El mundo de la inteligencia artificial (IA) ha entrado en una nueva fase de competencia global. Si bien Estados Unidos sostiene las restricciones a la exportación de tecnología vanguardista a China, el gigante asiático pareciera hacer más con menos. Con el lanzamiento de Deepseek R1 hace poco más de una semana, consiguió mejores resultados que otras inteligencias como Llama y la famosa ChatGPT. Deepseek, a pesar de haber sido creada con chips NVIDIA de peor calidad que los utilizados por sus pares estadounidenses, es una IA de código abierto con un costo de desarrollo notablemente inferior al de ChatGPT que ha puesto en jaque a los referentes tecnológicos de Silicon Valley y que ha acelerado la carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial.
NVIDIA y Deepseek: el Goliat y el David de las IA
NVIDIA es una empresa líder en el desarrollo de chips gráficos y unidades de procesamiento de inteligencia artificial, desempeñando un papel crucial en la evolución de la tecnología global. Sus microchips han sido fundamentales en el desarrollo de la IA moderna, permitiendo entrenar modelos complejos gracias a su alto poder computacional. La demanda de estos chips ha crecido exponencialmente en los últimos años, con grandes empresas y gobiernos compitiendo por asegurarse un suministro estable.
El dominio de NVIDIA en la industria se debe a su capacidad para fabricar hardware de alto rendimiento que optimiza tareas de aprendizaje automático y simulación. No obstante, con la aparición de modelos como Deepseek, que han demostrado eficiencia con hardware más limitado, la dependencia de sus chips podría estar en entredicho. Ante este panorama incierto para NVIDIA y otras tecnológicas estadounidenses, la respuesta del gobierno de EE.UU. no se hizo esperar.
Ya a fines de 2022, Estados Unidos había impuesto duras restricciones a nivel nacional y a nivel internacional a la exportación de microchips de alta gama, como los de NVIDIA, a empresas chinas. Estos chips, en particular los modelos H100, son esenciales para entrenar sistemas de inteligencia artificial avanzada como ChatGPT debido a su alto rendimiento en cálculos paralelos, optimización de modelos de aprendizaje profundo y eficiencia en el procesamiento de grandes volúmenes de datos. A diferencia de otros chips menos potentes, como los modelos A800 que China ha utilizado como alternativa, los H100 permiten reducir significativamente el tiempo y los costos de entrenamiento de modelos complejos, lo que los convierte en una herramienta clave en la carrera por el dominio de la IA. Sin embargo, China parece haber encontrado una manera de sortear estas restricciones: según reportes de Reuters, estaría importando en secreto las unidades H100 de NVIDIA desde Singapur, desafiando así el veto impuesto por Estados Unidos.
Frente a la reciente caída del valor de las acciones tecnológicas, con NVIDIA sufriendo la mayor pérdida de activos de una empresa en la historia (un 18% de su valor de mercado), ha surgido una pregunta clave: ¿son realmente imprescindibles los chips de NVIDIA para liderar la carrera de la IA? El lanzamiento de Deepseek ha puesto en duda esta premisa, demostrando que es posible desarrollar modelos avanzados utilizando hardware menos potente, como los chips A800, en lugar de los H100 empleados por ChatGPT. Si bien los chips más avanzados ofrecen ventajas en velocidad y eficiencia, el éxito de Deepseek sugiere que la dependencia de tecnología o chips de punta podría no ser tan absoluta como se pensaba. De confirmarse esta tendencia, la caída en el valor de la empresa podría continuar, reflejando un cambio en la percepción del mercado sobre la necesidad de sus productos en el desarrollo de inteligencia artificial.
La "Stargate Initiative": la respuesta de Estados Unidos
Con la reciente asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la política gubernamental en materia de inteligencia artificial ha dado un giro significativo. Trump ha anunciado la ambiciosa "Stargate Initiative", un programa de 500 mil millones de dólares destinado a impulsar el desarrollo de IA en Estados Unidos. Este proyecto busca garantizar que el país mantenga su liderazgo en tecnologías emergentes, asegurando financiamiento masivo para empresas del sector, entre ellas NVIDIA, OpenAI y Google DeepMind. El Stargate Initiative no solo implica apoyo financiero directo, sino también incentivos fiscales y acceso prioritario a infraestructura clave, lo que podría representar una ventaja estratégica frente al avance chino.
La efectividad de esta iniciativa dependerá de cómo se implemente y de si logra frenar la creciente influencia de modelos de IA de código abierto como Deepseek. El carácter abierto de Deepseek plantea interrogantes sobre el futuro de la competencia en IA. Si las empresas pueden utilizar su código para mejorar sus propios modelos, podrían reducir su dependencia de OpenAI y otras compañías estadounidenses. Sin embargo, también surgen desventajas. Un modelo de código abierto podría facilitar el acceso de actores malintencionados a tecnologías avanzadas sin restricciones.
Deepseek R1 representa una alternativa atractiva a los modelos cerrados como ChatGPT. Su código abierto permite a las compañías de IA mejorar y adaptar sus sistemas sin restricciones. Además, su menor costo de desarrollo y uso gratuito lo convierten en una opción más accesible para investigadores y desarrolladores. En comparación con ChatGPT, Deepseek presenta diferencias clave en su entrenamiento. Mientras que OpenAI utiliza un supervised fine-tuning (ajuste fino supervisado), R1 se basa en reinforcement learning (aprendizaje por refuerzo), un enfoque que podría ofrecer mejoras en ciertos tipos de tareas. Este modelo también ha demostrado ser más económico: el costo de su primera versión, R1, fue significativamente menor que el de ChatGPT, lo que podría atraer a más inversores y usuarios en el futuro.
Sesgos y control narrativo en la IA
Por otro lado, la aparición de Deepseek disparó múltiples discusiones en las redes sociales sobre la cuestión de los sesgos inherentes a cada modelo. A modo de ejemplo, mientras ChatGPT ha sido acusado de tener una inclinación occidentalista y supremacista blanca en sus respuestas, Deepseek ha sido criticado por omitir información que atenta contra la imagen del gobierno chino. Estos sesgos no solo reflejan las diferencias culturales y políticas entre los desarrolladores de las IA, sino que también plantean preguntas sobre la neutralidad y la ética en el desarrollo de las mismas.
Un ejemplo de esta situación puede verse en la forma en que ChatGPT describe a Deepseek. Según una respuesta obtenida de su plataforma:
"El sesgo en la inteligencia artificial no es accidental, sino el resultado de los datos con los que se entrenan estos modelos y de las decisiones de diseño tomadas por sus desarrolladores. OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, ha implementado filtros y reglas para evitar desinformación y discursos de odio, pero esto ha llevado a acusaciones de favorecer ciertas narrativas políticas sobre otras. Por otro lado, Deepseek, desarrollado en un contexto de mayor control estatal, está diseñado para alinearse con las directrices del gobierno chino, lo que podría limitar su capacidad para proporcionar respuestas imparciales sobre temas sensibles como derechos humanos, democracia o conflictos internacionales".
Es curioso que, al ingresar este input a Deepseek la IA nos responde: “Deepseek, como modelo desarrollado en China, está diseñado para cumplir con las regulaciones y directrices del gobierno chino. Esto incluye evitar contenidos que puedan considerarse sensibles o contrarios a las políticas del Partido Comunista Chino. Como resultado, es probable que el modelo tenga limitaciones en temas como derechos humanos, democracia o conflictos internacionales, especialmente si estos temas entran en conflicto con las narrativas oficiales.”.
El sesgo en la inteligencia artificial no es accidental, sino un reflejo de las prioridades y restricciones impuestas por las entidades que controlan su desarrollo. Las IA no solo generan respuestas basadas en datos, sino también en la perspectiva de sus desarrolladores. Mientras que OpenAI puede enfrentar críticas por su enfoque en la moderación de contenido, Deepseek está sujeto a un marco regulatorio más estricto dada su procedencia china, lo que puede afectar su capacidad para abordar ciertos temas de manera neutral.
La inteligencia artificial y el equilibrio global
La dinámica en cuestión plantea un desafío fundamental para los usuarios y las empresas que dependen de estas tecnologías. La percepción de imparcialidad es crucial para la confianza en la IA, y a medida que estos modelos se integran en procesos de toma de decisiones y difusión de información, se vuelve cada vez más evidente la necesidad de desarrollar mecanismos más transparentes para identificar y mitigar estos sesgos. En este contexto, la competencia entre modelos de IA no es solo una cuestión de precisión o eficiencia, sino también de control sobre la narrativa global. Este control no solo afecta la percepción de la IA, sino que también tiene implicaciones geopolíticas directas. En un mundo donde la información es poder, la supremacía en IA puede redefinir el equilibrio global.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha pasado del hardware al software. Con la aceleración del desarrollo de IA en China, la pregunta ya no es si el país asiático alcanzará a Occidente, sino qué tan cerca está de superarlo. El tiempo se está acabando para OpenAI y otras compañías que intentan consolidar su liderazgo. Cuanto más tarden en establecerse como empresas dominantes, más rápido se fugarán las inversiones hacia alternativas más accesibles y eficientes. La revolución de la IA ya está en marcha y, más que una explosión de una burbuja de mercado, parece que estamos presenciando una aceleración en la carrera tecnológica por la supremacía global.
La historia ha demostrado que no siempre quien lidera en las primeras fases de una competencia tecnológica es quien termina imponiéndose. La Unión Soviética dominó la carrera espacial en sus inicios, pero fue Estados Unidos quien logró llegar primero a la Luna. Con su vasta capacidad de inversión y su ecosistema de innovación, es demasiado pronto para dar por derrotado a Estados Unidos. La competencia por la inteligencia artificial ya no es sólo tecnológica, sino también estratégica, geopolítica y hegemónica: ¿podrá Estados Unidos mantener su liderazgo, o China tomará la delantera en la era de la inteligencia artificial?
Cómo agradecimientos finales, me parece fundamental remarcar el trabajo de mi colega, amigo y co-autor de esta nota, Gerónimo Becker que, desde su lugar como estudiante de Ingeniería en Sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), facilitó los conceptos técnicos más importantes a la hora de hablar de las particularidades de cada IA.
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