14/2/2025 - politica-y-sociedad

La Doble Moral del Papa Francisco: Un Análisis Crítico de Su Liderazgo

Por Poder & Dinero

   La Doble Moral del Papa Francisco: Un Análisis Crítico de Su Liderazgo

Jesús Daniel Romero y William Acosta para Poder & Dinero y FinGurú

En estos últimos días, el Papa Francisco criticó severamente la administración del presidente Donald J. Trump por su política de deportaciones masivas de inmigrantes criminales e ilegales y dirigió parte de su crítica a los clérigos norteamericanos. Por su parte, el zar de la frontera norteamericana, Tom Homan, quien es católico, le respondió al Papa que debería preocuparse por su papado, el Vaticano, y apuntó a las mismas murallas que protegen al Vaticano como condiciones similares.

 

El Papa Francisco ha sido una figura influyente en el ámbito religioso y político, pero su postura en temas de derechos humanos y política migratoria ha suscitado críticas, especialmente en relación con su silencio sobre las violaciones de derechos humanos en Venezuela y su enfoque en la política migratoria de Estados Unidos. De hecho, el Papa Francisco ha afirmado que los seres humanos tienen derechos universales de inmigrar.

 

Desde su ascenso al papado, Francisco ha mantenido una postura de cercanía con gobiernos de izquierda en América Latina, incluyendo regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y los Kirchner en Argentina. Un ejemplo claro de esta afinidad se evidenció cuando el Vaticano reconoció a Nicolás Maduro como el presidente legítimo de Venezuela. Este reconocimiento se materializó cuando Maduro recibió las cartas credenciales del Nuncio apostólico Monseñor Alberto Ortega Martín, embajador enviado por el Papa a Venezuela. Este paso, en medio de la crisis política y humanitaria en el país, constituye un respaldo a la legitimidad del gobierno de Maduro, a pesar de las numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos y abusos cometidos por el régimen.

 

El silencio del Papa Francisco frente a las graves crisis humanitarias en Venezuela, marcadas por desapariciones forzadas, homicidios y violaciones de derechos humanos, ha generado descontento entre aquellos católicos que esperaban un pronunciamiento más firme en defensa de los derechos del pueblo venezolano. Esta falta de acción puede interpretarse como un intento de evitar confrontaciones directas con líderes que comparten su visión del mundo, pero también deja a muchos cuestionando su compromiso con los principios de justicia social y dignidad humana.

 

En el ámbito internacional, el conflicto entre el Papa Francisco y la administración de Donald Trump en relación con la política migratoria de Estados Unidos ha sido un tema recurrente. El Papa ha abogado por los derechos de los migrantes y ha criticado las políticas que los discriminan, señalando que las expulsiones de migrantes afectan la dignidad humana. Ha instado a los líderes a no ceder ante narrativas que fomentan la discriminación. En contraste, figuras como Tom Homan, zar fronterizo bajo Trump, han desafiado al Papa, sugiriendo que debería centrarse en los problemas dentro de la Iglesia en lugar de criticar las políticas estadounidenses.

 

Trump, con su enfoque conservador, ha mantenido una relación compleja con la religión. Aunque busca el apoyo de los cristianos evangélicos, también se muestra intolerante hacia las críticas que provienen de figuras religiosas. Este patrón se repite en su respuesta a la obispa Mariann Budde, a quien descalificó públicamente tras sus declaraciones sobre la compasión hacia los migrantes y la comunidad LGTBQ. A lo largo de su presidencia, Trump ha implementado políticas que han intensificado la vigilancia y el control de la migración, lo que ha llevado a tensiones no solo con el Papa, sino también con diversas organizaciones y líderes religiosos que abogan por un trato más humanitario hacia los migrantes.

 

Al mismo tiempo, el Papa ha mostrado una notable preocupación por la política migratoria de Estados Unidos, especialmente en el contexto de las deportaciones. Sin embargo, su enfoque parece ser selectivo, ya que no ha abordado de manera contundente los problemas que enfrenta el pueblo venezolano bajo el régimen de Maduro. Esta aparente doble moral plantea interrogantes sobre la coherencia de su mensaje y sus prioridades.

 

La crítica hacia el Papa también se centra en su falta de acción frente a los "verdaderos tiranos" en Latinoamérica y el Caribe. Al estar más preocupado por las deportaciones de criminales desde Estados Unidos que por el sufrimiento del pueblo venezolano, su postura puede verse como una falta de alineación con los valores que él mismo promueve. La inconsistencia entre sus declaraciones sobre la dignidad humana y su silencio sobre situaciones de opresión en su propio continente sugiere una compleja relación con la política internacional y los poderes establecidos.

 

Durante su visita a Chile y Perú en enero de 2018, muchos esperaban que el Papa abordara los escándalos de derechos humanos en la región. Sin embargo, su falta de pronunciamientos sobre la crisis venezolana fue notable. A pesar de las amenazas de Maduro contra obispos y las evidencias de ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, el Papa no condenó públicamente estos hechos, manteniendo una postura ambigua que se ha repetido en sus declaraciones sobre el régimen venezolano. Aunque ha expresado su preocupación por la crisis en Venezuela, sus palabras a menudo evitan señalar la responsabilidad del gobierno en los abusos cometidos.

 

En Chile, el Papa se disculpó en nombre de la Iglesia por los abusos sexuales cometidos por clérigos, pero su defensa de un obispo acusado de encubrimiento generó más polémica. Al parecer, Francisco minimizó las acusaciones y exigió pruebas concretas de las víctimas, lo que fue criticado por líderes de la Iglesia, quienes advirtieron que tales comentarios podrían disuadir a otros de denunciar abusos.

 

Además, su visita a Perú ocurrió en un contexto de indignación por el indulto otorgado a Alberto Fujimori, ex presidente condenado por violaciones de derechos humanos. A pesar de la fuerte reacción de las víctimas y sus familias, el Papa no se pronunció sobre este escándalo, lo que dejó a muchos decepcionados.

 

La ambigüedad de Francisco en temas de derechos humanos es preocupante, ya que su liderazgo en la Iglesia Católica podría haber servido como un poderoso aliado en la lucha por la justicia social y los derechos civiles en América Latina. Su enfoque en cuestiones como la pobreza y los derechos de los pueblos indígenas es valioso, pero la falta de un compromiso claro con los derechos civiles y políticos ha llevado a muchos a cuestionar su autenticidad y efectividad como defensor de la dignidad humana.

 

Los escándalos de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica han sido un tema de gran preocupación y controversia a nivel mundial. En Portugal, se han documentado al menos 4.815 menores abusados desde 1950, con acciones legales en 25 casos. En Estados Unidos, más de 20.000 denuncias entre 1950 y 2018 han involucrado aproximadamente a 7.000 miembros del clero, destacando el caso del cardenal Theodore McCarrick, quien fue expulsado en 2019 por abusos a adolescentes.

 

En Chile, más de 200 miembros de la Iglesia han sido investigados por 150 casos, con 240 víctimas identificadas. Alemania reportó al menos 547 menores abusados en un coro de Ratisbona entre 1945 y principios de 1990. Francia estima que 330.000 menores fueron víctimas de abusos desde 1950. En Irlanda, se investigaron al menos 85 sacerdotes desde 1975, con acusaciones emergiendo desde la década de 1980.

 

En Polonia, se han recibido cientos de denuncias desde 2018, admitiendo cerca de 400 curas involucrados en abusos durante tres décadas. Australia reveló que el 7% de los religiosos católicos recibió acusaciones de abusos. En Colombia, más de 300 casos han sido reportados desde 1995, y en Nicaragua, las denuncias enfrentan obstáculos significativos debido al contexto político. México también ha tenido numerosos escándalos, con miles de denuncias desde 1940.

 

El papel del Vaticano en el encubrimiento y protección de casos de abusos sexuales ha sido objeto de intensas críticas. A lo largo de los años, altos funcionarios de la Iglesia han tomado medidas para proteger a los acusados, trasladándolos a nuevas parroquias en lugar de denunciarlos a las autoridades civiles. Este patrón ha contribuido a la percepción de que la Iglesia prioriza su reputación sobre la justicia para las víctimas.

 

El Papa Francisco, desde su ascenso al papado en 2013, ha enfrentado desafíos significativos en relación con este tema. Aunque ha expresado su compromiso de abordar el abuso dentro de la Iglesia, su respuesta ha sido considerada insuficiente. En 2018, su defensa de un obispo acusado de encubrimiento provocó un fuerte rechazo y llevó a un mea culpa por parte del pontífice.

 

El Papa Francisco recibió en la Casa Santa Marta al secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Rodolfo Aguiar, uno de los sindicalistas más críticos de la gestión de Javier Milei. Durante la audiencia privada, el líder del gremio le solicitó al pontífice que considere adelantar su visita a la Argentina y le transmitió su preocupación por las políticas del gobierno.

 

Análisis de la Carta a Trump: Revelando la Doble Moral del Papa Francisco

 

La carta dirigida al presidente Donald Trump sobre la crisis migratoria venezolana presenta un contexto en el que se puede observar la doble moral del Papa Francisco en relación con su postura sobre los derechos humanos y la migración. A continuación, se analizan los principales aspectos que ilustran esta dualidad:

 

Silencio sobre las violaciones de derechos humanos en Venezuela: A pesar de que el Papa ha expresado preocupación por el sufrimiento humano, su falta de pronunciamientos contundentes sobre el régimen de Nicolás Maduro y sus abusos ha sido evidente. Esto contrasta con su activa intervención en la política migratoria de Estados Unidos, donde ha criticado las deportaciones y las políticas antiinmigración. Esta discrepancia genera cuestionamientos sobre su compromiso real con los derechos humanos en su continente natal.

 

Reconocimiento de gobiernos cuestionables: El hecho de que el Vaticano haya reconocido a Maduro como presidente legítimo de Venezuela muestra una postura ambigua. Mientras que el Papa Francisco aboga por la dignidad humana y los derechos de los migrantes, su reconocimiento a un líder que ha sido acusado de violaciones graves de derechos humanos sugiere una falta de coherencia en su mensaje. Esta situación provoca confusión sobre cuáles son realmente sus prioridades en términos de justicia social.

 

Incongruencias en el enfoque migratorio: En la carta, se hace un llamado a la creación de corredores humanitarios y a la extensión del Estatus de Protección Temporal para venezolanos, lo que refleja una preocupación por el bienestar de los migrantes. Sin embargo, su crítica a las políticas migratorias de Trump no se ha traducido en una postura firme y activa en pro de los derechos de los refugiados venezolanos. Esta inacción puede interpretarse como una contradicción entre su discurso y sus acciones.

 

Falta de apoyo a organizaciones de derechos humanos: La carta menciona organizaciones no gubernamentales que trabajan con migrantes venezolanos, pero el Papa Francisco no ha mostrado un apoyo contundente a estas iniciativas en sus pronunciamientos públicos. Esto plantea la pregunta de si realmente está comprometido con la causa de los migrantes o si su retórica es solo simbólica, sin un respaldo efectivo que mejore la situación de los afectados.

 

Relación con el poder político: La relación del Papa Francisco con políticos de izquierda en América Latina, incluido Maduro, contrasta con su crítica a las políticas de Trump. Esta aparente relación amistosa con ciertos líderes políticos, mientras que al mismo tiempo se enfrenta a otros, sugiere una falta de consistencia en su postura. Esto puede ser visto como un intento de mantener un equilibrio político que, en última instancia, diluye su mensaje sobre los derechos humanos.

 

El Papel del Papa Francisco en la Política Internacional y Argentina: Entre la Influencia y la Controversia

 

El Papa Francisco no solo interviene en la política internacional, sino que también tiene un papel activo en la política interna de su país natal, Argentina. Desde el inicio de su papado, su influencia ha sido evidente y ha generado tanto reconocimiento como controversia.

 

La primera visita que recibió tras su elección en el cónclave fue la de Cristina Fernández de Kirchner, lo que subraya la importancia que tiene la política argentina en su agenda. Este encuentro marcó un punto significativo en su relación con el gobierno argentino, que ha tenido altos y bajos a lo largo de los años. Durante su tiempo como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio fue acusado por Néstor y Cristina Kirchner de haber tenido un papel en la desaparición y muerte de dos religiosos argentinos durante la dictadura militar. Estas acusaciones pusieron en entredicho su legado y su compromiso con los derechos humanos, un tema central en su discurso papal.

 

A lo largo de su carrera, Bergoglio fue un crítico feroz del matrimonio Kirchner, a quienes calificó de corruptos en sus sermones y apariciones públicas. Sin embargo, con el tiempo, parece que las tensiones se han suavizado. La imagen de ambos compartiendo un mate de plata en el Vaticano simboliza una reconciliación, lo que indica que la política y la diplomacia pueden prevalecer sobre las diferencias pasadas.

 

Hoy en día, el Papa Francisco continúa participando activamente en la política interna de Argentina. Su reciente reunión con un aguerrido sindicalista, representante de uno de los sectores más enfrentados al gobierno de Javier Milei, es un claro ejemplo de su influencia en los asuntos internos. Esta interacción sugiere que el Papa no solo se preocupa por la política internacional, sino que también está dispuesto a involucrarse en las dinámicas políticas de su país, defendiendo intereses que considera vitales para el bienestar de la sociedad argentina.

 

La implicación de Francisco en la política argentina plantea preguntas sobre la separación entre la Iglesia y el Estado, y si su intervención es vista como una misión de justicia social o como una injerencia en la política. Su papel en la política interna refleja una complejidad que va más allá de su función religiosa, y su capacidad para influir en la política local y global sigue siendo objeto de análisis y debate.

 

Conclusión

 

El Papa Francisco se posiciona como una figura clave en el ámbito político tanto internacional como nacional. Su historia con los Kirchner, su crítica a la corrupción y su reciente participación en la política interna de Argentina evidencian su deseo de ser un agente de cambio y un defensor de los derechos humanos. Sin embargo, su ambigüedad en la postura frente a gobiernos autoritarios, especialmente su apoyo a líderes de izquierda en América Latina, así como su inacción en situaciones críticas y su relación con diferentes líderes políticos, generan una percepción de incoherencia que socava su credibilidad como defensor de la dignidad humana y los derechos de los migrantes.

 

Los escándalos de abusos sexuales dentro de la Iglesia, que han afectado a diversas naciones, subrayan aún más la necesidad de un compromiso firme y genuino por parte del Papa Francisco para abordar estas crisis. En un contexto donde la defensa de los derechos humanos es más crucial que nunca, es esencial que el Papa Francisco aplique sus principios de manera consistente y firme. Esta dualidad en su liderazgo plantea importantes preguntas sobre su compromiso con la justicia social y la protección de los derechos humanos, tanto en América Latina como a nivel internacional. La diáspora venezolana ha criticado severamente la falta de liderazgo del Papa Francisco, lo cual ha llevado a presentar una mala imagen de su preferencia por el régimen y no a favor de los millones de venezolanos que han tenido que huir a causa de las políticas socialistas del régimen.

 

Créditos:

 

The New York Times

The Guardian

BBC News

El País

La Nación

Clarín

Reuters

Al Jazeera

CNN

Infobae

William L. Acosta es el fundador y director ejecutivo de Equalizer Private Investigations & Security Services Inc. Una agencia de investigación autorizada en NYS, FL. con oficinas y afiliados en todo el mundo.

Equalizer mantiene oficinas y filiales en Estados Unidos en Nueva York, Florida, California y América Latina. Desde 1999. Las investigaciones de Equalizer han cerrado exitosamente casos, que van desde Narcóticos, Homicidios, Personas Desaparecidas y otros delitos.

Equalizer ha estado involucrado en la defensa penal de casos de Defensa Penal Estatal y Federal que van desde Homicidio, Narcóticos, Rico, Lavado de Dinero, Conspiración y otros cargos federales y estatales.

El Sr. Acosta ha coordinado investigaciones en los EE.UU. y otros países alrededor del mundo.Se especializa en investigaciones internacionales y multijurisdiccionales, y en los últimos años ha realizado investigaciones en Alemania, Italia, Portugal, España, Francia, Inglaterra, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Panamá, Colombia, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, Brasil, Puerto Rico, República Dominicana, entre otros lugares.

Ha dirigido o coordinado investigaciones relacionadas con el narcotráfico internacional, el lavado de dinero y los homicidios, y también se ha desempeñado como instructor y orador internacional sobre varios temas de investigación.

Jesús Romero es oficial retirado de inteligencia de la Marina de Estados Unidos. Se alistó en la Marina en 1984, y fue designado Oficial de Inteligencia Naval. También fue especialista en operaciones de inteligencia en el servicio civil del ejército. Fue marinero de cubierta en un crucero misilístico nuclear. Luego tuvo la oportunidad de ser navegante y, tras 8 años se convirtió en oficial.

Romero se hizo oficial a través del Programa de Alistados de la Marina, se graduó con honores de la Universidad Estatal de Norfolk y recibió una licenciatura en Ciencias Políticas. Gracias a sus buenos resultados académicos pudo elegir el camino de la inteligencia. Estudió aviación y luego entró a la escuela de inteligencia. Fue asignado a un escuadrón de A-6 Intruder, un bombardero táctico que opera desde un portaaviones USS America, a bordo del cual fue a Bosnia, Irak y Sudán.

Luego comandó una unidad de inteligencia en Panamá, trabajando para la Agencia de Inteligencia de Defensa (Defense Intelligence Agency), y supervisó a analistas de equipos tácticos en Centro y Sudamérica, y México. Trabajó en un centro de inteligencia en Hawai como oficial de guardia de la China, donde monitoreaba las actividades militares del país asiático.

Tras retirarse de la Marina, Romero fue contratista de defensa para la División Norteamericana de British Aerospace Systems (BAE) en Washington, D.C. y también para Booz Allen Hamilton en Miami.

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