Poder planificar es, en todos los aspectos de la vida, crucial para poder tomar decisiones.
Dentro del mundo del Marketing, la planificación estratégica es una especie de laboratorio en el que se recopila una multitud de información mediante un análisis escrupuloso. Las fuentes de información son muy variadas. La dificultad reside en extraer de esta recopilación un análisis capaz de aclarar, o incluso descifrar, la ejecución para lograr buenos objetivos.
Fases
Se suelen distinguir 4 fases clave:
Relevamiento interno, relevamiento externo, diagnóstico y pasos a seguir. O, dicho de otro modo, un análisis interno, un análisis de competencia, una profundización en nuestras fortalezas y habilidades y un plan de acción.
Atento a todas las novedades, a las estrategias de la competencia y a los avances de las ciencias humanas para comprender mejor a los consumidores, el planificador estratégico es ante todo la persona que dará a la marca una ventaja sobre sus competidores.
A partir de un análisis detallado del contexto, el planificador estratégico identificará lo que, en el mercado y el entorno de la marca, podría convertirse en una oportunidad de crecimiento para el anunciante. Observar un mundo cambiante significa descifrar las tendencias antes que nadie, o detectar algo que nadie ha visto antes, una verdad del consumidor que nadie ha visto antes y que permite a la marca contar una historia.
Por lo tanto, la marca puede decir algo nuevo o ponerlo en escena de forma diferente. Las mejores campañas son las que dicen algo nuevo siendo originales en la forma. La planificación estratégica ahorra tiempo a la agencia y, por tanto, al cliente. Permite detectar las percepciones del consumidor que servirán a la estrategia de la marca.
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