Si bien es cierto que el saludo fue frívolo, y que esta espera ha vuelto a romper una sana tradición bilateral de que la primera visita del presidente argentino o brasileño (electo o en cargo) sea hacia su contraparte (Bolsonaro visitó en su momento a Chile antes que a Argentina), el acercamiento representa una gran posibilidad para ambos países. A modo de ejemplo, ambos gobiernos anunciaron un memorando de entendimiento para la exportación de gas natural argentino a Brasil. Asimismo, el encuentro es señal de que la relación argento-brasileña es de por sí estable, previsible y creíble, y se antepone a las diferencias ideológicas y personales de los jefes de Estado; lo que atrae a inversores e incentiva a proyectos de largo plazo.
Pero esto no tiene por qué detenerse aquí, si Argentina y Brasil anhelan superar el rezago que mantiene la región latinoamericana en el orden mundial, deberán actuar en conjunto. Esta profundización y fortalecimiento de la cooperación bilateral y regional puede conducir hacia un crecimiento en poder e influencia en las más altas cumbres de negociación internacional, en donde hace falta presencia latinoamericana.
En síntesis, para diluir la poca importancia sistémica de nuestra región es imprescindible la integración y la cooperación ya que sin ella sólo representamos voces aisladas en lugar de una voz fuerte y unida. En la búsqueda de este objetivo, la relación en sí debe anteponerse a la mala relación personal de los presidentes Milei y Da Silva.
El encuentro es señal de una predisposición favorable entre ambos presidentes pese a la mediatización de sus enfrentamientos. Esto último habla de una apreciación del valor pragmático que el diplomático Renato di Cerisano le atribuye a la política exterior. Según di Cerisano (2024) la política exterior no puede ni debe adecuarse a convicciones personales, sino que ha de responder a los intereses nacionales del país en una actividad en donde “el amiguismo o los prejuicios obsoletos no tienen lugar”.
Respecto a la relación bilateral entre Argentina y Brasil, que el gobierno de Lula se haya estado haciendo cargo voluntariamente de los intereses argentinos en Venezuela y del asilo de refugiados políticos luego de que el régimen de Nicolás Maduro asediara la embajada argentina en Caracas, o la participación constructiva del gobierno de Milei en el MERCOSUR, son dos claros ejemplos que demuestran que los intereses nacionales están por encima de los personales.
Por último, respecto a la política exterior de Milei, pueden rescatarse ciertos aspectos que lo alejan del personalismo y lo acercan al pragmatismo. A saber, apoyar la resolución conjunta del G20 como no ha sucedido en el ámbito de Naciones Unidas, celebrar una reunión con el presidente chino Xi Jinping y acordar el memorando de exportación de gas a Brasil, más allá de las diferencias ideológicas con Xi y con Lula.
No obstante, actitudes como la de repostear una publicación del legislador oficialista Ramiro Marra (2024) en donde se explicita una buena relación entre Milei y Donald Trump y una indispuesta relación entre Milei y Lula, no hace más que abrumar tontamente el debate público, reforzando ideológicamente las bases del debate en lugar de contribuir a encontrar una salida conjunta.
Referencias:
Di Cerisano, R. C. S. (2024, 21 de agosto). Los diplomáticos argentinos son servidores públicos. Infobae. https://www.infobae.com/opinion/2024/08/21/los-diplomaticos-argentinos-son-servidores-publicos/
Marra, R. [@ramiromarra] (2024, 18 de noviembre). CON LA DERECHA // CON LA IZQUIERDA. [Publicación]. Instagram. https://www.instagram.com/p/DChW2hFRCXN/?hl=es
Comentarios