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No se trata solo de herramientas, se trata de personas. Gestionar desde la empatía

Por Melina Mazzitelli

No se trata solo de herramientas, se trata de personas. Gestionar desde la empatía

En mi carrera profesional como Project Manager o coordinadora de proyectos, me encontré trabajando en diversos rubros: desde lo educativo y social, hasta hoy, que estoy incursionando en un área innovadora como es el mundo tech.

Cuando comento un poco a qué me dedico, me gusta decir que hago que las cosas sucedan. Y sí, porque el rol del PM tiene eso: acompaña a los equipos a cumplir con sus tareas y hace un seguimiento de ellas; entendiendo un poco más allá de los obstáculos que se presentan en el camino. Así también, como una especie de superpoder, va sorteándolos al punto de sacar de la galera infinitas posibilidades para barajar y seguir el curso o, en algunos casos, empezar de nuevo.

Cuando arranqué en este rol, todavía me enseñaban el modelo de gestión en cascada, que, si lo pensamos racionalmente, respondía a una lógica que no permitía volantazos, ya que tenía un formato bastante lineal. Actualmente se trabaja desde las metodologías ágiles donde tenés instancias de iteración y revisión, entendiendo por supuesto, que es mucho mejor encontrar el error antes que al final del proceso cuando va a ser más difícil volver atrás, con las consecuencias que eso trae no solo en términos materiales o de costos, sino también de energía.

En consecuencia, también fui viendo cómo aparecen herramientas que facilitan ciertos procesos para hacer más ameno el trabajo diario, como, por ejemplo, controlar cómo va la performance del equipo. A esto sumémosle la incorporación de la inteligencia artificial, que ya te permite ordenar una minuta en cuestión de segundos.

Ahora bien, el objetivo de este artículo no es explicar qué hace un Project Manager, sino compartir que detrás de todas esas tareas por cumplir hay personas, que desde su conocimiento, deben alcanzar objetivos que determinan si algo está finalizado o no. Ya acá se abre un mundo que ni la IA puede manejar, o al menos eso creo.

Es complejo aplicar un método sin entender con qué grupo de personas estamos trabajando o vinculándonos. Del otro lado coexisten equipos diversos, con vidas o realidades muy distintas a las nuestras. Por eso, antes de arrancar un nuevo proyecto en una empresa, trato de conocer con quiénes voy a relacionarme; porque, aunque algo funcione en otros entornos y sea socialmente innovador, puede no adaptarse si no responde a las necesidades reales del equipo. No tiene sentido llegar a implementar Scrum, Kanban o cualquier otro marco teórico-práctico sin comprender antes aspectos o características tales cómo edades, de qué forma se comunican, qué les motiva o incluso qué limitaciones tienen en su día a día.

Con lo dicho anteriormente, se me abre la pregunta, de ¿Cuántas veces es posible automatizar y desarrollar frameworks, sin tener en cuenta el enfoque humano? Desde mi perspectiva, creo que no conduce a buenos resultados. Antes de cargarnos con el bolso de herramientas y conocimientos adquiridos, es fundamental desarrollar la empatía como parte de las etapas de cualquier proyecto. Abrir paso a la observación y a la escucha activa son habilidades que aportan valor a la hora de generar espacios de trabajo más saludables y gestionar mejor las frustraciones.

Un tablero de control puede verse muy lindo y bonito a la vista, pero hay algo que no refleja: cada persona llega con una energía disponible atravesada por su contexto, y eso impacta de forma directa en cómo se ejecutan las tareas. Entonces, más allá de organizar los tiempos por sprints, el verdadero desafío de esta época y aún más con el acelere cotidiano en el que estamos inmersos, no es solamente aplicar una método nuevo, sino poder adaptarlo al ritmo humano sin perder de vista los objetivos.

Como PM, somos un puente de negociación entre las necesidades del negocio, el cliente con el que trabajamos y lo que el equipo realmente puede entregar, sin agotarse ni romperse en el camino.

En mi experiencia, vale la pena tomarse el tiempo para generar tal entendimiento, ya que fueron muchas las veces que fallé queriendo entrar con mi “librito bajo el brazo” en un espacio que no se adecuaba a la realidad. Por esta razón ahora, el “¿Qué necesitás? o "¿Cómo puedo ayudarte? ” se volvió parte de mi rutina. Sabemos que no siempre vamos a poder cumplir con las expectativas de todos y todas, pero realmente hace la diferencia y eso permite crear un espacio propicio donde se puede construir la confianza.

Las herramientas como metodologías se reinventan a pasos agigantados, pero lo que no cambia es que seguimos siendo personas trabajando con personas y ahí, más que fórmulas, necesitamos conectar para seguir desarrollando la empatía.

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Melina Mazzitelli

Melina Mazzitelli

Hola! soy Melina, Lic. en Gestión Social y de las Organizaciones de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Poseo una formación en Gestión de Proyectos y metodologías ágiles, Responsabilidad Social Empresaria, Sustentabilidad y Nuevas economías. También me profesionalicé en habilidades de UX/UI y Data Analytics.

Me desempeño como Project Manager y Data Analyst. Trabajé en la coordinación de proyectos educativos y sociales en la administración pública, y hace varios años me profesionalizo en el ecosistema de triple impacto. Actualmente me encuentro ejerciendo dentro del mundo tech.

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