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Charla con Santiago Maggi, el socio director de BCP Global, en su paso por Bs.As.
Santiago Maggi, socio director de BCP Global, es argentino de nacimiento, aunque emigró a Miami, Estados Unidos, a los 21 años. La semana pasada visitó su país de origen y concedió una entrevista a FinGuru en la que expresó, entre otras cosas, que “el 2020 va a ser muy desafiante para el mercado local y va a haber muchos argentinos invirtiendo afuera”.
El ejecutivo también sentenció que “los latinoamericanos son conservadores a la hora de invertir: están dispuestos a ganar menos con tal de mantener sus dólares. Es algo que se ve de México a Chile, aunque nosotros siempre recomendamos diversificar en países y en monedas”. Además, opinó que “definitivamente, los bancos van a tener que adaptarse y aplicar tecnología” si quieren captar nuevos clientes.
BCP Global, una empresa Fintech radicada en Miami y registrada en la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos), ofrece una plataforma digital con “una interfaz personalizada y amigable, tanto para el cliente como para el gestor,” a entidades financieras de toda Latinoamérica, región en la que Maggi tiene una aceitada red de contactos.
La compañía tiene alianzas estratégicas con BlackRock, diseñador de portafolios globalmente diversificados, y con InteractiveBrokers, custodio de activos independiente.
En BCP Global desarrollamos una tecnología que le permite a las entidades financieras, llámense bancos, agentes de Bolsa o wealth managers, multiplicar la productividad de un asesor y al mismo tiempo, bajar los costos operativos y abrir nuevos mercados. En la industria, los honorarios se están comprimiendo de una forma violenta y hay más competencia, con lo que tener una alternativa como la que ofrecemos se convierte en una necesidad.
Sí, también ofrecemos asesoría y tenemos una solución para la parte legal de los diferentes países. Hoy, a las entidades financieras no les es rentable un cliente con cuentas off shore de menos de 250.000 dólares.
Lo que vemos es que las plataformas más exitosas son las que combinan tecnología con un toque humano, sobre todo en Latinoamérica. La confianza es clave en el mundo de las inversiones. Nuestro cliente final va al consumidor. Y con eso en mente, desarrollamos nuestra aplicación móvil, pensando tanto en el usuario como en el intermediario. Tenemos una marca blanca (white label) para que la empresa se muestre con su propia identidad, pero nosotros les manejamos la parte de compliance, por ejemplo.
Sí, el inversor latinoamericano es conservador, sobre todo en dólares. Por ejemplo, los portafolios de empresas americanas son diferentes a los de América Latina. Pero es algo normal, porque vos ya tenés tu riesgo. Los latinoamericanos están dispuestos a ganar menos con tal de mantener sus dólares. Es algo que se ve de México a Chile.
Para desarrollar un mercado de capitales profundo, se necesitan inversores minoristas. Pero es necesario hacerles la vida más simple y no complicarlos con burocracia. La tecnología lo que hace es aportar eficiencia y transparencia al cliente final, pero es una industria a la que le cuesta adaptarse a los cambios que trae consigo la tecnología, y está viniendo un tsunami.
El problema más grande que veo es que las entidades financieras, en lo referente al wealth management, quieren aplicar tecnología a un modelo antiguo. Las grandes empresas del mundo, Facebook, Google, no agarraron modelos antiguos de negocio y le agregaron tecnología, sino que repensaron y rediseñaron todo el modelo de negocio y recién ahí le aplicaron tecnología. Creemos que los bancos tienen que cambiar la forma de operar, y al segmentar a sus clientes, pueden aplicar la tecnología y ese cliente se vuelve sumamente rentable.
Definitivamente. Los bancos van a tener que adaptarse y aplicar tecnología. La desesperación más grande de los bancos es cómo hacen para interactuar con las nuevas y futuras generaciones de clientes.
Los argentinos están acostumbrados a comprar dólares y a guardarlos en la caja de seguridad. Es algo que entiendo si lo veo desde la perspectiva de estar en el país, pero no se dan cuenta que pueden invertir esos ahorros en un portafolio de riesgo moderado y ganar un 5% en promedio por año.
Sí, creo que el año 2020 va a ser muy desafiante para el mercado local y va a haber muchos argentinos invirtiendo afuera. De todas maneras, nosotros siempre dijimos que hay que diversificar en distintos países y monedas.
Sí, tenemos un monto mínimo de apertura de cuenta de 20.000 dólares, aunque no apuntamos tanto al cliente ultra retail (minorista). Nuestro promedio está en los 180.000 dólares, por eso nuestros portafolios están hechos con UCITS ETFs, por todos los beneficios impositivos que tienen esos instrumentos. ¿Quién necesita un beneficio impositivo? Un cliente que invierte 5.000 dólares seguro que no, pero uno que tiene más de 100.000 dólares para invertir, sí.
No, porque tercerizamos en BlackRock (el gestor de activos más grande del mundo), con quien tenemos una alianza estratégica y diseñan los portafolios. Todo lo decide BlackRock, y a partir de 2020, de forma trimestral, los clientes recibirán un reporte de ellos. Para BlackRock, nosotros somos la “última milla”: la solución perfecta, porque llegamos al cliente final.
Muy sencillo. Es totalmente digital: se hace online en menos de 15 minutos con el DNI, sin necesidad de firmar papeles. La regulación de Estados Unidos es mucho más sencilla que en toda Latinoamérica. Una vez que el cliente tiene abierta su cuenta, se autogestiona, mientras el asesor va viendo todo lo que su cliente va haciendo. El cliente puede ver el balance, su portafolio, en qué está invertido, cuáles son sus ganancias netas, sus depósitos y retiros, y puede solicitar asistencia en línea. Es sorprendente la cantidad de servicios que se pueden ofrecer con tecnología, y el cliente que antes no era rentable, con nuestra tecnología, pasa a serlo.
Santiago Maggi explica que si una persona física no reside en Estados Unidos pero tiene una cuenta abierta en ese país, al fallecer, los primeros 60.000 dólares invertidos no pagan impuesto a la herencia, pero del resto, el gobierno se queda con el 40% del dinero. Por eso, “nosotros operamos con UCITS ETFs, unos activos que no son americanos y no distribuyen dividendos, lo que hace que sea todo impositivamente eficiente para el cliente”.
El ejecutivo se autodefine como “100% autodidacta” en temas de mercados, ya que desde los 15 años hasta que emigró de Argentina a sus 21, fue a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA) con su tío, que era agente bursátil. “Teníamos la butaca 1”, rememora. Eran tiempos del “recinto a tiza”, completa.
Sobre su país de origen, remata: “Lo que sí tiene Argentina es que se cae, nadie la quiere, y ahí es cuando yo compro. Para mí, fue un momento de compra la caída del mercado posterior a las PASO. Pero es verdad que es un país complicado, y por los cambios permanentes y fuertes que hay, uno tiene que ser economista, abogado y contador, todo junto, para invertir”.