En el campo argentino, la palabra “legado” no es abstracta. Es el olor a tierra húmeda, el sonido de un tractor al amanecer, el peso de la responsabilidad de mantener viva la obra de quienes vinieron antes. Y eso Daniel Ponzio, lo sabe bien. Su mayor anhelo es que los hijos se queden y haya arraigo. Ese deseo no es sólo personal, es el augurio de miles de familias agropecuarias que ven en el campo no solo un medio de vida, sino un modo de vida. Pero el arraigo hoy no se sostiene sólo con nostalgia o esfuerzo físico. Requiere apertura, confianza en el cambio y una apuesta por las nuevas generaciones que traen consigo nuevas formas de hacer las cosas.
En mayo de 2024, Leo Ponzio (ex capitán de River e hijo de Daniel) fue nombrado embajador de NK Semillas, el histórico semillero del Grupo Syngenta, con el propósito de relatar en primera persona la campaña y dar visibilidad al relevo generacional en su propia familia. El primer fruto visible de la alianza fue la presentación en Expoagro 2025 y Maizar 2025 con la nueva línea de maíces NK 825 Viptera3 CL y NK 835 Viptera3: híbridos con alto potencial que combinan el evento Agrisure Viptera3 (protección frente a lepidópteros) con la tecnología Clearfield para control de malezas y una tolerancia probada a Spiroplasma, una plaga que históricamente el padre de Leonardo Ponzio combatía a pala y sudor.
Cabe destacar que la apuesta no se detiene en el maíz. En sorgo, NK también propone híbridos como NK 300 para silo, cuyo bajo contenido de lignina mejora la digestibilidad y aporta hasta un 20% de grano en la elaboración de forrajes de alta calidad. Para el joven productor, añadir sorgo significa rotar cultivos, sumar materia orgánica y abrir nuevas ventanas comerciales, otra señal de una mirada más integral versus la que regía en la época de sus generaciones anteriores.
Durante la entrevista en Maizar 2025, Leo Ponzio contó que al convertirse en vocero de la marca, uno de sus objetivos es difundir la idea de que el campo argentino ya no es sinónimo de “chacarero solitario”: hoy hay branding, redes sociales, monitores de rinde y contratos de carbono. En lo productivo, se espera que los nuevos Viptera3 CL eleven los techos de rendimiento en los mejores ambientes y aporten estabilidad en fechas tardías, mientras que los sorgos de alto valor forrajero diversifiquen los ingresos.

El verdadero triunfo de alianzas como la de Ponzio y NK trasciende cualquier récord de rendimiento. Su esencia reside en la confianza, esa fuerza silenciosa que permitió a Leo Ponzio soltar el control y abrazar la innovación. Confiar significó delegar en criterios externos, apostar por algoritmos avanzados y plataformas como Cropwise que optimizan cada siembra, y apoyarse en un ecosistema de asesores que fusionan el saber ancestral del campo con la precisión tecnológica.
Este no es un mero ajuste técnico, es una transformación cultural profunda. Modernizarse no implica abandonar la herencia, sino potenciarla con herramientas de vanguardia. Como bien se ha señalado, la ignorancia del dato y la resistencia a la tecnología vinculada a genes, motivadas por el miedo o la incertidumbre de sus resultados, pueden erosionar hasta los legados más firmes.
La experiencia de los Ponzio demuestra que innovar es, en sí mismo, un acto de respeto y continuidad hacia la tradición. Es la prueba de que el campo argentino está en constante evolución: ya no hay productores solitarios, sino comunidades interconectadas por redes sociales, datos de rendimiento y relatos que tejen generaciones.
Cuando el maíz revele su esplendor y el sorgo alcance su altura, el éxito no solo se medirá en toneladas. Se contará la imagen de una familia que decidió sembrar unida, codo a codo, con la mirada puesta en el futuro. El legado de los Ponzio trasciende la tierra; perdura en la audacia de cultivar lo heredado, entrelazando ciencia, arraigo y sueños.
En Las Rosas, hoy se siembra mucho más que granos: se cultiva un legado eterno.
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