22/7/2025 - tecnologia-e-innovacion

Depresión : El detrás de escena del "no doy más"

Por BIOclubs

Depresión : El detrás de escena del "no doy más"

La depresión afecta a más de 264 millones de personas en el mundo, entre jóvenes y adultos. Entre los estudiantes universitarios, su prevalencia es cada vez mayor, y suele manifestarse como fatiga crónica, falta de motivación, anhedonia (incapacidad para disfrutar), ansiedad e incluso síntomas físicos sin causa aparente. El 40% de las personas con esta condición no responden ante los antidepresivos, por lo que hoy en día su “causa” y “cura” es un gran obstáculo para los especialistas.

Desde una mirada neurobiológica, la depresión se explica por múltiples alteraciones en los circuitos cerebrales involucrados en la motivación y el placer, como el sistema de recompensa. Este sistema incluye estructuras como el área tegmental ventral (VTA) y el núcleo accumbens, cuya comunicación mediante dopamina es fundamental para experimentar motivación, reforzar conductas positivas y regular el estado de ánimo

Cuando una persona atraviesa una depresión, el cerebro deja de funcionar como siempre en las zonas que regulan la motivación, el placer y las ganas de hacer cosas. Las señales químicas que deberían activarse no llegan con la misma fuerza, o simplemente no se producen como antes. Además, el cerebro pierde flexibilidad: le cuesta más adaptarse, aprender cosas nuevas o responder a lo que pasa alrededor.

También se ha descubierto que, en muchos casos, la depresión va de la mano con un tipo de “inflamación cerebral”. Es decir, el cuerpo empieza a producir sustancias que, aunque sirven para defendernos de infecciones, también pueden afectar negativamente el funcionamiento del cerebro. Esto interfiere con las emociones, el ánimo, y hasta con nuestra energía física.

Desde otra mirada, la psicología evolucionista propone una idea interesante: tal vez ciertos estados depresivos, sobre todo los leves y temporales, fueron útiles en el pasado. Podrían haber servido para alejarnos de situaciones peligrosas, para conservar energía o incluso para pedir ayuda sin decir una palabra. Aunque hoy esa respuesta puede volverse un problema, entender su origen ayuda a comprenderla mejor.

En los últimos años, además, surgieron nuevas terapias que buscan recuperar el equilibrio del cerebro de forma diferente. Una de las más estudiadas es la que usa psilocibina, un compuesto natural presente en algunos hongos. En dosis controladas y en un entorno terapéutico, ha demostrado ayudar a muchas personas con depresión, mejorando el ánimo y la capacidad de volver a conectar con lo que las rodea.

Comprender la depresión desde sus mecanismos celulares y moleculares permite no solo avanzar hacia tratamientos más eficaces, sino también desestigmatizar una condición que afecta cada vez más a estudiantes y jóvenes adultos. El desafío está en seguir integrando el conocimiento neurobiológico con las realidades sociales y emocionales de quienes atraviesan esta condición.

Autor: Sol Aebi, estudiante de la Licenciatura en Biotecnología de UADE

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