Fuente: afp_tickers
Zelensky en Bruselas: entre la búsqueda de apoyo y la admisión de debilidad
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, arribó este miércoles a Bruselas, donde mantuvo reuniones con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y con varios líderes europeos en busca de un respaldo militar reforzado frente a la creciente presión de las fuerzas rusas en el frente oriental.
La visita se produce en un momento en que Kiev intensifica su ofensiva diplomática para garantizar un flujo constante de armamento y asistencia financiera. La guerra, que ya supera los dos años de duración, ha entrado en una fase marcada por la escalada de ataques con misiles y drones rusos contra ciudades e infraestructuras críticas ucranianas.
Tras la histórica foto de los países europeos frente a Donald Trump, símbolo de unidad en tiempos de tensión transatlántica, y la reciente cumbre en Alaska, Rutte optó por la cautela. El jefe de la Alianza evitó precisar un calendario para el inicio de posibles conversaciones de paz o sobre la eventual participación de fuerzas de paz europeas en territorio ucraniano. Según explicó, hacerlo supondría dar una ventaja política a Moscú y debilitar la posición negociadora de Occidente.
El martes, en vísperas de su llegada a Bruselas, Zelensky dejó entrever su desesperación insistiendo en la urgencia de una ayuda militar más amplia y sofisticada. “Debemos hacer todo lo posible para destruir la capacidad de Rusia de hacer la guerra desde la mayor distancia posible”, afirmó. En esa línea, reclamó más drones, artillería moderna y misiles de largo alcance, además de sistemas avanzados de defensa aérea capaces de contrarrestar los bombardeos que afectan tanto a la población civil como a la infraestructura energética del país.
Tras su paso por Bruselas, el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, dejó entrever un tono inusualmente pesimista sobre la situación de su país. En declaraciones a un medio francés, admitió que Ucrania no cuenta hoy con la fuerza militar suficiente para recuperar todos los territorios que Rusia ocupa desde 2014.
“Legalmente, no podemos ceder nuestros territorios. Esto está prohibido por la Constitución”, sostuvo el mandatario, antes de matizar con una confesión cargada de realismo: “Pero no usemos palabras grandilocuentes. Rusia controla parte de nuestro territorio hoy en día”.
La admisión, que rompe con el discurso de firmeza que Zelensky había sostenido en foros internacionales, evidencia el desgaste de más de dos años de guerra y la dificultad de sostener la narrativa de una victoria total. En un momento en que Kiev multiplica sus pedidos de ayuda militar y financiera a los aliados occidentales, el mensaje sonó como un reconocimiento implícito de que los recursos disponibles no alcanzan para revertir la ocupación.
El contraste con su retórica previa resulta llamativo. Mientras en Bruselas exigía más drones, artillería moderna y sistemas de defensa aérea, ante la prensa europea dejó entrever que la resistencia se enfrenta a límites claros. La imagen de un presidente que ya no solo pide apoyo, sino que admite públicamente la insuficiencia de su propio ejército, proyecta vulnerabilidad tanto hacia dentro como hacia fuera de Ucrania.
Las palabras de Zelensky llegan en un momento delicado: por un lado, refuerzan la urgencia de la ayuda internacional. Por otro, alimentan dudas sobre hasta dónde podrá Kiev sostener la promesa de recuperar todo el territorio perdido.
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