El 30 de octubre de 1983 los argentinos volvían a las urnas después de 10 años dando fin a la dictadura más sangrienta de su historia. La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todas las demás, decía Winston Churchill. Defender este sistema de gobierno resulta imprescindible para resguardar los derechos conquistados en estos 40 años.
Ley de Autoamnistía
El año 1983 encontraba a la Dictadura Militar instaurada en Argentina en marzo de 1976 en un Estado de Desgaste total. A la derrota en la Guerra de Malvinas en abril de 1982 se le sumaban crecientes protestas en todo el país. Es por eso que el 28 de febrero de 1983 el General Reynaldo Bignone anunció la convocatoria a elecciones que se realizarían el 30 de octubre de 1983 y consagrarían a Raúl Ricardo Alfonsín como Presidente de la Nación.
Para garantizar su impunidad los jerarcas militares promulgaron por decreto una Ley de Autoamnistía. Esta Ley, también conocida como Ley de Pacificación Nacional buscaba evitar el juzgamiento a aquellos militares que cometieron crímenes de lesa humanidad.
Como respuesta a esta situación, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y diversas organizaciones de Derechos Humanos como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo convocaron a diversas protestas de repudio hacia esta ley.
Proceso electoral
A pesar de situaciones como esta ley, los argentinos vivieron con mucho entusiasmo el Proceso electoral, teniendo en cuenta los años que hacían desde que los argentinos acudieron por última vez a las urnas. En este contexto, los espacios publicitarios en la televisión se llenaron de publicidad electoral de diversos partidos políticos.
Dentro de los candidatos, quien se destacó especialmente fue el candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín.
Alfonsín, a diferencia del candidato del Partido Justicialista, Ítalo Luder se compromete a derogar la Ley de Autoamnistía y juzgar a las Juntas Militares. Esta promesa se concretaría en 1985, año en el que se realizarían los Juicios a las Juntas. Estos juicios serían un hito a nivel mundial, siendo la primera y única vez que un gobierno civil juzgó a la dictadura que lo precedió.
Asimismo, Alfonsín se caracterizó por ser un candidato que supo leer el clima de época de principios de los 80. En ese momento, estaba claro que la sociedad estaba decidida a dejar atrás la oscuridad que caracterizó a los años de plomo de la Dictadura.
El 30 de octubre de 1983 Alfonsín venció a Luder en las elecciones con el 51,7 % de los votos. Comenzaba así el período democrático ininterrumpido más largo de la historia argentina
Reflexiones finales
A cuarenta años del regreso de la democracia en Argentina el legado de Alfonsín permanece más presente que nunca. Si los argentinos hoy somos libres y vivimos en democracia es gracias a quienes lucharon por ella 40 años atrás.
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