28/2/2025 - tecnologia-e-innovacion

Chubut y el hidrógeno verde: la clave para la Argentina del futuro.

Por Gianlucca Giardelli

Chubut y el hidrógeno verde: la clave para la Argentina del futuro.

Nadie es ajeno a la necesidad de una transición energética casi urgente. Mientras el mundo está virando hacia la obtención de energías verdes, Argentina tiene una oportunidad histórica: no ser espectador de un fenómeno mundial necesario y que resultará beneficioso más allá de lo ambiental, el mercado del hidrógeno verde. Con enormes cantidades de recursos naturales y una demanda que supera a la oferta, la República Argentina debe ingresar en la puja de la matriz energética mundial.

En este escenario repleto de oportunidades, Chubut se perfila como una de las provincias de excelencia para guiar a la Nación en esta transición mundial. Con los mejores rindes de viento, vuelven a la energía eólica chubutense un comodín para la producción de hidrógeno verde y su rol fundamental en la descarbonización del planeta Tierra debido a su uso como combustible en autos, camiones de transporte o -potencialmente- aviones.

Sin embargo, para que Argentina se consolide como protagonista global de este fenómeno verde debemos pasar por el arduo proceso de entender cómo gestionarlo y proyectarlo sin dejar de lado el rol fundamental del sector público y privado como garantes de la transición.

El potencial del hidrógeno en el país.

Argentina cuenta con una combinación de recursos naturales que la posicionan como un jugador clave en el mercado del hidrógeno verde. Sus 2.795.993 km2 de extensión territorial, la abundancia de energía renovable y el superlativo potencial eólico, le otorgan ventajas competitivas frente a países vecinos o grandes potencias de otros continentes.

Para producir hidrógeno verde, es necesario separar la molécula de agua mediante electrólisis, un proceso que requiere energía limpia. En este punto, Chubut cuenta con uno de los mejores rindes de vientos del mundo que sirven para alimentar grandes parques eólicos generadores de la energía limpia necesaria para obtener hidrógeno verde.

¿Y el agua? Actualmente, los recursos hídricos dulces de la provincia están altamente explotados, por lo que no son una opción. Sin embargo, con 1.200 kilómetros de costa sobre el Atlántico, Chubut tiene una alternativa clara: la desalinización. La construcción de nuevas y mejores plantas desalinizadoras no solo permitiría obtener el agua necesaria para la producción de hidrógeno verde, sino que también ayudaría a solucionar el histórico problema de abastecimiento en muchas localidades provinciales.

A nivel global, la demanda de hidrógeno verde está en crecimiento. Países como Alemania, Japón y Corea del Sur buscan alternativas sostenibles para eliminar su dependencia de los combustibles fósiles, lo que convierte a Argentina en un exportador estratégico en potencia. Además, el desarrollo de esta industria traería consigo beneficios económicos directos: generación de empleo, inversiones en infraestructura y la diversificación de la matriz productiva nacional.

Sin embargo, este potencial solo se concretará si el país logra avanzar en un marco regulatorio claro, infraestructura adecuada y estabilidad macroeconómica que brinde previsibilidad para que los inversores privados decidan aportar en la provincia austral. Chubut ya tiene los recursos; lo que falta es la decisión política y la planificación adecuada para convertir esta oportunidad en una realidad.

El papel decisivo de Chubut

Si en la vasta República Argentina hay una provincia que debe liderar el desarrollo del hidrógeno verde, esa es Chubut. Su mayor ventaja competitiva es su verdadero recurso inagotable: el viento.

Chubut se encuentra en el epicentro del fenómeno eólico de la patagonia, una de las regiones con mejor calidad de viento que supera ampliamente la media mundial y convierte a esta forma energética en el motor necesario para la producción del hidrógeno verde.

La provincia ya cuenta con infraestructura energética que podría aprovecharse para acelerar la transición. Parques eólicos como el de la ciudad de Rawson, el más grande de la Argentina, o Madryn han demostrado la viabilidad de generar energía limpia a gran escala. Aunque poco útiles serán para potenciar el mercado del hidrógeno verde si no se encuentran soluciones para tópicos como la ampliación de la capacidad de transporte eléctrico y su almacenamiento eficiente.

Es decir, Chubut no comenzaría de cero con la temática “verde” y esa sería su principal ventaja. Pero el desafío queda supeditado a dicha experiencia: transformar esa capacidad ya instalada en la plataforma nueva y mundial del hidrógeno verde, generando valor agregado y empleo local, directo e indirecto, en el proceso.

Barreras y desafíos

A pesar de su enorme potencial, la industria del hidrógeno verde en Argentina enfrenta obstáculos que deben ser resueltos para lograr su expansión. El primero y más urgente es la falta de un marco regulatorio claro.

En el año 2006 se sancionó la Ley Nacional N° 26.123 de promoción del hidrógeno. Sin embargo, esta nunca fue promulgada y la autoridad de aplicación nunca concebida, llevando a que pierda estado parlamentario en el año 2021. Desde entonces, pocos fueron los personajes políticos que se animaron a hablar del tema nuevamente.

Sin reglas claras, ningún juego de mesa es justo. La falta de una legislación que fije estándares e incentivos, convierte la tarea de atraer empresas privadas en algo casi imposible cuando países vecinos como Chile y Uruguay ya avanzaron con pasos muy firmes en proyectos y estrategias nacionales para fomentar la producción de hidrógeno verde en sus respectivos territorios. 

Otro desafío clave es la inversión en infraestructura y tecnología. La producción, almacenamiento y transporte de hidrógeno verde requieren desarrollos específicos, como plantas de electrólisis a gran escala y puertos adaptados para la exportación. Sin incentivos adecuados, el sector privado difícilmente asumirá el riesgo de llevar adelante estos proyectos.

Por último, ningún plan energético puede prosperar sin estabilidad macroeconómica. La volatilidad del país, con reglas que cambian de gobierno en gobierno, elimina el interés de los inversores en nuestra Nación y aloja las miradas en otros países más claros y competitivos.

Sin un compromiso serio y sostenido en el tiempo, la oportunidad que hoy tiene Argentina podría terminar siendo aprovechada por otros países con mayor capacidad de planificación.

Chubut debe transitar un único camino.

El mundo se dirige hacia un destino específico y sin desvíos en el medio: las energías verdes serán la normalidad y no la novedad. Nuestro país tiene todos los recursos naturales para ser el protagonista en este escenario y Chubut, en particular, cuenta con condiciones poco superables por otros territorios nacionales para ser el estandarte nacional, continental y casi-mundial del hidrógeno verde.

Pero con las ganas no alcanza, necesitamos políticas públicas claras, inversiones estratégicas, una gestión eficiente y personas dispuestas a dar las discusiones que nos permitan dejar de soñar y comenzar a hacerlo.

Es urgente que el país defina una estrategia nacional que marque el rumbo, genere confianza y sea realmente federal. Chubut no va a esperar a que la solución venga de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: debe tomar las riendas del asunto, atraer inversores privados y consolidarse como modelo de desarrollo sustentable.

Las cartas están sobre la mesa. ¿Se van a animar a jugar o prefieren no arriesgar para no perder?

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Gianlucca Giardelli

Gianlucca Giardelli

Tengo 22 años, soy oriundo de la provincia de Chubut y actualmente estudio la Licenciatura en Biotecnología en UADE y la Licenciatura en Ciencia Política en UNPSJB.

Soy activista por la educación y me desempeño como Coordinador Provincial de Estudiantes Organizados en Chubut.

Creo fielmente que la educación es la solución a todos los problemas que aquejan a la sociedad y que junto con la innovación, la tecnología y la política podemos mejorar la calidad educativa de los argentinos y así subsanar nuestra sociedad.

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