CDR José Adán Gutiérrez, USN (Ret.), Miembro Senior, MSI² - Dr. Rafael Marrero, Fundador y Director Ejecutivo, MSI²
Resumen
El reciente ataque naval de Estados Unidos contra un buque venezolano y la consiguiente escalada de despliegues militares en el Caribe no son movimientos tácticos aislados dirigidos exclusivamente contra el régimen de Nicolás Maduro. Más bien, representan una demostración más amplia de la determinación estadounidense ante la creciente presencia económica, tecnológica y geopolítica de China en el hemisferio occidental. Si bien derrocar a Maduro sigue siendo un objetivo operativo a corto plazo, el propósito estratégico más profundo de las acciones de Washington reside en indicar a Pekín que Estados Unidos está preparado para desplegar su poder duro para defender su supremacía en la región.
Este documento sitúa las acciones de Estados Unidos en tres niveles concéntricos: Venezuela como detonante, Panamá como eje y China como objetivo. El ataque en el Caribe debe interpretarse como una reverberación de la postura previa de Washington sobre Panamá: un eco hemisférico diseñado para redefinir las líneas rojas estratégicas para Pekín. Al integrar precedentes históricos, datos comerciales y del Canal, dinámicas políticas regionales y evaluaciones de riesgos, este análisis demuestra cómo la credibilidad de Estados Unidos depende tanto de la presencia militar como de un compromiso económico, digital e institucional sostenido.
Resumen ejecutivo
El ataque estadounidense contra un buque venezolano y el refuerzo de la presencia naval en el Caribe reflejan un mensaje de tres capas:
1. Nivel inmediato — Venezuela: Maduro es señalado como líder de un narcoestado y representante de actores extrahemisféricos. Pero Venezuela es el escenario, no la obra.
2. Nivel intermedio — Panamá: El Canal sigue siendo la arteria crucial del comercio hemisférico. La creciente presencia de China en Panamá —desde puertos hasta telecomunicaciones— desafía el dominio estadounidense. La postura naval de Washington y la renovada cooperación con Panamá señalan una línea roja: el Canal no será entregado.
3. Nivel estratégico — China: Pekín es el verdadero público. Estados Unidos está demostrando que no cederá su hemisferio, ni siquiera a riesgo de una confrontación.
Hallazgos clave:
• China se ha afianzado en Panamá, Argentina, Chile, Brasil y Honduras a través de la diplomacia en infraestructura, energía y deuda (Ellis, 2023; Gutiérrez, 2025a, 2025b, 2025d).
• El Canal maneja aproximadamente el 6% del comercio mundial; la credibilidad de EE. UU. depende de mantenerlo libre del control chino. Las recientes restricciones impuestas por la sequía resaltan aún más su fragilidad (Autoridad del Canal de Panamá, 2024; Reuters, 2024; Gutiérrez, 2025c).
• América Latina está dividida: las élites a menudo se inclinan hacia la financiación china, pero la opinión pública se muestra recelosa ante la influencia autoritaria (Pew Research, 2024).
• La proyección de poder de EE. UU. tranquiliza a sus aliados, pero conlleva riesgos de escalada, sobreesfuerzo y una intensificación de la guerra de información de la República Popular China (Marrero, 2025).
Recomendaciones de política:
• Continuar institucionalizando la cooperación en seguridad entre EE. UU. y Panamá para salvaguardar el Canal.
• Aumentar el financiamiento de la Corporación Financiera de Desarrollo (CFD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para ofrecer alternativas a los préstamos chinos.
• Lanzar una iniciativa de soberanía digital para contrarrestar el dominio de Huawei.
• Ampliar la diplomacia pública, los medios de comunicación y los programas antidesinformación de EE. UU. para desafiar las narrativas chinas.
• Profundizar la formación de coaliciones con Colombia, Brasil, Argentina y Panamá para una defensa hemisférica coordinada.
Introducción
La crisis en Venezuela se ha convertido en un escenario indirecto para una competencia geopolítica más amplia. En agosto de 2025, la administración Trump aumentó la recompensa por Nicolás Maduro a 50 millones de dólares y autorizó acciones navales contra buques venezolanos acusados de narcotráfico. Si bien se presentó como una ofensiva contra un régimen rebelde, el ataque tuvo repercusiones mucho más allá de Caracas.
La lógica más amplia reside en el cambiante equilibrio de poder en el hemisferio occidental. China se ha integrado en los puertos y la infraestructura digital de Panamá, las instalaciones espaciales de Argentina, las minas de litio de Chile, la agroindustria de Brasil y, más recientemente, la reorientación diplomática y económica de Honduras (Ellis, 2021; Gutiérrez, 2025a, 2025b, 2025d). El hemisferio occidental, que antes era un espacio estratégico estadounidense sin disputa, ahora es territorio en disputa.
Por lo tanto, el ataque naval no se limita a Venezuela. Es el eco caribeño de un golpe a Panamá: un mensaje hemisférico a Pekín de que Washington reafirmará su primacía mediante el poder duro si es necesario (Gutiérrez, 2025c). Esto evoca un linaje de doctrinas hemisféricas estadounidenses —desde la Doctrina Monroe hasta el corolario de Roosevelt—, actualizadas para la contienda del siglo XXI con China.
Sección I: El detonante inmediato — Venezuela
Washington ha presentado a Maduro durante mucho tiempo como un autoritario ilegítimo y un capo de un cártel. La recompensa de 50 millones de dólares, la más alta jamás otorgada por Estados Unidos a un jefe de Estado en funciones, refleja esa imagen (Departamento de Estado de EE. UU., 2025). El ataque a un buque venezolano encaja con la narrativa: el régimen de Maduro no es soberano, sino criminal.
Sin embargo, Maduro es una variable indirecta. Sirve a los propósitos de Pekín como proveedor de petróleo crudo y un irritante diplomático para Washington, pero China no invertirá capital para salvarlo (Cacciati, 2025). Venezuela es el detonante, no el objetivo.
Al mismo tiempo, el enfoque calibrado de Washington es evidente: las sanciones estadounidenses siguen vigentes, pero Chevron conserva licencias limitadas para operar en Venezuela. Esta doble vía subraya que Venezuela es tratada como un problema gestionado: un escenario para dar señales, no el eje central de la política regional estadounidense.
Sección II: La creciente presencia de China en América Latina
La estrategia de China es paciente, diversificada y acumulativa:
• Panamá: Tras reconocer a Pekín en 2017, Panamá abrió las puertas a las empresas chinas. COSCO Shipping obtuvo concesiones portuarias cerca de Colón, y Huawei construyó gran parte de la infraestructura de telecomunicaciones (Ellis, 2023; Gutiérrez, 2025c). Las ofertas chinas para parques logísticos adyacentes al Canal generaron alarma en Washington.
• Argentina: La estación espacial de Neuquén, nominalmente civil, opera bajo términos opacos y se sospecha ampliamente que tiene funciones militares de doble uso (Ríos, 2024; Gutiérrez, 2025b).
• Chile: China domina el procesamiento de litio, controlando participaciones en SQM y Tianqi Lithium. Para 2024, más del 60% de las exportaciones chilenas de litio se dirigían a China (AIE, 2024; Gutiérrez, 2025a).
• Brasil: Pekín se ha convertido en el principal socio comercial de Brasil, adquiriendo soja, petróleo y minerales. La pertenencia de Brasil al BRICS y la aceptación de la financiación china amplían la influencia hemisférica de Pekín (Ellis, 2022).
• Cuba: China ha invertido en infraestructura de inteligencia de señales y proyectos digitales, lo que genera sospechas de cooperación en materia de vigilancia (Ellis, 2021).
• Honduras: Tras transferir el reconocimiento de Taiwán a Pekín en 2023, Honduras dio la bienvenida a los proyectos de la República Popular China en energía y telecomunicaciones, lo que indica que la influencia china ahora se asienta directamente en Centroamérica (Gutiérrez, 2025d).
• Diplomacia de la deuda: Ecuador y Venezuela ilustran cómo los préstamos chinos encierran a los gobiernos en acuerdos de reembolso a largo plazo garantizados por envíos de petróleo, lo que limita la soberanía (Marrero, 2025).
Esto no es una conquista, sino una captura gradual. Pekín evita la confrontación militar abierta, prefiriendo la influencia económica, las alianzas con las élites y las operaciones de influencia en los medios de comunicación en español. Sin embargo, el efecto agregado socava la primacía estadounidense (Gutiérrez, 2025e).
Sección III: Mensaje estratégico de EE. UU.
El ataque naval debe interpretarse como una señalización estratificada:
1. Teatro de disuasión: Las imágenes de destructores estadounidenses patrullando el Caribe evocan la Operación Causa Justa de 1989 y las constantes patrullas antinarcóticos de la década de 1990. El mensaje: Washington aún domina la escalada.
2. Panamá como cienciómetro: El Canal maneja aproximadamente el 6% del comercio mundial y aproximadamente 14.000 buques al año. El 40% del comercio contenedorizado de EE. UU. con Asia pasa por sus esclusas (Autoridad del Canal de Panamá, 2024). Las recientes restricciones relacionadas con la sequía en 2023-24 redujeron la capacidad del Canal hasta en un 40%, lo que pone de relieve tanto su fragilidad como su centralidad económica global (Reuters, 2024). Al realizar ejercicios con fuerzas panameñas y atracar buques de guerra en Balboa, Washington subraya que el Canal está fuera del alcance de las ambiciones de Pekín (Gutiérrez, 2025c).
3. Estrategia de reverberación: El avance panameño fue el primer golpe; el despliegue en el Caribe es el eco. Juntos, forman una defensa perimetral hemisférica.
Sección IV: El triángulo China-Venezuela-Estados Unidos
La postura de China respecto a Venezuela ilustra su pragmatismo. Continúa comprando petróleo, ofrece apoyo diplomático simbólico y proporciona tecnología de consumo, pero evita involucrarse en compromisos militares (South China Morning Post, 2025).
Rusia e Irán, en cambio, han probado su apoyo militar a Caracas, pero carecen de los recursos para proyectar un poder sostenido en el hemisferio. Pekín, el verdadero competidor, mantiene las distancias, prefiriendo fortalecer su posición en Panamá, Brasil, Chile y ahora Honduras (Ellis, 2022; Gutiérrez, 2025b, 2025d).
Por lo tanto:
• EE. UU. trata a Venezuela como un escenario prescindible.
• China trata a Venezuela como un peón prescindible.
• La verdadera contienda es Panamá y el Canal.
Sección V: Implicaciones regionales
1. Estados latinoamericanos: Obligados a elegir entre las garantías de seguridad estadounidenses y el financiamiento chino. La opinión pública se mantiene ambivalente: una encuesta de Pew de 2024 reveló que el 63% de los latinoamericanos prefería los lazos económicos con EE. UU., pero las élites de países como Panamá, Argentina y Brasil siguen cortejando el capital chino (Gutiérrez, 2025d).
2. Aliados: Las fuerzas armadas de Colombia y Brasil ven los despliegues estadounidenses como una garantía de la permanencia de Washington.
3. Adversarios: Rusia e Irán enfrentan límites para mantener las operaciones hemisféricas; las medidas estadounidenses les recuerdan los límites de la escalada.
4. Panamá: Las élites locales, incluida la familia Motta, están divididas: algunas favorecen las garantías de seguridad estadounidenses, otras valoran las inversiones chinas. El Canal vuelve a ser un territorio de tablero de ajedrez global (Gutiérrez, 2025c).
Sección VI: Evaluación de riesgos
1. Riesgos de escalada: Un error de cálculo en el mar podría desencadenar un aumento del conflicto.
2. Exceso de presión: Con los compromisos en el Indopacífico, mantener una postura de alta intensidad en el Caribe podría agotar los recursos de EE. UU.
3. Contraataque chino: Pekín podría tomar represalias presionando a las empresas estadounidenses en Latinoamérica, aprovechando la dependencia de la cadena de suministro u ofreciendo mayores paquetes de contrafinanciación (Marrero, 2022).
4. Dominio informativo: Los medios de comunicación patrocinados por la República Popular China, los influencers vinculados al Estado y las campañas digitales en español están moldeando activamente las narrativas, cuestionando las posturas estadounidenses y amplificando el sentimiento antiestadounidense.
Sección VII: Recomendaciones de política
1. Institucionalizar la seguridad del Canal: Establecer un marco de seguridad entre EE. UU. y Panamá similar al Artículo 5 de la OTAN para el Canal.
2. Financiar alternativas: Ampliar los préstamos de la DFC y el BID para debilitar la diplomacia china en materia de deuda.
3. Soberanía digital: Lanzar una iniciativa regional de telecomunicaciones liderada por EE. UU. para ofrecer alternativas a Huawei.
4. Operaciones mediáticas e influyentes: Ampliar el apoyo de centros de estudios, académicos y medios de comunicación para contrarrestar las narrativas y la desinformación chinas.
5. Postura militar: Mantener las rotaciones navales en el Caribe y el Pacífico, a la vez que se refuerza la presencia de inteligencia del Comando Sur.
6. Coalición regional: Construir un pacto de seguridad trilateral/multilateral con Colombia, Brasil, Argentina y Panamá para demostrar que la defensa hemisférica es colectiva, no unilateral.
Conclusión
El ataque naval a un buque venezolano es una señal hemisférica. Maduro es secundario; China es la audiencia. Al vincular a Panamá y el Caribe en un escenario estratégico unificado, Washington afirma que no cederá la primacía hemisférica.
Venezuela es la chispa, Panamá la mecha y China el polvorín.
Para que la credibilidad estadounidense perdure, las demostraciones de poder también deben ir acompañadas de compromiso económico, digital e institucional. Solo así Washington podrá garantizar que la repercusión de Panamá en el Caribe resuene como un mensaje claro: Estados Unidos sigue siendo el guardián del hemisferio.
Referencias
Agencia Internacional de Energía. (2024). Perspectivas globales de minerales críticos. París: IEA.
Autoridad del Canal de Panamá. (2024). Informe anual de estadísticas de tránsito y comercio. Ciudad de Panamá: PCA.
Cacciati, M. (2025, 26 de agosto). China dejará que Maduro se hunda antes que enfrentar a los buques de guerra de EE. UU. LATAM Blog.
Departamento de Estado de EE. UU. (2025, 15 de agosto). Programa de recompensas por narcóticos: Nicolás Maduro Moros. Washington, D.C.
Ellis, E. R. (2021). El compromiso chino en América Latina en la era de la competencia estratégica. Air University Press.
Ellis, E. R. (2022). China se involucra en América Latina: ¿Distorsionando el desarrollo y la democracia? Lynne Rienner Publishers.
Ellis, E. R. (2023). China en América Latina: El paisaje estratégico en evolución. U.S. Army War College Press.
Gutiérrez, J. A. (2025a). Presencia e influencia de China en Chile: Un análisis geoestratégico y económico. Miami Strategic Intelligence Institute.
Gutiérrez, J. A. (2025b). El giro preferencial de Argentina hacia China: ¿Realineamiento estratégico o necesidad económica? Miami Strategic Intelligence Institute.
Gutiérrez, J. A. (2025c). Panamá: Un campo de batalla estratégico en la rivalidad EE. UU.–China. Miami Strategic Intelligence Institute.
Gutiérrez, J. A. (2025d). Honduras, China y el equilibrio estratégico de EE. UU.: Riesgos y oportunidades en Centroamérica. Miami Strategic Intelligence Institute.
Gutiérrez, J. A. (2025e). Preparándose para el segundo impacto: Estrategia renovada de EE. UU. hacia China en América Latina. Miami Strategic Intelligence Institute.
Marrero, R. (2022). América 2.0: La guerra de independencia de EE. UU. contra China. Bravo Zulu Publishers.
Marrero, R. (2025). La última frontera: Crónica de la resistencia de EE. UU. contra la China comunista. Bravo Zulu Publishers.
Reuters. (2024, 12 de diciembre). La sequía del Canal de Panamá reduce la capacidad mientras suben los costos de envío.
Ríos, V. (2024). Presencia espacial de China en Argentina: Riesgos de uso dual y ambigüedad estratégica. Journal of Strategic Studies, 47(2), 215–234.
South China Morning Post. (2025, 18 de julio). Beijing rechaza la “mentalidad de Guerra Fría” de EE. UU. sobre despliegues en América Latina.
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