Tras el cierre del Aquarium de Mar del Plata, que durante 33 años fue un ícono turístico y de entretenimiento, el destino del predio de nueve hectáreas en la zona del Faro se convirtió en uno de los temas más comentados de la ciudad. El valor estratégico y comercial de esas tierras despertó el interés de dos gigantes empresariales argentinos: IRSA y la familia Coto, quienes buscan transformar ese espacio histórico en un nuevo polo de desarrollo inmobiliario y comercial.
El cierre del Aquarium, en marzo de 2025, se dio tras no lograrse un acuerdo de renovación con la familia Peralta Ramos, propietaria del terreno. Esto abrió la puerta a proyectos de inversión de gran envergadura.
Por un lado, Grupo IRSA, liderado por Eduardo Elsztain, proyecta construir torres de lujo frente al mar destinadas al segmento ABC1, complementadas con un centro comercial. Según trascendió, la empresa habría realizado una oferta cercana a los 20 millones de dólares por el predio. Sin embargo, su avance depende de que el Concejo Deliberante apruebe una ordenanza de excepción al Código de Ordenamiento Territorial (COT), un paso indispensable para habilitar la magnitud de la obra.
Al mismo tiempo, la familia Coto, que ya viene expandiendo su presencia en la ciudad con la apertura de una segunda sucursal en el Puerto, también mostró interés en el terreno. A través de G&G Business Developments, dirigida por German Coto, lograron experiencia internacional con la inauguración en Miami de la torre Aston Martin, de 66 pisos y 391 residencias. Ese antecedente alimenta las expectativas de que puedan replicar un proyecto de alto impacto en Mar del Plata.

El trasfondo de esta disputa se inscribe en la transformación del skyline marplatense, con varios emprendimientos inmobiliarios que buscan reposicionar a la ciudad dentro del mercado global del real estate. Los herederos de Patricio Peralta Ramos, fundadores de la ciudad y dueños de varios lotes y playas en el sur, juegan un rol clave en esta transformación urbana.
Más allá de las cifras millonarias, la polémica también pasa por el impacto social y urbano: el uso de un predio emblemático que por décadas fue hogar de lobos marinos, delfines, pingüinos y ballenas, y que ahora podría convertirse en uno de los proyectos inmobiliarios más ambiciosos de la historia marplatense.
La disputa entre IRSA y Coto por el predio del ex-Aquarium refleja cómo Mar del Plata se encuentra en un punto de inflexión entre su historia y su futuro. La ciudad enfrenta el desafío de equilibrar la atracción de inversiones millonarias con la preservación de su identidad cultural, ambiental y social. Lo que ocurra en la rotonda del Faro no solo definirá el destino de esas nueve hectáreas privilegiadas, sino que también marcará el rumbo del desarrollo urbano en la costa sur marplatense para las próximas décadas.
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