La reunión, simbólica y mediatizada, no pasó desapercibida: muchos interpretan que busca reactivar la influencia del peronismo en la discusión económica, mostrando que existe un bloque que pretende volver a proponer un proyecto económico propio, distinto al que impulsa el oficialismo actual.
En paralelo, los analistas económicos consultados en foros más formales han advertido la fragilidad de la recuperación reciente. En un encuentro del sector privado, participantes alertaron sobre la necesidad de evitar “años de serrucho” (un año bueno, otro malo), y sugirieron que lo prioritario es apuntar a un crecimiento sostenido, estabilidad macroeconómica y políticas que favorezcan la producción nacional.
Entre los puntos de preocupación figuran: la incertidumbre de reservas internacionales, la necesidad de reactivar el crédito en pesos y dólares, y un debate pendiente sobre hacia dónde volcar la política económica: ¿continuar con desregulación y apertura, o retomar un rumbo más intervencionista, con foco en lo productivo y lo social? Hogar de economistas identificados tradicionalmente con la heterodoxia.
Por otra parte, quienes ven con desconfianza la actual administración —y por extensión su orientación liberal/neoliberal— destacan que la recuperación que muestran algunos indicadores (como el crecimiento reciente del PBI) parte de bases muy bajas, tras años de crisis. En ese sentido, advierten que crecer “por rebote” no implica que haya comenzado un desarrollo sostenido ni una mejora estructural de las condiciones sociales.
Qué implican estos debates para el peronismo y sus economistas
La reunión impulsada por Cristina Kirchner con economistas no debe interpretarse sólo como un gesto simbólico. Muchos la perciben como una señal de que el peronismo está intentando recomponer un proyecto económico propio —una alternativa estructural — ante la crisis que, según estos economistas, el modelo actual no resuelve. Esa recomposición puede buscar articular apoyo social, gremial y político bajo una idea de “economía nacional” con planificación, intervención estatal estratégica y prioridad al mercado interno.
El debate no está reducido a “más ajuste vs. más gasto”. Hay quienes desde ese espacio reconocen que la Argentina necesita orden macroeconómico, pero también consideran que el motor del crecimiento debe volver a apoyarse en la producción, el empleo y la inversión real, no sólo en finanzas, endeudamiento o decisiones de mercado.
Este reordenamiento del discurso económico en el peronismo —o al menos en parte de sus economistas — puede transformarse en una agenda concreta si logran movilizar respaldo político. Su éxito dependerá de si logran traducir la crítica al modelo actual en propuestas creíbles, estructuradas y viables.
Por qué este debate es relevante ahora
Porque después de una crisis prolongada, muchos sectores sociales reclaman un proyecto con perspectiva de largo plazo —no sólo parches temporales.
Porque la economía argentina sigue mostrando desequilibrios: inflación, inestabilidad cambiaria, incertidumbre sobre deuda y reservas —lo que exige alternativas más integrales.
Porque el peronismo, con su pasado de intervención estatal y políticas sociales, podría posicionarse como fuerza que propone otra dirección frente al actual modelo liberal/neoliberal dominado por mercados y especulación.
Porque, en última instancia, lo que está en juego no es sólo el debate técnico-económico: es la pregunta por un proyecto nacional, por un país para su gente y no para especuladores.


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