Paul Watson es una de las figuras de mayor relevancia en el ámbito de la conservación ambiental. Se lo reconoce como el protector mundial de ballenas. Su carrera como activista comenzó como uno de los fundadores de Greenpeace, realizando campañas de conservación en el ártico en las que estuvo cerca de perder su vida a la hipotermia. Sin embargo, dicha organización decide dar un giro trascendental a su manera de activismo, centrándose únicamente en protestas pacíficas. Watson no coincide con esta manera pasiva de activismo ya que, a sus ojos, es poco efectiva, por lo que fue expulsado de dicha organización.
Paul vio en esta situación una oportunidad, y fundó la reconocida organización Sea Shepherd, una flota de voluntarios dedicados a evitar la caza ilegal de mamíferos y especies en peligros de extinción, tanto en mar abierto como dentro de la zona económica exclusiva de las naciones, si estas se lo permitían. Paul Watson logró grandes triunfos a través de la serie-documental Whale Wars, donde se dedicaba a evitar que flotas de grandes países pesqueros, entre ellos Japón, cazarán especies protegidas por la comunidad internacional. La caza de los cetáceos implicaba una gran amenaza para su supervivencia como especie. Al ser parte de un documental, gran parte del accionar de la tripulación de Sea Shepherd estaba siendo filmado.
Como consecuencia de una misión en contra de la caza de ballenas en la Antártida, Japón lanzó en 2012 una orden de arresto contra Watson, para frenar su actividad. Sin embargo, como la acción fue filmada, se había conseguido evitar el arresto por vías legales, demostrando que no hubo un intento de homicidio de miembros de la tripulación japonesa, del cual lo acusaban. Paul mantenía su libertad mientras se mantuviera dentro de los Estados Unidos de América.
Luego de incorporar nuevos líderes a Sea Shepherd, se decide transformar su política de acción en una pacífica y de no confrontación. Por lo que, por desacuerdos con Watson, este abandona la organización y funda, por tercera vez, una nueva ONG dedicada a la conservación de ballenas llamada Captain Paul Watson Foundation (CPWF), que mantendrá acciones confrontativas para la conservación de mamíferos frente a la caza ilegal.
La interpol, luego de más de una década, retira de su página web la información relativa a su búsqueda, por lo que los representantes de Watson entendieron que la orden de arresto ya no estaba vigente. Al dirigirse a una nueva misión para proteger a los cetáceos de la caza ilegal, Watson y su tripulación embarcaron por cuestiones logísticas en Groenlandia, donde se realizó su arresto por parte de la Interpol. La detención fue una sorpresa, ya que se creía que la notificación roja de la interpol había sido retirada. Sin embargo, esto fue así porque Japón pidió que dicha notificación fuese confidencial para facilitar el arresto de Watson, ya que la tripulación de CPWF se dirigía a la interceptación del ballenero nipón “Kangei Maru”.
Actualmente Paul Watson se encuentra encarcelado en la prisión de Anstalten, Groenlandia, esperando la decisión judicial de extradición a Japón. Si esto sucede, el gran defensor de los cetáceos podría morir en las cárceles japonesas por sus acciones conservacionistas.
Ahora, es importante preguntarse: ¿Cuáles son los intereses de Dinamarca? Recientemente se confirmó que el arresto en Groenlandia (territorio autónomo dentro del Reino de Dinamarca), se dio en gran medida por las presiones de las Islas Feroes (también territorio autónomo dentro del Reino de Dinamarca), ya que Sea Shepard y Paul Watson realizaron grandes campañas en contra de el “grindadrap”. El grindadrap es un día en el cual las costas de las islas se tiñen de rojo debido a la caza de delfines piloto, considerada una tradición. En 2021 se cazaron más de 1000 ejemplares en un día. Watson realizó grandes campañas de concientización y activismo en contra de dicha práctica, por lo que las Islas Feroe también estaban interesados en lograr su detención.
El abogado de Watson explica que la orden de detención japonesa es ilegal, viola tratados internacionales de derechos humanos, y que si Dinamarca cumple con el pedido de extradición estaría violando su propia Constitución y el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Se estima que a finales de mes se sabrá la decisión de extradición de Groenlandia, que ha sido ya dos veces pospuesta por las presiones de individuos y grupos ambientalistas a lo largo del globo.
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