Juan Carlos Sánchez Arnau. Agencia Digital de Noticias S.A.
“La única verdad es la realidad”
El desastre anunciado por cierta prensa y buena parte de la oposición se produjo. Veamos ahora de qué magnitud es el desastre y para ello vayamos a los números, única forma “seria” de medir la magnitud de la catástrofe.
La LLA fue derrotada ampliamente por el PJ (hoy bajo el lema de “Fuerza Patria”) por 47,3 % contra 33,7% mientras que el nuevo “Somos Buenos Aires” (una conjunción variopinta de opositores) reunió un 5,3% de los votos. En términos de cantidad de votos
Fueron 3,2 millones contra 2,7 millones y menos de medio millón de votos para “Somos”.
Comparemos estos resultados con los de 2023, la elección previa de Diputados y Senadores provinciales: en aquella ocasión “Unión por la Patria”, la versión del PJ de aquel entonces, obtuvo casi el 45% de los votos, casi igual resultado que el actual. Juntos por el Cambio (el PRO más la UCR) logró el 26% de los votos, mientras que la LLA cosechó el 24,5%. Comparando vemos que el PJ no progresó mientras que la LLA creció algo más de 9 puntos. La verdadera debacle fue la del PRO, cuyos votos absorbió LLA o se diluyeron en “Somos”.
En términos de presencia territorial, el PJ había ganado en 2023 en todas las secciones electorales excepto en la Sexta. En esta ocasión debió resignar también la Séptima. Y si medimos el resultado en términos de diputados y senadores, en la Cámara Alta de la Provincia el PJ quedó con 24 bancas LLA con 15 y Somos y UCR con 3, en cambio, en la Cámara de Diputados, Fuerza Patria quedó con 21 diputados, LLA con 18 y Somos con 2, con 3 diputados más en otras fuerzas de la Oposición al Gobierno provincial, mientras que la Izquierda consiguió mantener 2 diputados. En definitiva, un fuerte avance de LLA que no ponía en juego más que una banca y un claro retroceso del PJ que conserva el control del Senado, pero pierde el de la cámara baja.
Otros factores a tomar en cuenta para poder analizar estos resultados con mayor precisión es que el grado de participación estuvo vinculado a la naturaleza de esta elección: solo se ponían en juegos cargos de intendentes (algunos), concejales y diputados y senadores provinciales. No eran elecciones nacionales en las que se juega la presidencia del país o la composición del Senado y de la Cámara de Diputados nacionales o la de gobernadores.
Segundo, por esa misma razón, los intendentes “pusieron toda la carne en el asador”. Se jugaban su sobrevivencia y futuro político y ello los llevó a volcar todos los recursos
posibles para asegurarse el triunfo. Entre ellos -y aquí la falla fue del gobierno- el fraude, que fue ampliamente posible en muchas mesas por la falta de fiscales del partido oficialista.
Digamos. Finalmente, que en muchas zonas del interior, estuvo ausente el “voto del campo”: caminos intransitables, falta de entusiasmo y hasta de candidatos afines, todo jugó en favor de los candidatos del PJ en zonas donde no debería haber ganado por la constitución propia del electorado de la zona.
Veamos ahora las consecuencias de estos resultados al interior de cada fuerza política. En el PJ se impone Kicillof sobre Cristina Kirchner, por haber conseguido imponer el adelantamiento de las elecciones provinciales y por haberlas ganado cómodamente en términos de votos. Además, lo hizo contando con el apoyo de casi todos los intendentes peronistas. De aquí surgen algunas conclusiones interesantes a futuro. Se termina de opacar la figura de CFK; “la Cámpora” y Máximo Kirchner quedan relegados de la futura conducción del PJ y Kicillof emerge como el candidato inevitable del PJ en las próximas elecciones presidenciales. ¿Es una buena noticia para el PJ que su futuro candidato sea el menos prestigioso de los gobernadores? ¿No es el candidato opositor ideal para el actual gobierno nacional? Y mirando más a futuro ¿No surge un nuevo PJ, convertido más en un partido municipal de la provincia de Buenos Aires que en una fuerza nacional como lo fue en otros tiempos?
Y oteando ese mismo futuro, no estamos de nuevo ante la posibilidad del surgimiento de una nueva fuerza conformada por los gobernadores que ya no se sienten comprometidos con el Gobierno nacional, dada la evidencia de su política de aislamiento en pos de crecer a través de LLA y los malos resultados que le ha dado esa política.
Y aquí surge otra hipótesis, veladamente presente en el discurso del presidente Milei después de las elecciones: ¿No se abandonará esa modalidad de construcción política y se dará más espacio a quienes dentro del gobierno favorecían un acuerdo con otras fuerzas y en particular con los gobernadores independientes? Más aún, es evidente que la actual conducción no supo apreciar dos fenómenos políticos importantes. Uno siempre presente en la política argentina (y de los demás países), la disconformidad (justificada o no) con un gobierno se traduce generalmente más que en un voto castigo en un voto por la oposición más radicalizada, en este caso el PJ. El segundo fue una campaña de desprestigio muy bien orquestada, basada en tres palabras: jubilados, discapacitados, Hospital Garrahan. El gobierno, que ganó las elecciones nacionales apoyado en solo dos palabras (dolarización y “casta”) no supo comprender que la oposición había aprendido la lección y montó una campaña tan eficiente como aquella apoyándose en los errores políticos del Gobierno en torno a esos tres temas (independientemente de las razones de fondo que tuviera el Gobierno para asumir las decisiones que adoptó con relación a ellos). Y los conductores de la campaña oficial o no lo comprendieron o no supieron responder adecuadamente.
Veamos finalmente las repercusiones económicas de estos resultados. La primera es que tanto el presidente como el ministro de economía han puesto totalmente en claro que no piensan modificar las políticas seguidas. El “poner un límite” a estas políticas no dejará de ser una aspiración de la oposición sin consecuencias prácticas. En segundo lugar, es muy difícil que, más allá de la inevitable tensión sobre el tipo de cambio de los primeros días y de la caída del valor de los bonos del Tesoro y la consecuente suba del “riesgo país”, veamos una situación catastrófica como la anunciada por parte de la prensa (muchas vinculada al “partido de la devaluación”). El Tesoro y el BCRA cuentan con sobrados recursos (reservas líquidas, posibilidad de mayor restricción de la emisión monetaria, toma de posiciones en el mercado de futuros) para hacer frente a esos riesgos y seguir adelante, una vez que “baje la espuma”, con la política antiinflacionaria que es el eje de la acción de este Gobierno. Más aún, hoy mismo, después de la corrida de los primeros momentos, el tipo de cambio quedó solo un 3% arriba de su última cotización, al mismo tiempo que la inflación de la CABA anunciada hoy anticipa que el proceso de control de esa tasa a nivel nacional continúa.
Juan Carlos Sánchez Arnau fue Embajador Argentino en Suiza y Rusia, Subsecretario de Economía y Obra Públicas, y ocupó el mismo cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
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