La República Argentina debe ser realista, profundamente reflexiva y crítica sobre el rol que anhela o necesita ocupar en el escenario internacional.
Primero y principal, el escenario regional, no solo para experimentar en menor proporción cada tratado y alianza, analizar sus resultados y tomar nota, pero a su vez, para solidificar el Mercosur y tratar de encontrar soluciones más simples que, por supuesto poseen su complejidad correspondiente, pero, cómo nación libre y legítima, nos otorgan la posibilidad de ir analizando que estrategias nos ayudan, nos empoderan y nos favorecen, en lo que respecta el libre comercio. Necesitamos crear riqueza para poder sustentar el estado, de gran magnitud y de tanta burocracia innecesaria, que requiere reformas.
La maldad es nula dentro del margen macroeconómico, que promueve nuestro propio anhelo y ambición de estabilidad y creación de riqueza nacional. Es vital el rol del campo, nuestra reserva de combustibles fosiles y sobretodo, el litio argentino.
La reforma fiscal es inminente y necesaria en nuestra patria. No hay otra alternativa que nos facilite el progreso estructural que, la nación requiere, el pueblo exige y que yo personalmente creo firmemente que es un buen camino para encarar.
Hay que poder otorgarle a la pyme, al estado, al trabajador y a las grandes empresas, la tranquilidad del progreso sostenido a través de un plan alineado. Por lo menos, desde el lado fiscal. No se trata de enriquecer a unos pocos, sino más bien, el progreso y crecimiento sostenido, exponencial, de nuestra nación, su industria nacional y el rol del país a nivel internacional, para no depender tan estrictamente de los factores externos.
El objetivo debe estar basado en, solidificar nuestra soberanía y en evitar la excesiva corrupción estatal que nos debilita en todo sentido.
IVAN S. SUCARI
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