Argentina y Estados Unidos: afinidad política, reformas económicas y el desafío del comercio bilateral
La relación entre Argentina y Estados Unidos ha atravesado distintos ciclos a lo largo del tiempo. Desde coincidencias históricas como haber sido colonias que lucharon por su independencia hasta tensiones marcadas por contextos geopolíticos, como la Guerra Fría, el vínculo bilateral siempre estuvo atravesado por una mezcla de pragmatismo, ideología y conveniencia mutua.
En la actualidad, con un gobierno argentino encabezado por Javier Milei y una marcada admiración hacia figuras del conservadurismo estadounidense como Donald Trump, la sintonía política ha facilitado un acercamiento entre ambas naciones. Este acercamiento no se limita a lo simbólico. Las reformas económicas estructurales en Argentina, junto con señales de respaldo por parte de funcionarios estadounidenses, configuran un escenario de mayor cooperación, aunque todavía atado a desafíos regulatorios, comerciales e institucionales.
Una nueva etapa: ideología, confianza y necesidad
Javier Milei ha expresado públicamente su afinidad con Donald Trump. En diversos foros internacionales como la CPAC (Conservative Political Action Conference) afirmó que ambos representan una amenaza para “el partido del Estado”, alineándose con un discurso que cuestiona al intervencionismo estatal. Esta coincidencia ideológica ha sido leída desde Washington como una oportunidad para fortalecer vínculos con un socio que comparte valores de libre mercado y alineamiento estratégico frente al avance geopolítico de China en América Latina.
En ese contexto, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, visitó Buenos Aires el 15 de abril de 2025. Su declaración fue categórica: expresó un pleno respaldo a las reformas estructurales impulsadas por Milei, elogió el nuevo régimen cambiario y anunció la apertura de conversaciones formales para un acuerdo de comercio recíproco. No obstante, dejó claro que Estados Unidos no concederá un crédito directo. En cambio, insistió en que Argentina debe acumular reservas y consolidar una macroeconomía sólida para evitar nuevas dependencias externas, particularmente con Beijing.
Contexto macroeconómico: reformas, inflación y señales positivas
En términos económicos, el gobierno argentino logró algunos hitos importantes en los primeros meses de 2025. La inflación mensual descendió a 1,5 por ciento en mayo, el valor más bajo en más de cinco años. Al mismo tiempo, el peso se mantuvo estable en el mercado interbancario, dentro de una banda de flotación que no sufrió presiones significativas.
Este escenario fue favorecido por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que incluyó un crédito de 20.000 millones de dólares. A ello se sumó un financiamiento adicional de 22.000 millones de parte del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo. Estos recursos facilitaron la transición hacia un nuevo esquema cambiario y permitieron levantar parcialmente el cepo, habilitando la compra de dólares por parte de individuos, aunque las empresas aún enfrentan restricciones.
El respaldo financiero fue interpretado como una señal de confianza por parte de los organismos multilaterales y, en efecto, ayudó a robustecer la posición negociadora del país ante nuevos actores económicos, como Estados Unidos.
Comercio bilateral: avances recientes, potenciales sectores y trabas históricas
Durante el año 2024, Estados Unidos se consolidó como el tercer mayor inversor extranjero directo en Argentina, con un stock cercano a los 30.000 millones de dólares. En paralelo, el intercambio comercial alcanzó los 12.000 millones anuales, con un superávit inusual de 148 millones de dólares para Argentina, el primero en casi dos décadas. Este resultado fue producto de una combinación entre la caída del 30 por ciento en las importaciones y un incremento del 16 por ciento en las exportaciones.
Entre los sectores con mayor dinamismo se destacan los hidrocarburos y productos químicos, que representaron el 36 por ciento del total exportado hacia Estados Unidos. También se consolidaron productos de la agroindustria, como carne, miel, limón y vinos, que en conjunto aportaron 989 millones de dólares, es decir, el 17 por ciento del total.
Pese a estas cifras, el comercio bilateral todavía enfrenta obstáculos. Argentina impone un arancel promedio de 6,2 por ciento a las importaciones provenientes de Estados Unidos, mientras que la contraparte aplica un 2,5 por ciento. A esto se suman aranceles específicos heredados de la administración Trump, como el 25 por ciento aplicado al aluminio y al acero argentino, que afecta exportaciones por aproximadamente 600 millones de dólares anuales.
¿Libre comercio? Intención política versus estructura normativa
Uno de los objetivos del actual gobierno argentino es alcanzar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. No obstante, este tipo de acuerdo enfrenta varios desafíos, tanto internos como externos. En primer lugar, la normativa vigente del Mercosur impide a sus países miembros negociar tratados comerciales de forma independiente, por lo que Argentina debería desvincularse del bloque o forzar una reforma estructural que hoy no parece viable políticamente. En segundo lugar, el Congreso estadounidense aún no ha dado señales concretas sobre el interés real de avanzar en un tratado de esta naturaleza con Argentina, al menos en el corto plazo.
La propia retórica de Donald Trump también introduce ambigüedades. En declaraciones públicas, el exmandatario expresó que Estados Unidos mantiene un déficit con Argentina y que no está dispuesto a realizar excepciones en materia de aranceles. Esto deja en evidencia que, si bien existe una simpatía personal y cierta coincidencia ideológica entre líderes, el camino hacia un tratado formal es largo, técnico y depende de factores más amplios que las afinidades políticas.
El futuro del comercio Trump/Milei
En términos de crecimiento económico y consumo interno, tanto el FMI como la OCDE esperan que el Producto Interno Bruto argentino crezca entre 5,2 % y 5,5 % en 2025, gracias a la recuperación del consumo y el repunte de la inversión privada. Además, un sondeo de Reuters reveló que la actividad económica creció 6,4 % interanual en marzo, marcando su quinto mes consecutivo con expansión. De mantenerse estas tendencias, Argentina podría consolidar un ambiente macroeconómico más estable dentro de los próximos 12 meses, lo cual reforzaría su posición ante la Casa Blanca para avanzar en acuerdos comerciales de mayor calado y atraer inversión estadounidense hacia sectores como energía, minería y tecnología.
Por otro lado, el sector energético argentino proyecta un fuerte crecimiento con la expectativa de un superávit comercial de 8.000 millones de dólares en 2025, impulsado por una mayor extracción en Vaca Muerta y la llegada de inversiones de empresas como Vista Energy, Shell y Chevron. Simultáneamente, el clima de negocios local muestra cautela: una encuesta realizada a 1.700 directivos revela que el 49 % prevé una relación “buena o muy buena” con EE.UU., mientras que el 51 % restante estima una visión neutral o negativa. Estos números sugieren que, aunque hay expectativa en el sector privado por las oportunidades que surjan del acercamiento ideológico y económico, también persisten incertidumbres vinculadas a cambios en políticas arancelarias y la profundidad real de los acuerdos esperados.
Bibliografía y fuentes de información:
https://www.reuters.com/latam/negocio/EUSDU2RSOVLBFORJDY2HMNDSNU-2025-06-13/?utm_source=chatgpt.com
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