento más abrupto desde el retorno a la democracia en 1983. Durante el gobierno de Mauricio Macri, la pobreza mostró una tendencia decreciente desde 2003 bajo las administraciones kirchneristas, pero esta tendencia comenzó a revertirse, incrementándose casi 6 puntos porcentuales. El mandato de Alberto Fernández siguió esta tendencia, con un aumento adicional de 6.2 puntos en la población empobrecida.

La indigencia también ha crecido; actualmente, el 18.1% de las personas están en situación de extrema pobreza, lo que representa un aumento de 6.2 puntos porcentuales respecto al semestre anterior. Las regiones más afectadas son el Noreste, con una tasa de pobreza del 62.9%, y el Noroeste, con un 57%. En el Gran Buenos Aires, el 52.8% de la población vive bajo el umbral de pobreza, mientras que en los partidos del conurbano bonaerense, el porcentaje asciende a un preocupante 59.7%. Este deterioro no solo refleja la magnitud del problema, sino también su extensión geográfica, afectando severamente a varias zonas del país.

Por primera vez desde 2015, cuando Mauricio Macri utilizó el "factor Venezuela" con fines electorales, los indicadores económicos y sociales de Argentina se acercan peligrosamente a los de la República Bolivariana. En Venezuela, la tasa de pobreza afecta al 51.9% de los hogares. Durante el primer semestre de 2024, la inflación en este país se acumuló en un 8.9%, mientras que la tasa de desempleo fue de 5.5%. En contraste, Argentina muestra una tasa de desempleo del 7.6%.

Fuente: France 24

Cruzando el Rubicón: Argentina frente a desafíos económicos y políticos similares a los de 2001

El peligro latente en Argentina se puede observar como si mirásemos a través del espejo retrovisor. Hace seis años, antes de ser Ministro de Desarrollo, Daniel Arroyo comparaba la situación económica del país bajo el gobierno de Mauricio Macri con la crisis de 2001 en una entrevista para El Cronista en 2018: "No creo que estemos como en 2001; en aquel momento, la pobreza alcanzaba el 57%, hoy es del 32%. Además, hay una mayor cobertura del Estado: 9 millones de personas reciben asistencia monetaria todos los meses. Y tercero, aunque la situación social es crítica, la actividad económica todavía continúa. En 2001, había un paro total de actividades".

Además de enfrentar niveles de pobreza comparables a los del año 2001, diversos economistas advierten que Argentina está en riesgo de experimentar una nueva devaluación de su moneda, similar a la crisis económica de aquel entonces. Esta situación se ve agravada por una posible crisis de deuda, intensamente condicionada por la necesidad de llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La ausencia de tal acuerdo podría tener consecuencias graves, condicionando el futuro económico del gobierno.

La debilidad política del gobierno actual también presenta paralelismos con la situación del 2001. Aunque el presidente actual goza de apoyo popular según las encuestas y mantiene una retórica más firme que la del gobierno de De la Rúa en 2001, la debilidad política y la susceptibilidad a ser influenciado por otras fuerzas políticas, a medida que la popularidad disminuye con el tiempo, representan riesgos significativos para el gobierno. Esta situación evidencia la fragilidad inherente y los desafíos que enfrenta el liderazgo en un contexto de creciente inestabilidad económica y social.

Argentina se encuentra en un punto crítico, con indicadores económicos y sociales que evocan los momentos más sombríos de su historia reciente. La alarmante tasa de pobreza, junto con el riesgo de devaluación y las dificultades para alcanzar un acuerdo con el FMI, configuran un panorama que podría llevar al país a revivir las crisis del pasado. La situación se complica aún más con una debilidad política que recuerda a la del 2001, donde la falta de consenso y el desgaste del apoyo popular podrían limitar la capacidad del gobierno para implementar las reformas necesarias. Es fundamental que exista una colaboración entre todas las fuerzas políticas para evitar repetir los errores del pasado.