El título parece ambicioso. Lo es.
Definitivamente el objetivo no es que el lector vislumbre su autoconocimiento a través de la lectura de mil palabras en un artículo de internet sino establecer sintéticamente determinados conceptos y eventuales soluciones al juego del tiempo, la prevalencia de los traumas, la construcción de la identidad y la correcta utilización del pasado.
El individuo y el tiempo circular
Imagínense en tercera persona parados en una línea temporal horizontal. Ustedes, estáticos en el medio, representan el presente, a su derecha se encuentra el futuro y a su izquierda el pasado. Ahora bien, el pasado tiene determinados puntos marcados y el futuro también. Estos puntos son momentos que han calado fuerte en la construcción de nuestra identidad. ¿Por qué también están presentes en el futuro? Porque la mayoría de las personas transitan el decurso de la vida creyendo que son consecuencia directa de sus traumas del pasado y, al no tener voluntad alguna del cambio -o estar buscando los caminos equivocados-, esos traumas no resueltos vuelven a representarse en el futuro, generalmente a través de sucesos cada vez más notorios. En este sentido Freud dijo que "el dolor no tiene nada que enseñar a quienes no encuentran el coraje y la fuerza para escucharlo".
Así se genera el tiempo circular. La línea que habíamos visualizado se empieza a cerrar y nos empezamos a ver a nosotros mismos corriendo en la rueda del hámster, porque "si realmente el sufrimiento diera lecciones, el mundo estaría poblado sólo de sabios", decía Freud.
Y así nos pasamos la vida, como el hámster en su rueda, caminando hacia adelante pero yendo hacia atrás.
El microtrauma y el macrotrauma
Ahora bien, ¿por qué nos cuesta tanto revisar, trabajar los traumas y realmente aprender de las lecciones disfrazadas de personas o eventos que nos sigue repitiendo la vida? Es simple: porque es incómodo. Es incómodo hurgar realmente en la intimidad emocional y tener que luchar contra una extensa horda de fantasmas. Jung, sucesor de Freud, decía en este sentido que "uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad. Este último proceso, no obstante, es desagradable y, por ende, impopular".
Robin Sharma clasifica los traumas en micro-traumas y macro-traumas. Los micro-traumas son eventos que recordamos pero no moldean realmente nuestra identidad y forma de comportarnos, mientras que los macro-traumas son aquellos sucesos que de alguna manera definen el decurso de nuestra vida y la formación de nuestros miedos y nuestra personalidad.
Los macro-traumas son aquello por lo que destruimos o carecemos de interés en tomar relaciones sanas o nos sentimos atraídos a fomentar relaciones tóxicas ya que, como dice Sharma "la gente traumatizada no sabe lo que es lo sano y, aunque parezca mentira, un estilo de vida lleno de dramatismo les parece más seguro que uno tranquilo, porque les resulta más familiar" y también establece una relación directa con todo tipo de adicciones (quejarse, redes sociales, drogas, gastar de más, etc.). Mientras tanto, sin resolver estos macrotraumas, continuamos viviendo la vida hacia atrás.
El poder del pensamiento. Cómo moldear nuestra identidad sin estar sujetos al pasado. Una mirada neurológica.
Si bien las diferentes escuelas de las ciencias de la psicología han dado diferentes remedios y soluciones a las marcas del pasado en el presente y el futuro de los individuos, a continuación desarrollaré muy -pero muy- brevemente lo que propone el quiropráctico y bioquímico Joe Dispenza en gran parte de su obra.
Dispenza desarrolla una teoría científica mediante la cual podemos cambiar nuestra identidad (incluso nuestro cuerpo y nuestra salud) a través de la modificación de nuestros pensamientos, esto incluye obviamente el lograr un futuro que no esté signado por los eventos, traumas y decisiones del pasado.
Comienza diciendo que todos nuestros pensamientos y sentimientos proceden de los recuerdos del pasado. Cuando los mismos pensamientos y sentimientos se repiten se crea una actitud, cuando las actitudes se repiten logramos generar una creencia y, por último, cuando repetimos la misma creencia durante años, se genera una percepción.
Las actitudes son estados del ser cortos, se pueden modificar rápidamente y son fluctuantes, pueden durar horas, un par de días e incluso tener actitudes completamente disímiles dentro del mismo día.
Las creencias son pensamientos y sentimientos más duraderos, son actitudes repetidas y sí comienzan a generar un condicionamiento emocional en el cerebro y en lo que consideramos nuestra identidad. Las creencias son difíciles de modificar. Dispenza explica que si tenés los mismos sentimientos basados en experiencias pasadas y sentís lo mismo que sentiste cuando te ocurrieron, estás condicionando al cuerpo a ser subconscientemente la mente de esa emoción y a estar viviendo inconscientemente en el pasado.
Las percepciones están ligadas directamente a quien crees que eres y tienen que ver inalterablemente con las decisiones y conductas que manifestás y con las relaciones que elegís y las realidades que creás.
La única forma de no seguir caminando hacia adelante pero yendo hacia atrás es cambiando tus creencias y percepciones para cambiar tu estado del ser. Dispenza explica que hay que ver las antiguas y limitadas creencias como lo que son -grabaciones del pasado-, y estar dispuesto a abandonarlas para aceptar otras nuevas y crear un futuro acorde a lo que queremos ser y a aquello para lo cual nos creemos predestinados.
Por último, cabe destacar que existen varias formas estudiadas de superar los condicionamientos del pasado para que la vida no traiga nuevamente las lecciones no aprehendidas al presente y al futuro. Sin perjuicio de ello, la mirada de Dispenza respecto a hacerse consciente de lo inconsciente apagando el ruido y mirando realmente hacia adentro, con el solo fin de generar un cambio en el pensamiento, es nueva y posee -a mi juicio- una perfecta relación entre los más de 150 años de ciencias psicológicas y los avances neurológicos del siglo actual.
Para mayor abundamiento (hay mucho para leer) recomiendo la lectura de "El placebo eres tú" de Joe Dispenza y cualquier obra de este autor, Carl Jung, Freud, Robin Sharma, Eckhart Tolle, entre tantos otros.
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