Jesús Daniel Romero, ex Subdirector de Inteligencia Naval del Comando Sur de Estados Unidos, para FinGurú
Resumen
El despliegue militar estadounidense de 2025 en el Caribe representa la proyección de fuerza más significativa en la región desde la Operación Causa Justa. Bombarderos estratégicos, grupos navales de ataque y la creación de la Fuerza de Tarea Conjunta Contra el Narcotráfico (CJTF-Caribbean) redefinieron el concepto de disuasión hemisférica.
Al integrar las autoridades de defensa del Título 10 con la Ley de Aplicación de la Ley Marítima sobre Drogas (MDLEA), Washington pasó de una interdicción reactiva a una estrategia de negación estratégica de ingresos y libertad de maniobra.
La campaña se desarrolló secuencialmente: tras la designación del Cartel de los Soles como Organización Terrorista Global Especialmente Designada (SDGT) por el Departamento del Tesoro el 25 de julio de 2025, comenzó un despliegue marítimo y aéreo completo en agosto, y para octubre las fuerzas estadounidenses ejecutaban ataques de precisión contra objetivos narco-terroristas.
Estas operaciones negaron cerca de medio millardo de dólares en ingresos por cocaína y expusieron la convergencia entre el Cartel de los Soles, el Tren de Aragua, el ELN colombiano y facilitadores vinculados con Hezbollah.
Introducción
El 25 de julio de 2025, el Departamento del Tesoro de EE. UU. designó al Cartel de los Soles de Venezuela como organización terrorista global especialmente designada (SDGT) bajo la Orden Ejecutiva 13224.
Días después, el Departamento de Defensa y el Comando Sur (SOUTHCOM) iniciaron la planificación de un despliegue antidrogas a gran escala.
Para agosto de 2025, ocho buques de guerra, bombarderos estratégicos, submarinos y un Grupo Anfibio de la Infantería de Marina quedaron bajo una estructura unificada denominada CJTF-Caribbean.
El despliegue fue mucho más que una operación de interdicción: fue una respuesta directa al aumento récord de los cultivos de coca tras la cancelación en 2023 del monitoreo satelital estadounidense, decisión que dejó vastas zonas productoras sin verificación.
Cuando la Aplicación de la Ley Ya No Era Suficiente
Durante décadas, los esfuerzos marítimos antidrogas de EE. UU. dependieron de la autoridad de la Guardia Costera (Título 14 del Código de EE. UU.) y de la MDLEA (1986). Estos marcos generaron miles de procesamientos, pero con escaso efecto estratégico.
Para 2024, Colombia mantenía cerca de 250 000 hectáreas de cultivos de coca, según estimaciones del Informe Mundial sobre las Drogas de la UNODC (2024), consolidando al país como el principal productor mundial y reflejando un incremento sostenido desde la suspensión del monitoreo satelital y la erradicación aérea.
Para 2024, los cultivos de coca superaban las 1700 toneladas métricas (UNODC, 2024), y más de 1 800 traficantes fueron detenidos (Congreso de EE. UU., 2019), mientras la disponibilidad de cocaína en territorio estadounidense continuaba en aumento (DEA, 2024).
Ante esa limitación, el Departamento de Defensa invocó a las autoridades del Título 10 para integrar capacidades militares ISR y de respuesta rápida con las fuerzas del orden, pasando de arrestar tripulaciones a negar libertad operativa a las redes criminales transnacionales.
El Despliegue de 2025
Entre el 10 y 30 de agosto de 2025, el Comando Sur ejecutó su mayor despliegue en el Caribe desde 1989:
● Ocho buques de la Armada — incluidos destructores, un crucero y un buque anfibio de asalto — se posicionaron operacionalmente.
● Bombarderos B-52 y B-1 Lancer realizaron patrullas de largo alcance junto a cazas F-35B desplegados desde Puerto Rico.
● Sistemas aéreos no tripulados MQ-9 Reaper, configurados en Patrulla Aérea de Combate (PAC) artillada, mantuvieron presencia constante las 24 horas, combinando sensores ISR de largo alcance con capacidad de ataque mediante misiles AGM-114 Hellfire y bombas GBU-12 Paveway II.
Su patrullaje continuo aseguró cobertura aérea permanente, designación de objetivos y capacidad de respuesta inmediata frente a embarcaciones o amenazas detectadas en el corredor marítimo caribeño.
● El 10 de octubre, el SOUTHCOM anunció formalmente la creación de la CJTF-Caribbean para coordinar elementos de la Armada, Fuerza Aérea, Guardia Costera y SOCOM (SOUTHCOM, 2025).
Estas acciones reflejaron un cambio doctrinal: el narcotráfico fue tratado como una misión de defensa, disuasión y control aéreo permanente.
Indicadores Operacionales: La Narco-Lancha del ELN
A finales de octubre de 2025, la vigilancia estadounidense detectó y neutralizó una narco-lancha de alta velocidad que habría zarpado desde La Guajira, Colombia, y se dirigía hacia el arco oriental del Caribe.
La inteligencia atribuyó la embarcación al Ejército de Liberación Nacional (ELN), aunque el grupo negó públicamente su implicación (Reuters, 2025).
La lancha, propulsada por tres motores fuera de borda, transportaba entre 1 200 y 1 500 kilogramos de cocaína.
Su destrucción impidió la entrega y negó millones de dólares a la red criminal, demostrando cómo las interdicciones tácticas se han transformado en negaciones financieras estratégicas dentro del marco de la campaña regional contra el narco-terrorismo.
El Caso del Sobreviviente del Semisumergible
Durante el mismo periodo operativo, fuerzas estadounidenses destruyeron un semisumergible dedicado al transporte de cocaína en el Caribe.
Uno de los sobrevivientes, Andrés Fernando Tufiño Chila (también conocido como “Fresco Solo”), había sido condenado previamente en el Tribunal Federal del Distrito Sur de California (Caso N.º 3:20-CR-02838-AJB) por conspiración para distribuir cocaína a bordo de una embarcación, conforme a los 46 U.S.C. §§ 70503 y 70506(b).
Según los registros del Departamento de Justicia, se declaró culpable y cumplió una pena federal de cinco años antes de ser deportado.
Su reaparición a bordo de un nuevo semisumergible en 2025 ilustra la reincidencia y resiliencia de las redes marítimas de tráfico: operativos de bajo nivel que vuelven al delito meses después de su liberación, revelando los límites de la disuasión basada solo en procesamientos judiciales (NTN24, 2025; U.S. District Court, 2020).
Propósito Estratégico
Para finales de 2025, la campaña integrada de EE. UU. perseguía tres objetivos claros:
1. Negación financiera — cortar el flujo de efectivo que sostiene al Cartel de los Soles, al Tren de Aragua y al ELN.
2. Disuasión — enviar el mensaje de que el tráfico protegido por Estados tendría respuesta directa de EE. UU.
3. Control operacional — mantener vigilancia y capacidad de ataque persistentes en todo el Caribe.
Resultados e Impacto Financiero
En agosto de 2025, la Guardia Costera descargó 76 140 libras de cocaína valoradas en 473 millones de dólares (U.S. Coast Guard, 2025).
Estas incautaciones negaron más de medio millardo de dólares a las organizaciones criminales y demostraron que el modelo híbrido militar-judicial produjo pérdidas económicas cuantificables para las redes narco-terroristas.
El Eje Narco-Terrorista: Cartel de los Soles, Tren de Aragua y Hezbollah
El Cartel de los Soles, incrustado en la jerarquía militar venezolana, provee logística, protección y coordinación para los envíos de cocaína.
Su brazo de ejecución, el Tren de Aragua, extiende esas redes por todo el hemisferio.
Informes de inteligencia y del Tesoro identifican una superposición financiera y logística entre funcionarios venezolanos ligados al Cartel de los Soles y actores vinculados a Hezbollah, involucrados en contrabando de oro y lavado de dinero.
Esta fusión conecta el beneficio criminal regional con alianzas terroristas globales.
Actividad Aérea y NOTAMs Prolongados en el Caribe Oriental
La Administración Federal de Aviación (FAA) mantiene activo un NOTAM de largo plazo sobre el corredor marítimo comprendido entre Ceiba y Vieques, Puerto Rico, una zona históricamente usada por la Marina de los EE. UU. para ensayos de armas, operaciones de interdicción y pruebas de sistemas de vigilancia.
El aviso, publicado oficialmente en el portal FAA NOTAM Search (https://notams.aim.faa.gov/), tiene una vigencia de cinco meses, una duración inusualmente extensa para este tipo de restricciones aéreas. En la práctica operacional, esto indica presencia militar continua, rotación de unidades conjuntas y actividades ISR (Intelligence, Surveillance & Reconnaissance) sostenidas bajo la autoridad del Comando Sur (SOUTHCOM).
Desde la perspectiva analítica y de campo —como exoficial de inteligencia naval—, la duración y ubicación del NOTAM coinciden directamente con el radio de operaciones de la Fuerza de Tarea Conjunta Caribe (CJTF-Caribbean), que centraliza las misiones de negación estratégica y control del espacio marítimo y aéreo regional.
Esta evidencia pública y verificable refuerza que el Caribe oriental se ha transformado en un teatro operativo activo, donde el Departamento de Defensa combina misiones de interdicción, defensa hemisférica y disuasión ante amenazas estatales y no estatales vinculadas al Cartel de los Soles y sus aliados.
Riesgos y Realidades
El despliegue de bombarderos y unidades navales con fines antidrogas conlleva riesgos diplomáticos y operativos.
Algunos gobiernos regionales advirtieron sobre la militarización (WOLA, 2025), pero la ausencia de monitoreo satelital y el repunte de los cultivos de coca dejaron a Washington con pocas alternativas.
La Medida Definitiva: Salvar Vidas Estadounidenses
La cocaína que ingresa a Estados Unidos está cada vez más mezclada con fentanilo, un opioide sintético letal en microdosis.
La inteligencia prevé que esta práctica continuará, convirtiendo la adicción en un arma para maximizar víctimas.
A pesar de la integración del Título 10, los cultivos de coca y la producción de “súper-cocaína” siguen en niveles altos (UNODC, 2024).
Estados Unidos enfrenta un ataque asimétrico sin un solo disparo: armas químicas del comercio que matan a decenas de miles cada año.
La defensa de la nación comienza ahora fuera de sus costas, mediante interdicción marítima y disrupción de las cadenas de suministro.
La misión es clara: proteger vidas estadounidenses antes de que llegue el veneno.
Jesús Romero se jubiló tras más de 37 años de servicio en el gobierno de Estados Unidos. Se alistó en la Armada en 1984, recibió su grado de oficial de la Universidad Estatal de Norfolk y fue designado Oficial de Inteligencia Naval. También prestó servicio en el Ejército como Especialista en Operaciones de Inteligencia. Ascendió rápidamente en el escalafón militar y tuvo una distinguida carrera tanto en el servicio civil como en la diplomacia. Se convirtió en oficial a través del Programa de Comisionamiento de Suboficiales de la Armada, graduándose con honores de la Universidad Estatal de Norfolk con una Licenciatura en Ciencias Políticas. Posteriormente, se graduó del curso de Indoctrinación Previa al Vuelo de la Aviación Naval del Comando de Escuelas de Aviación Naval y completó su entrenamiento intermedio en los escuadrones VT-10 y VT-86. Sirvió a bordo de un crucero de misiles nucleares, buques de operaciones anfibias y escuadrones de estado mayor, un escuadrón de bombardeo de ala fija y un ala aérea embarcada. Fue desplegado en Libia, Bosnia, Irak y Somalia. Realizó misiones en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) en Panamá, el Centro Conjunto de Inteligencia del Pacífico en Hawái y el Comando Conjunto de Contabilidad de Prisioneros de Guerra/Desaparecidos en Combate. Jesús lideró los esfuerzos operativos del gobierno estadounidense para dar con el paradero del personal estadounidense desaparecido, con acceso a Birmania, Camboya, China, Laos, Corea del Norte y Vietnam para realizar operaciones de investigación y recuperación

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