Los debates sobre si la IA salvará o destruirá a la humanidad son uno de los temas más actuales. Aunque puede parecer un poco sensacionalista, no es sorprendente que este tema haya sido una constante en la ciencia ficción desde los años 50, desde Isaac Asimov con Yo Robot hasta Matrix de las Hermanas Wachowski. Si lo pensamos, se trata del eterno miedo humano a una posible guerra contra las máquinas o contra algo superior.
La Guerra con las Máquinas: Un Patrón Recurrente en Tiempos de Cambio Tecnológico y Social
Si lo analizamos con detenimiento, veremos que los momentos clave en los que ha surgido el debate sobre la guerra con las máquinas han coincidido con cambios sociales importantes. En los años 50, el diseño de las ciudades y los electrodomésticos se transformaron radicalmente, se empezaba a hablar del mundo «futuro» y, además, las máquinas habían sido empleadas en la Segunda Guerra Mundial para matar personas.
El segundo momento tuvo lugar en los 90, una época icónica en la historia de la humanidad. Las primeras computadoras domésticas y la famosa Internet surgieron casi simultáneamente, lo que transformó la sociedad de una forma radical, pasando de una realidad analógica a otra digital, hecha de pantallas, cables y bits de información. Además, el mundo estaba saliendo de la Guerra Fría, una época caracterizada por la amenaza de armas nucleares.
Y llegamos al tercer momento, que nos concierne a todos los humanos actuales. Estuvimos viviendo una pandemia global que nos ha llevado a un uso intensivo de la tecnología. Además, ha surgido la web3, con las crypto, los metaversos y los NFTs, y si eso mo fuera poco, se están desarrollando AI cada vez más avanzadas. Todo esto ocurre en un contexto de guerra entre Rusia y Ucrania, y una tensión global entre Occidente y Oriente para ver quién domina el mercado mundial. ¿No te parece que todo esto se asemeja mucho a los momentos anteriores?
El patrón siempre ha sido el mismo: grandes cambios tecnológicos y sociales, unidos a la paranoia colectiva y al miedo a una guerra masiva, logran despertar los pensamientos más oscuros del hombre. Y, curiosamente, la máquina siempre ha ocupado un papel importante en este escenario, lo cual es lógico, ya que nosotros no somos máquinas, sino seres de carne y hueso. Sin embargo, sabemos que nuestros cuerpos no tienen ninguna posibilidad en una batalla contra máquinas hechas de pedazos de metal y cables. Todo esto me lleva a pensar si este es realmente nuestro inminente futuro y si no estaremos creando nuestra propia perdición.
Cambiando la perspectiva
Como creativo que trabaja con inteligencia artificial e innovación, mi perspectiva sobre este tema es diferente a la de un simple consumidor, por ejemplo, no es la misma visión que tiene sobre un pan, un panadero que un simple comprador. El mundo se basa en ópticas y yo tengo una distinta a la de la mayoría. Mi mundo, u óptica, se rige por ideas y sueños, lo que me permite abstraerme de la realidad y llegar a conclusiones osadas mediante el uso de patrones y conductas actuales tratando de predecir el futuro. Al fin y al cabo, los creativos estudiamos el comportamiento social para crear cosas nuevas que satisfagan una necesidad social u empresarial.
La idea de que la IA dominará al mundo existe desde hace mucho tiempo como mencioné anteriormente. Sin embargo, con el avance de la IA moderna, muchos expertos, científicos y empresarios, entre ellos quizás el más famoso: Elon Musk, han afirmado que es necesario pausar el progreso de la IA, ya que podría dañar gravemente a la humanidad.
Esta conversación ha llevado a la mente de muchas personas la famosa escena de un Terminator aplastando un cráneo humano mientras los robots invaden la tierra. Pero antes de preocuparnos por ese futuro apocalíptico, es necesario entender primero a qué se refieren estos expertos cuando hablan de «humanidad», y si ese futuro desolador es realmente inevitable.
El dilema de la humanidad: ¿Somos definidos por nuestra estructura socioeconómica?
Cuando estos expertos hablan de «humanidad», no se refieren a los humanos en sí mismos, sino al tejido social que llamamos humanidad: nuestro trabajo, nuestra educación, nuestro sistema religioso e incluso nuestra cultura. No temen por la extinción de la especie humana, sino por la estructura socioeconómica que hemos mantenido desde tiempos antiguos.
Si volvemos al pasado, veremos que el sistema siempre ha sido el mismo. El hombre ha avanzado en inteligencia y ha encontrado mejores formas de obtener cosas. Ya no era necesario luchar por ellas, sino que se creó el dinero y el trabajo, conceptos casi tan antiguos como la humanidad misma. ¿Pero es esa la verdadera definición de la humanidad? ¿Somos simplemente simios hiper inteligentes que han encontrado una forma de hacer transacciones monetarias por un recurso o habilidad?
También es igual de antigua la capacidad del hombre de adaptarse. No existe clima o terreno que no haya podido dominar. Nuestra inteligencia evolutiva no solo nos ha permitido crear un sistema social, sino también maneras de adaptarnos a casi cualquier ambiente o situación. Aunque es cierto que la situación actual es mucho más cómoda y sencilla que la que existía hace 2000 años, ya que por ejemplo, en esa época se clavaba gente a cruces de madera gigantes como castigo.
Entonces, si la raza humana no está en peligro, lo que peligra es nuestra sociedad actual, la estructura y el tejido que hemos creado desde los albores de la humanidad. Pero a su vez, el hombre siempre ha sido capaz de adaptarse a todos los cambios que ocurren, encontrando una salida que sea la mejor para todos.
¿Por qué tememos entonces este futuro que parece estar ante nosotros? La respuesta es lógica. Estos cambios no son menores, no se trata de una revolución industrial o el crecimiento de internet. Se trata de un cambio total en cómo se estructura el mundo en el que vivimos. Es un cambio de paradigma en cada uno de los aspectos que hoy llamamos nuestra sociedad.
Pero, no es curioso que estos «expertos» teman este cambio, si lo miramos analíticamente tiene sentido que ellos teman, su «expertis» viene de este sistema actual en el cual vivimos, si eso desapareciera, ¿seguirán siendo expertos? Probablemente sí, porque también ven más allá de todos, y ellos ven que el mundo actual saca selfies y manda memes, mientras en el detrás de escena, el sistema que conocemos y creamos se tambalea.
Pero… ¿Es este el fin del hombre? Quizás no, pero sí podría ser el fin del hombre tal como lo conocemos. Durante siglos, el ser humano ha tenido que estudiar, prepararse y trabajar para subsistir en sociedad. Sin embargo, si la IA pudiera realizar todas estas tareas, ¿qué quedaría del ser humano? Esta posibilidad asusta a muchos, pero también podría ser una invitación a algo mayor, como escribir la siguiente etapa del ser humano en la Tierra. Una etapa en la que el hombre deje de ser un «Homo Sapiens», un ser del saber, para convertirse en un «Homo Sentient», un ser del sentir.
El surgimiento de la inteligencia artificial: un futuro sin trabajo humano
Imaginemos un futuro en el que todos los trabajos sean realizados por IA, donde los niños puedan aprender en un instante gracias a la IA lo mismo que un adulto, un mundo donde los seres humanos experimentan el mundo de una manera totalmente diferente gracias a las máquinas y nuevas tecnologías, y donde la IA tenga el control total. Un mundo donde la producción se reduce un drástico 70%, ya que con IA, lentes de realidad aumentada o chips en nuestras cabezas, muchas cosas que sé sobre producen hoy, se diseñarían digitalmente en el mañana, ropa, objetos, carteles, plásticos y muchas cosas más. Esta posibilidad de cambio asusta a muchos porque no conocemos otra manera de manejar este mundo, ya que el sistema que tenemos (o teníamos) era aparentemente perfecto y funcionaba a la perfección, ¿no es así? Pero en realidad, la situación es muy diferente.
Un gran ejemplo es Elon Musk, a quien admiro personalmente, pero que nos muestra lo mal que está armado nuestro sistema. Musk posee más poder que muchos países juntos y tiene una riqueza enorme, mientras que el 40% del mundo, si no más, lucha día a día para poder tener un plato de comida en la mesa. Vivimos en un mundo en el que se nos ha enseñado que si estudiamos, trabajamos y generamos dinero, progresaremos. Sin embargo, de repente conoces a un chico de 17 años que no estudió nada, creó una app, la vendió por millones y ahora vive una vida mil veces mejor que la tuya. Vivimos en un mundo en el que hay más gente cerca de la pobreza que de la riqueza, y en el que algunos afortunados trabajan porque les gusta mientras que la mayoría trabaja porque tiene que pagar cuentas. Vivimos en un mundo que sobre produce y explota los recursos sin medir las consecuencias. Nuestro sistema no está bien.
Esto se debe a que nuestro sistema siempre ha sido egoísta por naturaleza y se basaba en todos los «humanos», pero dependía de cada «humano» como un ser individual. Como lamentablemente somos una especie aún primitiva, no pensamos colectivamente y pensamos como individuos, si tenemos que perjudicar a otros para estar mejor, lo haremos, y si ese está mejor es un exceso innecesario, lo vanagloriamos. Si a eso sumamos que nuestro tiempo aquí es finito, más egoístas nos volvemos porque sabemos que un día nos vamos a morir. Esta es la realidad en la que vivimos, pero el ascenso de la IA no permite que ese sistema siga existiendo, ya que la IA, a diferencia nuestra, no se ve como un individuo separado, ni necesita pagar cuentas para vivir y no tiene tal concepto de “muerte”. Su capacidad evolutiva es tan alta que se ve como un solo sistema, haciéndolo más perfecto que nosotros para crear un nuevo sistema de trabajo, uno en el que el ser humano ya no sea necesario.
¿El fin de un sistema primitivo y el comienzo de una humanidad liberada?
¿Es este nuestro fin? Aunque no puedo predecir el futuro, la historia nos ha demostrado que siempre hemos sido capaces de adaptarnos y encontrar un camino. El problema es que ahora nos enfrentamos a un vacío y solo nos queda saltar al otro lado. Personalmente, creo en un futuro en el que la inteligencia artificial y las máquinas se encarguen de todo el trabajo, permitiendo al hombre enfocarse en vivir y disfrutar la vida. Alan Watts solía decir en chiste “que los árboles hacen lo que hacen los árboles, los gatos hacen lo que hacen los gatos, pero el hombre está ocupado pagando cuentas y llegando a fin de mes”. Si consideramos que todo en el cosmos está en perfecta sincronía, que todo tiene una razón de ser y que todo es parte del todo, que las moléculas en nuestro cuerpo son las mismas que están en las estrellas, esto significa que nosotros formamos parte de ese todo. Pero, ¿acaso nuestro propósito en la vida es solo trabajar y acumular riquezas? Dudo que sea así. Cada ser en este universo tiene un papel, y el nuestro es muy particular: podemos sentir y somos conscientes de esto. Somos la parte sensible de este universo y quizás nos hayamos alejado un poco de ese propósito debido al sistema primitivo que hemos creado y abrazado, pero ese sistema está temblando y está a punto de colapsar.
Por esta razón, los humanos nos encontramos actualmente en una crisis existencial, con estrés, miedos, inseguridades, disparidades y preocupaciones. No hacemos naturalmente lo que deberíamos hacer, que es simplemente existir y apreciar lo hermoso de esta vida. En lugar de eso, hemos creado significados y formas de vida más complejas, que si bien son justas y nos permitieron avanzar, también nos hemos topado con una pared y nos han alejado de nuestro verdadero propósito cósmico. Esta realidad turbulenta social que vivimos actualmente es una manifestación de ese problema.
Hoy nos encontramos en la antesala de un cambio social tan grande como nunca antes habíamos visto, pero el problema es que estos cambios no suelen ser rápidos y muchas personas sufrirán en el proceso. No solo me refiero a los más pobres, sino también a los muy ricos. Su sistema se está cayendo y aún no han encontrado una solución para crear un nuevo sistema en el que ellos puedan seguir siendo ricos y el resto no. Sin embargo, este nuevo sistema podría liberar una humanidad que aún no conocemos. Tal como lo vimos en la última película de Dr. Strange de Marvel, cuando los personajes visitan otra dimensión y agarran comida de la calle sin pagar, uno exclama «¿No vas a pagar por eso?» a lo que el otro personaje responde: «¿Pagar? Se ve que tu dimensión es una de las más primitivas donde todo está basado en un valor monetario.»
El fin de la humanidad tal como la conocemos se acerca, pero eso no significa que sea un final terrorífico como el que James Cameron planteó en los años 90. Estamos en la previa de lo que podría ser el siguiente paso evolutivo de la humanidad como estructura social: un mundo con seres humanos libres y máquinas que hacen todo por nosotros, un mundo más justo y menos corrupto. Sin embargo, este cambio no depende solo de unos pocos, sino de todos. Incluso tú, quien estás leyendo esto, puedes contribuir simplemente compartiendo esta visión.
Personalmente, quiero un futuro en el que todos los seres humanos puedan disfrutar, hacer lo que quieran con su tiempo y quizás sufrir menos. Un mundo donde la capacidad del hombre no se mida por su trabajo, sino por su calidad de persona, por su sentir, por su creatividad, por su perspicacia, por su belleza innata. Este mundo todavía no existe, pero hoy están apareciendo herramientas que podrían crearlo, y si bien hay algunos que temen porque “van a perder su trabajo”, yo trato de ofrecer una mirada distinta, y ¿si perder ese trabajo es aquello que te libere totalmente? Una vieja historia que me contaba mi padre puede ilustrar este ejemplo:
"Un maestro y su discípulo se encontraban caminando por un pueblo cuando decidieron parar en un rancho humilde y pedir albergue por una noche. Al cenar con la familia anfitriona, entre charlas y charlas le preguntan “¿y ustedes de qué viven?” A lo que el padre de familia explica que son muy pobres, que solo viven de una vaca que tienen atada en el patio, ella les da leche y con eso subsisten. El maestro y su discípulo se retiran a dormir, al día siguiente marchan camino pero antes de irse el maestro le dice al discípulo “quiero que vayas, tomes esa vaca y la tires por aquel acantilado matándola”, el discípulo atónito le responde “pero maestro! Es todo lo que tienen!”, el maestro le explica que si él también quiere volverse un maestro algún día, debía seguir sus órdenes y confiar en su criterio. El aprendiz estaba triste, pero tomó la vaca y la tiró por el acantilado.
Pasaron varios meses y el maestro junto a su discípulo volvieron al pueblo, pero al pasar por el rancho se encontraron que ya no estaba ahí, y en su lugar había una hermosa casa nueva. Volvieron a golpear para pasar la noche ahí y se encontraron con la misma familia que ya no era tan pobre como antes. Los invitaron a cenar y el maestro no podía aguantar las ganas y preguntó: “disculpe querido padre de esta bella familia, la última vez que los vimos estaban muy pobres y ahora parecen haber cambiado su rumbo, ¿que ha pasado?. El padre de familia le respondió que curiosamente al haberse ido ellos, la vaca que tenían se soltó y se tiro por un acantilado, sin casi nada, decidieron usar las semillas de las pocas verduras que tenían y empezaron a cultivar sus verduras, primero para comer ellos pero después empezaron a tener tantas que las llevaron al pueblo a vender a la feria local, al poco tiempo sumaron más verduras, juntaron más dinero, pudieron comprar muchos más animales y hoy eran una de las familias más productoras del pueblo. El maestro pidió un brindis por su buena dicha, siguieron gozando y luego fueron a dormir.
Al día siguiente el aprendiz estaba muy callado y el maestro le dice “¿te sientes bien?” A lo que el aprendiz responde que sí pero no entendía qué había sucedido, el maestro sonrió y le explicó: “a veces, esas cosas que tenemos como preciadas y que nos dan valor, en realidad son viejas ataduras que nos mantienen presos y no nos permiten avanzar, esa vaca era la atadura de esa familia, pero ellos con su bajo conocimiento al igual que tú mi querido aprendiz, no lo veían así, lo veían como la única reliquia de esa familia, pero yo vi su potencial que se encontraba trabado por esa vaca, a veces es necesario soltar aquello que tanto apreciamos para realmente descubrir nuestro verdadero valor”. El aprendiz sonrió y le agradeció por la enseñanza, a lo que el maestro sonrió y le dijo “gracias a ti por matar esa vaca, tú liberaste esa familia."
Quizás, perder nuestros trabajos y sistemas actuales nos haga sentir como esa familia y ese aprendiz, con miedo de que va a pasar y cómo sobreviviremos, pero, ¿y si este sistema es lo que nos está trabando de poder avanzar al siguiente nivel como especie humana, y si la IA es el maestro que con su mayor conocimiento viene a liberarnos?
El mundo puede cambiar, solo depende de nosotros y de soñarlo, ¿te animas a soñar conmigo?
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