En economía internacional, se emplea el acrónimo BRICS para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; estos cinco países representan una asociación económica – comercial de economías emergentes que desde la década pasada son las de mejor proyección a escala mundial.
Casi 3.000 millones de habitantes viven en los países que conforman esa asociación, por lo que cualquier decisión política y/o económica adquiere trascendencia en la organización global de las dependencias económicas y las asociaciones políticas. Son proveedoras de materias primas, alimentos, energéticos y también socios comerciales con intereses mutuos.
Cabe destacar, en materia financiera internacional, que el Asian Infraestructure Investment Bank (BAII) conocido Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, dejó en suspenso y bajo revisión todas las actividades con Rusia y Bielorrusia a raíz del actual conflicto en Ucrania. El BAII con sede en Pekín cuenta con aporte de China del 26,5% de su paquete accionario. Paralelamente, Black Rock suspendió todos los fondos de su cartera de activos.
La condena internacional hacia Rusia se plasmó mayoritariamente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en contra de la invasión militar a Ucrania. En tal sentido, India, China y Sudáfrica junto a otros treinta y dos países se abstuvieron en la votación de la Asamblea General.
Sudáfrica justifica su abstención, afirmando que la postura del organismo internacional de condenar la actitud de Rusia, podría abrir una brecha más profunda entre las partes pues no destaca la llamada a un compromiso más profundo para la resolución del conflicto.
La República Popular China tiene firmado con Rusia una treintena de acuerdos que incluyen la promoción de la agricultura, un memorándum de entendimiento entre las petroleras Gazprom y CNPC para la construcción de un gasoducto por el cual se comercializarán 30.000 millones de metros cúbicos de gas.
China es la única potencia militar que está en condiciones de ser aceptada como moderadora en el conflicto, pero su postura prescindente es comprendida a nivel internacional por su necesidad de preservar las relaciones comerciales-energéticas que resultan vitales para sostener su poderío industrial y llevar adelante el surgimiento de nuevas ciudades de entre 1 y 5 millones de habitantes.
Si bien el volumen de negocios de Rusia con América Latina es menos significativo, si se lo compara con otras regiones del mundo, en el caso de Brasil se observa una relevancia particular pues importa cada vez más fertilizantes para sembrar soja y otros productos agrícolas; pues sus dos grandes proveedores son China y Rusia, por lo que si se quedan solo con uno, tendrán dificultades en cantidad y precio.
Brasil se mantuvo neutral en el conflicto, con declaraciones ambiguas y discrepancias entre Bolsonaro y su vicepresidente.
India, por su parte, se abstuvo en la resolución condenatoria de Naciones Unidas en virtud de la necesidad de sostener con Rusia las relaciones militares de clara dependencia, toda vez que el país beligerante es proveedor de más del 60% de material bélico que le sirve al gobierno del primer ministro Narendra Modi para sostener parte de su estructura de defensa ante Pakistán.
A partir de los acontecimientos bélicos que sacuden al mundo, podemos visualizar un nuevo orden mundial en el que Estados Unidos, los veintisiete países de la Unión Europea más Japón se posicionan de un lado de la realidad internacional y por otro China y los países del Sudeste Asiático.
En pleno desarrollo de la Cuarta Revolución Industrial donde la tecnología ya no es una tendencia sino una realidad sin techo en su crecimiento y desarrollo, el mundo asiste a un enfrentamiento bélico por recursos energéticos que resultan estratégicos para el futuro de la humanidad, surgiendo así un “Nuevo Orden Mundial” donde los BRICS deberán definir nuevas estrategias y compromisos.
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